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Policrisis

· La endeblez de la economía española actual no es coyuntural sino estructural, resultado de la pérdida de soberanía efectiva, de la configuración y deriva corrupta del sistema político e institucional y de la ausencia de una planificación y autonomía estratégica

23/10/2023@10:49:46
Ejemplos de la preocupante situación estructural de España pueden observarse atendiendo a varios indicadores y métricas recientes. Resulta ilustrativo comprobar, con datos de la OCDE, que España figura a la cola de esta organización en satisfacción con el funcionamiento de la democracia (por debajo de 4 puntos sobre 10), sólo superando a cuatro países con un pasado comunista (Eslovenia, Eslovaquia, Croacia y Polonia). Además, España ha perdido dos posiciones en el Índice sobre el Estado de Derecho en el mundo del 2022, publicado por la organización World Justice Project. España se sitúa por detrás de Corea del Sur, la República Checa, Francia y China. En relación con la ausencia de corrupción, España empeora dos posiciones, lo mismo que sucede con la ejecución normativa.

· Por Pablo Sanz Bayón, Profesor de Derecho Mercantil, Universidad Pontificia Comillas

Comprender el modelo económico del Régimen del 78 constituye un elemento esencial para analizar críticamente la deriva de su sistema político y sus efectos sociales. Un modelo de crecimiento que se ha fundado en gran medida sobre el turismo y el ocio, la especulación del suelo y la construcción, esto es, en el ladrillazo y en los pelotazos urbanísticos. La economía española desde hace décadas presenta una economía muy terciarizada: en 1995 el sector servicios ya representaba el 60,4% del PIB nominal. En 2022, esta cifra subió hasta el 74,53%. La industria supone tan solo el 17,60%, frente a casi el 30% que alcanza en Alemania, y el sector primario el 2,65% (Guía de Negocios en España 2023, ICEX).
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· El ángulo de visión de la problemática nacional debe ser más amplio que el estrictamente interno

Hay que retrotraerse a los cambios operados en la estructura económica española en la primera etapa del Régimen vigente y a la geopolítica adoptada o impuesta. Para ello es medular situar la cuestión en el análisis de las razones que llevaron a que la partitocracia del 78 fuera desmantelando las industrias españolas y sus empresas estatales en sectores estratégicos a partir de los años 80. En primer lugar, resulta relevante recordar que en 1968 la revista Actualidad Económica publicaba que España se convertía en la octava potencia del mundo, según el Banco Mundial. Al término del anterior régimen, en 1975, la economía nacional ocupaba la décima posición. De 1959 a 1974, España había gozado de la tasa de crecimiento económico más rápida (después de Japón), fruto de un capitalismo estatal, desarrollista y reformista, que respetaba los derechos de propiedad y fomentaba y protegía el trabajo estable y la vivienda digna. Bajo el régimen previgente se había conseguido el mayor ciclo de industrialización y prosperidad que jamás había conocido España. Por mucho que se haya tratado de soslayar esto por parte de la narrativa dominante en las últimas décadas, los datos duros son accesibles y elocuentes.