Análisis y Opinión

La Abogacía en la defensa del Estado de Derecho

Alfonso Merlos es Presidente de "El Mundo Financiero".

CARTA DEL PRESIDENTE

· Por Alfonso Merlos, Presidente de "El Mundo Financiero"

Alfonso Merlos | Sábado 03 de julio de 2021
Es inviable el desarrollo de una sociedad abierta, en los planos político y económico, sin la protección de las libertades de cada persona, y éstas son indisolubles del marco del Estado de Derecho, por cuanto es éste el que garantiza que puedan ser preservadas: en lo íntimo, en lo privado y en lo público. Por razones diversas, la Abogacía institucional ha tenido en términos históricos un papel marginal y, por consiguiente, apenas relevante en tanto que actor dentro de los engranajes jurídicos de la democracia, siendo sustituido su sitio por jueces y fiscales, más visibles y con su rol como lobby -por qué no decirlo- mejor y más inteligentemente vertebrado. En el plano internacional, la World Jurist Association viene desempeñando un papel singular y potente. Hoy, esta plataforma internacional está liderada por el español Javier Cremades, que en cuestión de horas promoverá la ‘Opening Session Bogotá-Madrid’ del World Law Congress 2021, que fija su sede en esta ocasión en Colombia.

La realidad hoy es que la defensa del Estado de Derecho, a escala global, es tan imprescindible como siempre, y con tanta razón como en las últimas décadas está sobradamente motivada en América Latina, donde se han producido procesos de distorsión, falseamiento y corrupción de las esencias de la democracia, comandados éstos por demagogos y tiranuelos.

Como certeramente ha puntualizado Cremades, no podemos perder nunca de vista “la necesidad de que la vida suceda bajo el gobierno de las leyes”. Y resulta estimulante que en un debate jurídico de tanto calado que reúne a prestigiosos presidentes de tribunales, magistrados, altos funcionarios de gobierno, académicos y profesionales relacionados con las leyes de todo el mundo, la voz de la Abogacía institucional suene, ahora sí, fuerte, abandonando su afonía, su debilidad o su exasperante y estéril tibieza.