Esta Ley 25/2015 de Mecanismo de Segunda Oportunidad es clave para reducir de forma significativa las cargas financieras, así como también otro tipo de medidas de orden social. Sin embargo, es un hecho que cuando una persona se acoge a la misma, pero tiene una vivienda propia, existe la posibilidad de que la misma sea embargada, lo que lleva en muchas ocasiones a pasar de este magnífico recurso para comenzar de cero.
Pese a lo anterior, es importante destacar que sí hay formas en las que es posible acogerse a esta Ley de Segunda Oportunidad sin que ello implique perder la vivienda propia. Para ello se deben cumplir con ciertos supuestos básicos, entre los cuales, destacan los siguientes.
Uno de los aspectos a considerar es cuando el valor de la hipoteca es superior al valor, per se, de la vivienda en el mercado. En este caso, el propietario no debe vender su vivienda, porque no tiene sentido la enajenación del bien cuando no es posible utilizar el importe obtenido para cubrir las deudas. En esos casos, las probabilidades de que un juez indique la venta del inmueble son muy bajas.
Otro de los supuestos que influyen en no perder la vivienda, es cuando la venta de la misma suponga un empeoramiento significativo de la situación financiera del solicitante. Para ello, se considera cuando el coste de la enajenación supera el precio que se puede obtener por la venta, o bien, cuando la enajenación genera un coste mucho más elevado que no merece la pena ser asumido.
Si bien, la venta de la vivienda propia suele ser lo más común, esta no tiene sentido cuando no permite solventar de forma efectiva los compromisos financieros del interesado. De ahí que los supuestos anteriores sean claves para conservar la vivienda pese a acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad.
Presentar toda la documentación Ley Segunda Oportunidad de forma pertinente y adecuada es fundamental para acceder a este mecanismo y así solventar todos los problemas de deudas adquiridos hasta ese momento.
A continuación compartimos cuáles son algunos de los documentos esenciales, aunque puede haber cambios sutiles en función de la situación de cada solicitante:
En general, la documentación anterior es la necesaria para solicitar acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad, aunque como comentamos anteriormente, en algunos casos, el juez puede exigir la presentación de otros documentos adicionales.
La Ley de Segunda Oportunidad, como su nombre indica, es uno de los mejores mecanismos para comenzar de nuevo, desde cero, sin arrastrar deudas que mantengan al solicitante en una espiral de autodestrucción financiera. Lo mejor es que, pese a las consecuencias más conocidas que implica esta ley, es posible no perder la vivienda propia, aunque cada caso debe ser analizado de forma personalizada.