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EDITORIAL

El canto del cisne de Clara Guzmán en la CNC

martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
Clara Guzman, Directora de Investigación de la Comisión Nacional de la Competencia.
Clara Guzman, Directora de Investigación de la Comisión Nacional de la Competencia.
Ahora resulta que llega la Comisión Nacional de Competencia y decide unilateralmente, de oficio y sin denuncia ni queja alguna de por medio, que los operadores móviles que tienen red –es decir, los que han invertido y se han currado una infraestructura compleja y carísima- están atosigando a los pequeños con los precios de los mensajes cortos. Y por ese concepto que no había sido denunciado por ninguno de esos operadores supuestamente agobiadísimos, va y les calza a las tres compañías telefónicas más grandes nada menos que 120 millones de euros.



A ver si llega ya el regulador único, como quiera que sea, y por lo menos terminamos con esta pesadilla de intereses cruzados entre unos y otros que solo sirve para enturbiar el mercado y engordar las arcas de algún indeseable.

Ahora resulta que llega la Comisión Nacional de Competencia y decide unilateralmente, de oficio y sin denuncia ni queja alguna de por medio, que los operadores móviles que tienen red –o sea, que han invertido y se han currado una infraestructura compleja y carísima- están atosigando a los pequeños con los precios de los mensajes cortos. Y por ese concepto, que, insisto, no había sido denunciado por ninguno de esos operadores supuestamente agobiadísimos, les calza a las tres telefónicas grandes nada menos que 120 millones de euros.

La Comisión de Competencia tiene varios problemas, todos graves y que saltan a la vista –aunque el de financiación no creo que sea uno de ellos a la vista de cómo se las gasta-. En primer lugar, un presidente que parece que manda poco o nada y que bastante tiene con defender cual Asterix lo que le queda de chiringuito antes de la fusión de reguladores prevista para marzo.

En su lugar, el mando de la Comisión lo ha tomado la directora de Investigación, Clara Guzmán, que es cualquier cosa menos clara, además de una mujer ruda, maleducada y con un especial interés en caer mal, o eso simula. Guzmán es de esas personas que cree, como el conde Lucanor, que “si al principio no muestras bien quien eres, ya no podrás después, cuando quisieres”, y ha decidido que su estrategia es la de la agresividad en las formas y los fondos, pensando, erróneamente, que es la forma de que lo tomen a uno en serio.

Y todo eso no pasarían de ser malos humores profesionales, como hay tantos, si no fuera porque las investigaciones de doña Clara terminan en multazos que, en primer lugar, ponen en cuestión la reputación y el buen hacer de compañías que viven tranquilamente en competencia, ellos y sus clientes, y en segundo lugar, pretenden sacar hasta 120 millones, como si no dijeran nada, de sus ya maltrechas cuentas de resultados.

Lo que deberían hacer los tres CEOs de las grandes compañías es plantarse delante de la puerta de la CNC a esperar a Bernaldo de Quirós y pedirle explicaciones, cual "movilflautas" cualesquiera. Es seguro que en el tête-a-tête, ni él mismo sabe por qué han multado, por cuánto, cómo, dónde y con qué razones.
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