El problema de mantener esos privilegios decimonónico-carlistas, por cierto de fuerte raíz franquista e incluso José Antoniana ( ambos hablaron de provincias traidoras y no traidoras para concebir privilegios) no es democrático, es que es absolutamente opuesto a una democracia de ciudadanos libres, iguales y solidarios, a partir de que concede privilegios territoriales no debidos a situaciones geográficas particulares. Y conviene no apelar a míticos derechos medievales no vaya a ser que cualquier otra región quiera recuperar el derecho de pernada. En cierta manera impide totalmente la igualdad ontológica entre españoles y crea envidia y enfrentamientos territoriales en una democracia que, según otros preceptos constitucionales contradictorios debería ser una democracia de ciudadanos muy río arriba de derechos regionales. Pero ahí está, y probablemente tengan razón quienes dicen que no conviene abrir ese melón emponzoñado en estos momentos en los que nuestra Patria se enfrenta con carácter permanente a un golpe de Estado y a una desintegración acelerada de sí misma y de sus Instituciones. Deberá ser la tarea de futura(s) generación(es), si es que España sigue en pie-
Pero, en cambio, existe un tema que se puede y debe resolver a la mayor urgencia por decencia y ética social. Los españoles soportan mal las desigualdades materiales exageradas o abusivas, afortunadamente. Y en ese marco, el cálculo de los cupos “forales” es una vergüenza gigantesca y humillante. Genera envidias, reclamaciones de otras regiones centrífugas al grito de ¿”Y yo por qué no?”, y provocan desigualdades intolerables e indignas de una democracia seria. ( Por ejemplo, en la renta mínima de inserción o equivalente y en la financiación de los gastos sociales) y rompe obscenamente toda noción de solidaridad individual. Con la verdad por delante, es indispensable una Ley urgente que retome el cálculo de los cupos “forales”, una revisión de lo acaecido ( “métodos mágicos” dijo el profesor Lafuente ) y el establecimiento de un sistema justo, igualitario y solidario. Por vergüenza torera.