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CLAVES DE UN ENTORNO EMERGENTE

La República de Guinea Ecuatorial está afrontando decisivas transformaciones de su estructura económica que multiplicarán por dos su potencial en solo un quinquenio (Foto: José Luis Barceló, ElMundoFinanciero.com)
La República de Guinea Ecuatorial está afrontando decisivas transformaciones de su estructura económica que multiplicarán por dos su potencial en solo un quinquenio (Foto: José Luis Barceló, ElMundoFinanciero.com)

Rajoy y Obiang

Por José Luis Barceló, Editor-Director de El Mundo Financiero (www.elmundofinanciero.com)

martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
El encuentro, o más bien el desencuentro, entre los mandatarios de España, el presidente Mariano Rajoy, con el de la República de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, con motivo de la reciente cumbre Africa-Unión Europea celebrada en Bruselas, suponen un punto para reflexionar acerca de la política exterior española y la necesidad de reenfocarla hacia la recuperación del diálogo con el entorno cultural hispano en el mundo. Un dato ha sido cierto: mientras Rajoy despreciaba la foto y la reunión con su homólogo africano, muchos otros mandatarios han buscado sentarse a la mesa de Obiang y ocupar el espacio desalojado por España en sus relaciones con Guinea Ecuatorial. La presencia estadounidense o china ocupan hoy un espacio primordial en el país africano.

La reciente cumbre África-Unión Europea que se ha celebrado en Bruselas y que ha reunido a los ministros de exteriores europeos y africanos para abordar problemas Norte-Sur, ha concitado una inusitada atención en torno a los líderes y las propuestas. El premier español, el conservador Mariano Rajoy, logró que en la agenda se incluyera su propuesta de tratar el asunto de la inmigración ilegal que asedia casi a diario las fronteras españolas en los enclaves africanos de Ceuta y Melilla, aunque no se ha alcanzado ninguna decisión que resuelva este problema que asedia las fronteras de la UE por tierra y mar.

Pero lo que más ha llamado la atención ha sido la resistencia de Mariano Rajoy a dejarse fotografiar con Teodoro Obiang Nguema, presidente de la República de Guinea Ecuatorial, una antigua provincia española que ha tenido la suerte de toparse con inmensos yacimientos de gas y petróleo en el subsuelo de la plataforma marina de sus aguas territoriales. Obiang ha aprovechado su viaje a Europa y pudo tomar parte igualmente en el funeral por el fallecimiento del ex presidente español Adolfo Suárez, impulsor de la transición española a raíz de la muerte de Franco en 1975, pero Rajoy y los ministros españoles rehuyeron el contacto con el mandatario ecuatoguineano para no “verde contaminados” en los medios de comunicación.

Al cabo del tiempo, no deja de resultar irónico que el mismo Obiang Nguema naciera como español en 1942, y que incluso llegara a formarse como militar en la Escuela del Oficiales del Ejército de Tierra que España tiene aún en Zaragoza, de la que salió como Teniente. Hoy en España se le trata como a un apestado, pero no actúan igual otros países que han visto en Guinea Ecuatorial una oportunidad de negocio.

El sentimiento del ecuatoguineano frente a sus homólogos españoles es como el de los padres que han abandonado a su hijo: dolor por el abandono y la indiferencia, pero altivez por la independencia lograda. La República de Guinea Ecuatorial es hoy un país de contrastes, como pudo quedar de manifiesto en el transcurso del Foro Emerging Equatorial Guinea, celebrado en Malabo el 3 y 4 de febrero pasado con la concurrencia de una nutrida representación de autoridades financieras y monetarias mundiales, inversores internacionales y autoridades diversas. Pero también llamó la atención el reconocimiento que brindan hoy a Guinea Ecuatorial –y a su presidente Obiang-, los países del entorno africano, especialmente los del Golfo de Guinea, antaño rivales, que reconocen en Guinea Ecuatorial una evolución, no solamente en lo económico o en las inversiones, sino también en lo social y en lo político.

Obiang es un militar más que un político, y su orientación siempre va enfocada a lograr éxitos y objetivos concretos. Guinea Ecuatorial ha pasado muy rápidamente de estar considerado como país bajo en los índices de desarrollo humano (IDH), a considerarse como medio, con un IDF del 0,55, y los expertos consideran que en el transcurso del próximo quinquenio alcance la categoría de desarrollo alto con un IDH por encima de 0,70. Buena parte de estos evidentes éxitos y del exponencial crecimiento que está experimentando el país, se deben a la suerte granjeada por sus reservas petrolíferas.

Aunque en este contexto, la situación de España con respecto a Guinea Ecuatorial es inconcebible para muchos, pues cuestiona uno de los pocos dirigentes africanos que es respetado a la vez por China, Estados Unidos o Francia a la vez. España se mantiene en recesión en esta zona del mundo, como le ocurre en muchas otras, pero aquí se percibe con un sentimiento emocional que no se capta en el resto. Guinea Ecuatorial es hoy el único país de África en que se habla español, aunque este idioma también está en retroceso a favor del inglés o del francés. El Foro Emerging Equatorial Guinea fue una buena muestra: escasas fueron las empresas españolas presentes, frente a un aluvión de inversores y compañías francesas o norteamericanas: los whiskies de los after hour de las sesiones se producían en inglés sobre las barras de los bares de los hoteles.

Los pecados de España con Guinea Ecuatorial arrancan de mucho tiempo atrás: Hispanoil abandonó las explotaciones petrolíferas, y simultáneamente las compañías españolas se retiraban de las explotaciones pesqueras o el negocio del cacao. Es por ello que no deja de asombrar la manera en que España y su gobierno ignora a todos los que tuvieron que ver con su pasado en una dinámica como una huida hacia adelante: mientras Rajoy no se quiere sentar a la mesa con el mandatario ecuatoguineano hay decenas de dignatarios de todo el mundo que están deseando tener la oportunidad para sentarse al lado de Obiang y tratar de negocios a la misma altura que lo hacen los franceses y los estadounidenses. Si España fue en el pasado el primer socio económico de Guinea Ecuatorial, hoy ese espacio ha sido cedido hasta el tercer puesto en beneficio de Estados Unidos y China. Y la distancia crece.

Guinea Ecuatorial ha sabido ganarse a pulso un reconocimiento creciente en la esfera de las relaciones exteriores centroafricanas, y no ha sido precisamente con la ayuda de España. Los avances en electrificación, agua corriente o viviendas sociales son notorios, siendo uno de los países del entorno que más rápidamente ha avanzado en los últimos años. También es el único que ha conseguido controlar pandemias como las del paludismo, o que ha logrado una altísima cota de escolarización infantil. Guinea Ecuatorial tiene por delante un futuro prometedor para un país que reúne poco más de 700.000 habitantes en un territorio relativamente pequeño.

Y la confianza que le merece al inversor extranjero es precisamente la de la seguridad que garantiza la presencia de numerosas compañías extranjeras, en un entorno estable y de constante crecimiento. Para muchos dirigentes africanos, Guinea Ecuatorial ha pasado por Bruselas como un ejemplo, un modelo envidiable y a seguir al que todos quisieran parecerse.
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