José María Méndez es fundador y presidente de la Asociación Estudios de Axiología. Organiza anualmente, en colaboración con la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, un ciclo de conferencias sobre Valores Humanos. Para él la relación entre Economía y Ética viene de lejos. En 1970 precisamente publicó un libro por título Relaciones entre Economía y Ética. La actual crisis que padecemos, iniciada en octubre de 2008 pese a las negaciones del gobierno español de entonces, le han llevado a nuevas reflexiones que refleja en su nuevo libro ¿Crisis económica o crisis de valores?, publicado por Editorial Sepha.
En su libro mantiene que la crisis actual, iniciada justo 79 años después del crash de Nueva York, solo puede compararse con aquel desplome de la Bolsa neoyorkina. ¿Qué coincidencias y diferencias hay entre ambas crisis?La crisis actual tiene dos etapas. El pánico financiero de octubre de 2008 fue casi idéntico al de octubre de 1927. Pero la crisis de estados soberanos europeos en julio de 2011 es algo nuevo en la historia de la economía. Además, en 1929 no hubo burbuja inmobiliaria, sino solo especulación en la Bolsa de New York.
Aquella se superó con el New Deal del presidente Roosevelt, si bien ayudado por la Segunda Guerra Mundial. El presidente Obama no da con la ‘tecla’ correctora, ¿quizá otra guerra lo solucionaría?, ¿de ahí puede derivar la permanente tensión con Irán?Por supuesto que una guerra sería la solución instantánea de todo el actual caos económico en Occidente. Espero que el Presidente Obama esté buscando algo mejor. Por lo demás, el New Deal no superó nada. El mérito no fue de Keynes, sino de Hitler. Una economía sana y próspera es liberal, no intervencionista.
Como es lógico culpa de la crisis a especuladores, banqueros y políticos. Pero dedica un apartado específico a los indignados. ¿No hay ahora también indignados con los indignados?Tomo a los indignados como pretexto para enfatizar que las tecnologías actuales permiten hacer frecuentes referendums, y combatir así el secuestro de la democracia por los partidos políticos, algo patente hoy día en España.
Sobre el nacionalismo dice que es doblemente odioso. Aunque en el libro lo argumenta sobradamente, ¿podría resumirlo en dos líneas?Convierten en obligación ética lo que es libertad estética. Para ellos la persona es para la sociedad, y no al revés. Por eso son odiosos tanto en ética y como en estética.
Para finalizar, acaba el libro con un epígrafe muy directo: “La libertad no es un valor”. ¿Qué es la libertad?La libertad positiva define al ente que tiene ante sí un arco de valores a realizar y que dan a su existencia su exacto sentido. No es un valor que debe ser, sea o no sea, sino una realidad que ya es. La libertad negativa es solo la obvia consecuencia de hacer el bien o el mal de esta o aquella manera. Por supuesto la noción vulgar de libertad es la negativa.
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