China, el principal valedor de Corea del Norte, también está en la agenda del régimen norcoreano en su estrategia de negociadora, y esta misma semana Kim Kye-gwan, enviado de Kim Jong-un para las conversaciones a seis bandas, visita Pekín, cansada de los vaivenes de Pyongyang y que ya ha mostrado su verdadero deseo de una nueva etapa de tranquilidad y sin armas nucleares en la península coreana.
El enviado de China en las negociaciones nucleares con Corea del Norte, Wu Dawei, ya dejó claro que Pekín no permitirá a Pyongyang que se convierta en un estado nuclear, una postura que comparte con Seúl y Washington y, además, Wu, tras conversar recientemente en la capital china con su homólogo surcoreano, Lim Sung-nam, advirtió que “China no aceptará a Corea del Norte como estado armado nuclear". Lo que demuestra, según la agencia surcoreana Yonhap, que China se está distanciando de Corea del Norte. “Percibo una gran impaciencia en China”, añadió la misma fuente, en relación a la retórica belicista norcoreana, tras su última prueba nuclear del 12 de febrero.
El presidente chino, Xi Jinping, en abril pasado, dijo que “que "no se debe permitir que alguien ponga a una región y al mundo entero al borde del caos por su beneficio egoísta".
Las negociaciones a seis bandas (China, Japón, Rusia, EEUU y las dos Coreas), suspendidas desde 2009, son claves para desnuclearizar la península coreana y la coincidencia de todos sus miembros menos Corea del Norte para reabrir este proceso es unánime, pero Pyongyang sigue jugando una mala partida de ajedrez y ahora se pasa a un partido de pimpón con desventaja en su estrategia política que le impide ganar ni siquiera un set en esta nueva etapa que ha comenzado de nuevas propuestas y reuniones tras varios meses de tensión y amenazas nucleares.
Corea del Norte había pedido, el 6 de junio, a Corea del Sur retomar el dialogo para tratar la normalización de proyectos conjuntos como la reapertura del complejo industrial de Kaesong o el recinto turístico del Monte Kumgang, clausurado desde que en 2008 una turista surcoreana muriera tiroteada por soldados norcoreanos, e incluso la esperanza de este posible encuentro también incluía el grave drama de las familias separadas, un asunto que Pyongyang siempre usa políticamente a su antojo.
Sin embargo, cuando ya estaba todo listo para el primer encuentro entre las dos Coreas en la zona fronteriza de Panmunjom, después de seis años sin reuniones de alto nivel, que supuso que la comunidad internacional valorara el encuentro como un claro gesto de acercamiento en las tensas relaciones entre Pyongyang y Seúl, se produjo la anulación por falta de acuerdo en relación al rango de los participantes.
Por una parte, Corea del Sur solicitó una reunión de ministros, pero Corea del Norte reiteró en enviar a autoridades de menor rango, lo que, en opinión de los expertos, descafeinaba el encuentro y no se ofrecían garantías de éxito en un momento crucial para la península coreana dado que las hipotéticas decisiones tendrían que sortear varios filtros hasta que llegara el visto bueno del líder Kim Jong-un.
En suma, una pérdida de tiempo que sólo favorece desde el punto de vista mediático a Corea del Norte, cuyo Gobierno no tardó en culpar a las autoridades surcoreanas del fracaso de esta reunión pero que supo sacar provecho de todo este frustrado encuentro intercoreano al pedir a EEUU mantener conversaciones de alto nivel para aliviar tensiones regionales en un nuevo gesto de acercamiento tras su campaña de amenazas de marzo y abril pasado, pero con la condición de no ceder en su programa nuclear.
Sin embargo, Washington ya ha asegurado que está dispuesto a dialogar con Corea del Norte siempre que el Gobierno norcoreano dé pasos auténticos hacia la desnuclearización, tal como también ha pedido Japón instando a Corea del Norte que muestre su "sincera postura hacia la desnuclearización”. EEUU no ve nada "diferente" en la oferta de diálogo de Corea del Norte respecto a las "docenas" de propuestas que el régimen norcoreano le ha extendido en el pasado, por lo que sigue esperando una propuesta que incluya el compromiso de avanzar hacia la desnuclearización.
Por su parte, la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, mostró su desconfianza en relación a un dialogo sin condiciones entre EEUU y Corea del Norte, ya que otorgaría tiempo a Pyongyang para avanzar en su programa nuclear. "Mantener conversaciones sin una dirección concreta sólo sirve para que Corea del Norte gane tiempo y pueda fabricar armas nucleares más sofisticadas", señalaron fuentes oficiales de la Casa Azul, sede oficial de la Presidencia surcoreana.
China tiene la solución no sólo para ver quién puede ganar la partida de ajedrez sino también cuantos sets de pimpón puede obtener a su favor Kim Jong-un, ya que en esta semana y la próxima Pekín es escenario de una serie de encuentros de alto nivel internacional donde el tema norcoreano es el principal protagonista.
Pekín recibe a Kim Kye-gwan, enviado de Kim Jong-un para las conversaciones a seis bandas, luego el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estará casi toda esta semana de visita oficial en China, donde reunirá con el presidente Xin Jinping y abordará, entre otros asuntos, las tensiones entre las dos Coreas, analizando la posibilidad de la firma de un tratado de paz al cumplirse el próximo 27 de julio el 60 aniversario del final de la guerra entre las dos Coreas, lo que, es considerado por expertos, como una quimera.
Y para rematar el asunto coreano, la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, llegará a China la semana próxima para una visita de Estado de cuatro días, en el primer viaje que hará al “gigante asiático” desde su investidura en febrero pasado, donde, además de los asuntos económicos, Corea del Norte será el eje principal de sus conversaciones con la autoridades chinas.
- Santiago Castillo es periodista y escritor, experto en asuntos del Nordeste asiático
- http://asianortheast.blogspot.com/