La banca online ha experimentado un importante desarrollo desde su aparición en España en 1999, hasta el punto de crecer a un ritmo del 80% en los últimos años. La actual situación de crisis, que ha derivado en la reducción de 30 entidades y más de 25.000 puestos de trabajo en el sector bancario desde 2007, ha forzado además a los bancos a redefinirse, tratando de encontrar un modelo de negocio rentable y dando por primera vez una importancia capital a las nuevas tecnologías.
Este nuevo tipo de banca cuenta con una serie de ventajas estratégicas entre las que destacan la comodidad y la disponibilidad de acceso global. Solo se requiere un dispositivo con Internet para acceder al banco y realizar cualquier operación. Desde cualquier sitio, a cualquier hora. Ya no hay que esperar a que el banco esté abierto, sino que ahora ya reclamamos servicios 7-24 (7 días abierto, las 24 horas operativo).
Otra ventaja de este nuevo modelo de banca es que permite la reducción de costes para la entidad, al no haber sucursales (o disponer de un reducido número), lo que a su vez debería redundar en un ahorro para el consumidor. Si el banco tiene menos costes, puede permitirse reducir las comisiones para los clientes. En realidad, esto ha sido uno de los errores que ha cometido la banca tradicional, que ha intentado competir sin sentido contra los bancos online reduciendo comisiones, en vez de luchar por defender los elementos diferenciadores de la banca tradicional (¿A que todo el mundo asume que no paga lo mismo por lavar él mismo su coche que por encargar en su taller una limpieza integral?).
Los bancos online se han transformado en grandes “supermercados financieros y de ahorro” al servicio de los usuarios, en los que se tiene acceso a instrumentos financieros de todo tipo: desde los fondos de inversión de siempre hasta los productos más novedosos, como los CFDs. Servicios, herramientas, información, cotizaciones en tiempo real, noticias,…todo en una plataforma. La banca online supone en realidad un traspaso de poder: el que antes estaba en manos del banquero ahora se traslada al cliente. Pero ¡ojo! Todos estamos capacitados para llevar un Fórmula 1, pero antes es necesario cumplir con algunas condiciones: saber conducir y recibir además unas lecciones básicas extra. La información es poder, pero hay que saber utilizarla, y hay que enseñar al usuario cómo hacerlo. La formación es clave y este un aspecto que algunas plataformas online miman de forma muy especial.
Pero como casi siempre en esta vida, toda cara tiene su cruz. El banco online tiene unas ventajas innegables, pero en el camino se deja algunas cosas importantes. Es la lucha de lo racional contra lo emotivo. La banca online no es “Pedro, mi banquero de siempre”, es un ente en principio lejano que no puedo sentir, ni ver ni tocar. Es necesario redefinir la relación, crear unos nuevos lazos emocionales cliente-entidad, con muchas menos herramientas de las que contamos en el “cara a cara”. En este entorno, la precisión, la integridad de la información o la transparencia cobran especial relevancia.
Aunque aún hay quienes siguen siendo reacios a dejar de lado a “su banquero de toda la vida” por una máquina, lo cierto es que la implantación de las nuevas tecnologías se está imponiendo a pasos agigantados y la confianza en la misma crece al mismo ritmo.
Así, la banca online se está consolidando en nuestro país. Actualmente existen varias entidades que operan exclusivamente a través de plataformas web y los bancos tradicionales, temerosos de perder competitividad, están también dando el salto a la red.
- Victoria Torre es Responsable de Análisis de Self Bank