En primer lugar conseguir una mejora de la competitividad solo con bajada de salarios conlleva a una reducción del consumo interno, que tan dañino está resultando en la crisis española, para muchos el primer causante del descenso en picado del PIB. Si además añadimos que el descenso en salarios ha ido acompañado de despidos en las grandes empresas para realizar el mismo trabajo con menos personal y mejorar sus costes, indudablemente supone otro descenso añadido en el consumo interno y una carga adicional para el déficit nacional vía incremento del paro y descenso en los ingresos de cotizaciones sociales e impuestos.
En segundo término las subidas de precios además de no ayudar a la competitividad suponen un incremento de la inflación y pérdida de recursos para el consumo interno. Ciertamente lo único que hacen es mejorar la cuenta de resultados de las grandes empresas. Pero en su contra está el comentado aumento de inflación cuando el objetivo es reducirlo para ser más competitivo y no ir a una cadena de aumentos de precio vía índices inflacionarios. Pero además al ser productos en su mayoría necesarios para el consumo, su alza resta liquidez a las familias y retrocede el consumo en otros productos afectando al crecimiento y generando más incertidumbres y paro añadido.
Otra derivada es el aumento de los beneficios de las empresas, que mayoritariamente estas participadas por fondos de inversiones y de pensiones extranjeros, con lo cual el traslado de beneficios vía de dividendos lleva a mejorar mayoritariamente las rentas extranjeras pero aquí en nuestro País nos queda las rebajas salariales y el coste de la inflación.
Para evitar todo esto el Gobierno debe de controlar los beneficios exagerados del tejido empresarial español de grandes empresas cortando los oligopolios implantados, y trasladando más competencia en sectores estratégicos como los petroleros, energéticos, farmacéuticos o ferroviarios, y vigilando mientras que los cárteles oligopolísticos no abusen en el mercado. Y por supuesto entender que la competitividad no solo se alcanza con reducción de salarios, hay otras medidas que son mejores para el crecimiento del País, desde la contención de beneficios hasta el mayor desarrollo de I+D +i. Y este comportamiento es el más utilizado en Europa, que como comentábamos al principia se asusta y escandaliza con lo que sucede en nuestras grandes empresas.
- Juan Antonio Zuriarrain es economista y diplomado en Comunidades Europeas por la escuela Diplomática