JUEGOS OLÍMPICOS
· Por J. Nicolás Ferrando, director de Artelibro Editorial
Inevitablemente, al contemplar el espléndido despliegue olímpico de París, no he podido dejar de sentir una especie de “envidia sana” hacia la capital francesa, que celebra por tercera vez en su historia unos Juegos Olímpicos y ha sorprendido al mundo entero proyectando una inigualable imagen de vanguardia, modernidad y poderío. Este contradictorio sentimiento viene dado porque Madrid es la única gran ciudad europea que todavía no ha celebrado un acontecimiento de estas características. ¡Sí, señores y señoras, Madrid todavía espera! Me he vuelto ha preguntar –ya lo he hecho en algunos de mis libros– las razones de por qué la capital de España no ha acogido nunca en su seno la preciada llama olímpica, pese a intentarlo en numerosas ocasiones. La respuesta no es sencilla, pero creo personalmente que tiene aristas externas, en los que interviene el siempre cambiante y caprichoso orden mundial, y también motivos internos, donde tenemos que hacer el difícil ejercicio de mirarnos en el espejo.