LA ATALAYA DE ELDA
La Economía Indiscreta
Por Vicente Vera Esteve
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
A la luz del entorno que nos envuelve durante estos otoñales días de octubre, intuyo que nos espera lo que tradicionalmente ya se conoce como un otoño caliente o movidito, será desde luego un periodo intenso en la difusión de noticias muy relacionadas con la economía y sus derivados. Al hilo de la reciente presentación de los próximos Presupuestos Generales del Estado ( PGE ), comprobamos cómo es el propio Gobierno de la nación quien sutilmente trata de seducirnos mediante el mensaje feliz de “la recuperación está a la vuelta de la esquina”, de alguna manera también trata de ahuyentar ese cariz lúgubre de la economía que decía el historiador y ensayista británico del XIX Thomas Carlyle ; y la verdad es que esta crisis se nos está indigestando a los españoles, se prolonga demasiado en el tiempo y los efectos están siendo letales para un gran número de familias y empresas, el estado del bienestar nos ha abandonado para mucho tiempo si no para siempre.
Toda esta retórica de fin de la recesión, la luz al final del túnel, no es más que el inicio de una sibilina campaña de preparación psicológica para las próximas elecciones, el manual del político que gobierna obliga a simultanear el ciclo político con el ciclo económico, el helicóptero ya ha comenzado a lanzar las consignas más favorables para combatir una probable debacle electoral.
El evidente desgaste político del gobierno central y los autonómicos hace que surja de repente un adelanto en la estrategia política y económica que pueda garantizar una victoria en las elecciones de 2015 /2016 y renovar cuatro años más el mandato político. Aunque no es tiempo para predicciones y vaticinios, lo que sí veremos será unas elecciones muy diferentes a las de siempre, la jornada de reflexión será intensa y echará humo. Como siempre dependerá de la evolución del empleo y de los recortes sociales y económicos. O, quizás, se repita la historia con aquella celebre frase de El Gatopardo de Tomás de Lampedusa: “Algo debe cambiar para que todo siga igual”.
De todos modos y recurriendo al fantástico mundo del cine ( pese a los tijeretazos presupuestarios), que tanto tiene que ver y tiene que decir sobre la realidad humana y social en la que pasamos nuestro tiempo por la sufrida vida terrenal, y que tan magistralmente supo interpretar y realizar el director Alfred Hitchcock. Este nos arroja luz sobre el argumento central de lo que quiero expresar, acerca de la actual coyuntura económica nacional e internacional. Es obvio que hoy ya no estamos solos, pertenecemos a la Unión Europea y además muy inmersos en un mundo absolutamente globalizado. En ocasiones tengo la sensación de estar siendo observado por algún voyeur, tal y como nos enseña Hitch a través de James Stewart en “La Ventana Indiscreta” (1954), compartiendo protagonismo con la estupenda Grace Kelly, majestuosa en esta película. Quién no recuerda alguna de las secuencias más significativas realizando esa labor de observador recalcitrante de la vida cotidiana de los vecinos del edificio de enfrente, muy discretamente, eso si, con un teleobjetivo de largo alcance, espiando arteramente la vida ajena, se encuentra postrado por un rotura de una pierna y ocupa su tiempo escudriñando a lo largo del metraje las interioridades de cada uno de los vecinos: matrimonios con sus discusiones cotidianas, una profesora de piano, y algún que otro personaje solitario. Esta actitud puramente voyeurista nos da pie para identificar esta misma sensación con la actitud de la troika, que acaba, por cierto de abandonar España, precisamente después de haber observado bien nuestras interioridades.
Nos ven desde Bruselas, desde Berlín, Washington y algún otro centro que se mantiene en el anonimato. Saben si somos más o menos productivos, si mentimos en los presupuestos, en las cifras de paro, en los datos del déficit público, etc. El FMI observa a Merkel, esta a su vez mira con recelo a la Comisión Europea y así sucesivamente. Todos se convierten en unos auténticos mirones, carecemos de intimidad, nuestro pudor ha saltado por los aires. Una perfecta y calculada economía indiscreta y voyeurista. Lo peor de esta historia es que no tenemos en nuestro guión a u personaje equivalente al enorme Raymond Burr de la película, que se da cuenta de estar siendo observado rebelándose contra el mirón fracturándole la otra pierna, aplazando de nuevo el compromiso con Grace Kelly.
De los presupuestos presentados, se han dado diferentes opiniones, unas favorables y otras muy críticas ( PSOE –IU obviamente) con las cifras mostradas, todo se decidirá en Bruselas cuando reciban la información presupuestaria en los próximos días y sean bendecidos, o no, por nuestros socios, ya tienen las lupas preparadas. El temor que puede suscitarse con estos presupuestos es la dificultad para reanimar la demanda agregada, se detectan escasos estímulos que puedan propiciar una mayor actividad económica a corto y medio plazo, actividad generadora de empleo y de más ingresos tributarios por la creación de nuevos negocios o mayor número de autónomos que se tiran al ruedo para iniciar una pequeña empresa. Krugman lo recordaba hace unos días advirtiendo de la aparición de un estancamiento secular (“secular stagnation”), fenómeno ya estudiado por el keynesiano Alvin Hansen en los años treinta del siglo pasado. Dos sugerencias para terminar, recuperen las películas del maestro Alfred Hitchcock y lean la obra del gran escritor y poeta Álvaro Mutis, recientemente fallecido.