Estimados lectores, deseo fervientemente dedicar uno de mis artículos a la glorificación y al elogio, de los hipotéticos buenos resultados obtenidos en la gestión de la política económica y financiera del ejecutivo comandado por el señor Rajoy. Es obvio que se está prolongando en demasía, la reforma del sistema financiero y bancario español, el derrumbe ya deviene en telenovela negra. Los inversionistas y agentes calificadores no nos creen, claramente se demuestra en la disparatada prima de riesgo y la voracidad de los bancos y cajas para cubrir sus necesidades de capitalización. No se cómo va a terminar esta situación tan perpleja y sospechosa de manipulación.
Estaría encantado de poder describir o dibujar las líneas maestras de de una economía dinámica, creadora de riqueza y de empleo. Una economía que se hallara en plena transición del ladrillo hacia una economía basada en el conocimiento y en el talento , en la que nuestros jóvenes y no tan jóvenes investigadores se encontraran plenamente ocupados en sus tareas y actividades investigadoras en aquellos centros tecnológicos que disponemos a lo largo y ancho de nuestra piel de toro.
Recordamos que el prestigioso bioquímico de origen ruso, Alexander Varshausky, nos resume la siguiente verdad de Perogrullo, reflexiona que “matar la innovación es fácil, lo difícil es resucitarla”, este científico galardonado por la Fundación BBVA recibirá el próximo 21 de junio su premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biomedicina. Lleva la friolera de treinta años dedicado al avance en los procesos biomedicinales de las ubiquitinas, campo científico relacionado con las alteraciones de cualquier clase de proteínas.
Proteínas que pronto va a necesitar nuestro maltrecho tejido industrial, es inaceptable que centremos nuestra economía en la ingeniería financiera, lo que realmente necesitamos es potenciar nuestra industria en general, la que genera empleo directo e indirecto, la que exporta bienes y servicios, en definitiva la que difunde la marca España en todos los mercados donde está presente. La industria financiera ya hemos visto lo que busca y cómo lo diseña, con mala artes y presionada por la codicia de quienes la dirigen. Si superamos esta prueba, esto sí que es un autentico test de stress, debemos abjurar de la especulación elefantiásica.
De esta forma lo expresaba Juan Rico y Amat, ilustre abogado y periodista nacido en Elda y asentado en Madrid durante el siglo XIX, en su Diccionario de los Políticos (1855), en la voz Bancarrota, la define como un “achaque muy común en los gobiernos transitorios y despilfarradores. Los gobiernos representativos, como los más caros, son por fuerza los más amagados de tan mortal accidente. Cuando se presentan los síntomas verdaderos suele contenerse el mal con una cataplasma de empréstito o con un calmante de creación de nuevo papel.” Esta reflexión tan nítida se difundía ya en una época caracterizada también por situarse al margen del progreso industrial e intelectual de las demás naciones de Europa.
Hemos subrayado ya el deterioro y el castigo sufrido por Bankia en bolsa durante esta última semana, en concreto la sorprendente y kafkiana situación contable de sus balances, pasando de un beneficio de 300 millones de euros a una necesidades de capitalización de más de 20.000 millones de euros, si convertimos a pesetas, deberíamos de salir corriendo. Una vez realizado una lectura tranquila, sosegada y secuencial de la crisis de Bankia y otros, me transporta virtualmente a una sala de cine donde se está proyectando una de las películas pioneras en suspense y terror “La noche de los muertos vivientes”, película de terror de 1968, dirigida por George A. Romero. Película que años después influyó en el género del cine gore y en el subgénero de cine de zombis. De esta grafica manera me imagino a determinadas entidades financieras, encontrándose muertas y que de forma repentina por una extraña razón “volvieron a la vida”. Una excesiva y abusiva politización de los órganos rectores de las cajas y bancos, así como un proceso de reestructuración demasiado lento, ha provocado que día a día nos tropecemos en la vía pública y centros financieros, con entidades absolutamente zombis y ávidas de capital que llevarse a sus arcas, mientras asistimos a un empobrecimiento generalizado de la sociedad civil.
Lo que si está claro es que de esta forma no podemos seguir ni un minuto más, nos jugamos nuestra propia autonomía para salir de esta complicada situación. George Orwell y su Big Brother nos observan.
- Vicente Vera Esteve es economista y escritor
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