Cada vez más hogares notan la llamada fatiga de suscripción. La saturación de ofertas, las subidas de precios y la falta de tiempo para consumir todo lo que se paga impulsan recortes, cuentas compartidas y rotación de servicios. “Muchos mantienen suscripciones por inercia, cuando cancelarlas es lo racional”, señala Muñiz.
Muchas de esas suscripciones luego no compensan y no se aprovechan por todo lo que se está pagando, más aún si estamos suscritos en varias plataformas. Por eso, surgen los paquetes o “bundles”. Estos servicios tienen sentido “si agrupan bienes que de verdad se van a usar y dejan un ahorro claro, aunque destruyen valor cuando obligan a pagar extras que no interesan o esconden cobros difíciles de gestionar” explica el profesor de Economía de la Universidad Europea. “Un bundle solo conviene si coincide con tu consumo y simplifica la vida”, detalla.
Además, estas suscripciones se aprovechan de varios sesgos. Los pagos automáticos o los períodos de prueba gratis son ejemplo de ello. Muñiz explica que “los pagos automáticos apenas los notamos y no sentimos la urgencia por cancelarlos y las pruebas gratis se nos suele olvidar darnos de baja y ya nos llega el cargo”.
A su vez, las empresas diseñan planes para acercar el precio a lo que cada persona está dispuesta a pagar. Pero muchas veces, es “una discriminación de precios legal que maximiza ingresos, donde la sensación de tarifa plana puede engañar”, afirma. “Es como una barra libre de Nochevieja o un buffet, pagas por un acceso ilimitado que rara vez exprimes al máximo y el coste por uso se dispara. Si no mides tu uso real, no estás ahorrando”, resume Muñiz.
Para controlar mejor estos gastos, Muñiz recomienda “revisar las suscripciones una vez al mes o al trimestre, comprobar cuántas están activas, cuánto pagamos en total y si realmente las usamos”. Aconseja detectar servicios duplicados en la familia, valorar planes compartidos más económicos y llevar un registro de altas y bajas para no acumular servicios. “Marcar un ‘día de auditoría’ en el calendario y activar avisos de pagos recurrentes ayuda a decidir a tiempo y evitar sorpresas”, añade.
Mirando al futuro, el profesor prevé modelos más a la carta, con cuotas básicas y cargos variables según uso real, así como precios que se ajusten a la demanda y la hora. También anticipa más “bienes físicos bajo suscripción dentro de la economía circular y planes que agrupen varios servicios en uno solo para simplificar la gestión”. “La clave será aportar flexibilidad y valor para reducir la fatiga del usuario”, concluye.