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DESTACADA IMPORTANCIA DEL PARLAMENTO EUROPEO EN EL PRÓXIMO QUINQUENIO

¡Claro que nos la jugamos en Europa!

Por Enrique Calvet

martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
¡Claro que nos la jugamos en Europa!
Es frecuente oír en los dos grandes y viejos Partidos españoles, uno nacional, el PP, y el otro casi pero no, el PSOE, la expresión “Nos la jugamos en Europa”, mirando con desazón a las encuestas electorales de las europeas. No son capaces, como es evidente, de ver más allá de sus objetivos de Partido y de escaños, dentro de la dinámica destructivamente partitocrática que está minando nuestra degradadísima democracia. Y sin embargo aciertan. Pero hay que cambiar el sujeto: nos la jugamos en Europa….los ciudadanos españoles, no los Partidos. Recordemos que “Europa” es la que ha impedido que España fuera brutalmente rescatada gracias a la frase clave de Draghi, primero, que hizo bajar la prima de riesgo y a las oportunas presiones de Hollande, Monti y otros, después, que fueron forzando actuaciones del BCE “heterodoxas” o fijando objetivos económicos y fondos más allá de la austeridad. La labor del gobierno español ha consistido en subir impuestos, bajar pensiones y sueldos públicos y laminar las cajas para sanear el sistema financiero.


Es decir su mérito ha sido no molestar a lo que se hacía en Europa, no más. Pero la austeridad ha llegado a sobredosis y los tiempos cambian, es menester equilibrar los esfuerzos, y pronto, sobre todo por parte de los países con situación saneada. Ya ha empezado en Alemania, pero hay que hacer mucho más. ¿Y quién lo va a hacer? “Europa”. Es decir el BCE, la Comisión, y el Parlamento Europeo. Tal vez Uds. no sepan que el Parlamento, por primera vez, y aunque en cantidades modestas, ha logrado rechazar y obligar a cambiar el Presupuesto de la UE, mejorando partidas sociales y expansivas. Tal vez tampoco sepan que el mismo Parlamento, con el BCE de tapadillo empujando, está forzando a una revisión de la creación de la Unión Bancaria, presionando para que el fondo de rescate del mecanismo de resolución se adelante cinco años y que las decisiones claves las tome la Comisión y no los gobiernos nacionales. Y debe tener poder cuando el propio Ministro de Finanzas alemán ha perdido los papeles democráticos y ha amenazado al Parlamento. Y del futuro de la unión bancaria depende gran parte de la prosperidad de los españoles. Son ejemplos importantes, pero entre muchos.

La importancia del Parlamento, frecuentemente aliada a la Comisión, en lo económico, va a ser enorme en el próximo quinquenio. Ya se refiera al mundo financiero, a las políticas de equidad, a la protección del comercio mundial sin dañar a Europa ni a sus países más débiles (como imprudentemente se ha hecho), al objetivo de política industrial (un 20% del PIB en el 2020), a la investigación y desarrollo, a la política regional…. Hablamos de miles de millones y de toda una política económica europea.

Pero no es el único campo, la economía, en el que las acciones de las Instituciones Europeas van a afectar a los ciudadanos españoles. Por ejemplo, el PE será fundamental para asegurar que el liderazgo, normalmente legítimo, de algún país en la construcción europea (sí, piensen en Alemania) no pase de liderazgo a imposición autoritaria. El PE tendrá mucho que decir en la configuración de una ciudadanía europea, por lo que podrá ayudar a ir levantando el espantoso desastre de nuestra educación, por ejemplo. La lucha por recuperar el Estado de Derecho en todas las zonas de España, combatir los movimientos populistas, xenófobos, etnicistas, secesionistas de algunas de nuestras regiones dependerá también de la actitud beligerante del PE, defensor de una sociedad integrada de ciudadanos. La pelea por el medio ambiente que deseamos, aliada a una política energética que nos aleje de la dependencia y la pobreza se va a librar en gran parte en Europa. La recuperación de libertades fundamentales, la propia pedagogía democrática, tan prostituida aquí, serán objeto de acciones europeas. En fin, la calidad de nuestro futuro, se juega en una infinidad de aspectos en Europa, no aburramos más.

Y si a eso juntamos que el Parlamento que viene va a disponer de más poderes que nunca (por ejemplo nombrar al Presidente de la Comisión) y que es más que previsible que en el quinquenio deba intervenir en la mejora de los Tratados y de las Instituciones (más poder para la Comisión, menos para el Consejo, ¿revisar estatutos BCE?, reforzar el propio PE, aumentar la calidad democrática…), ¡por supuesto que nos la jugamos en Europa! El Parlamento, que es el objeto de las elecciones, es, además el organismo más democrático del entramado europeo, y lo es mucho, por eso se ha sido reticente en darle poder.

Entonces permítanme que solicite a los grandes y viejos Partidos que, para combatir la mala calidad de la democracia, en vez de preocuparse cual contables partitocráticos de sondeos y poltronas, expliquen, eduquen incluso, informando contundentemente de los poderes del Parlamento Europeo y de la infinidad de maneras con las que puede influir en nuestras vidas, dejando claro que será para bien o para mal según a quienes votemos. Y el Gobierno, que debería hacer una campaña cívica informativa, haría mucho bien democrático si no se adjudicara méritos ajenos ni culpabilizara, falsamente, a Europa de nuestros problemas. Sería importante y maduro decidir que en las elecciones europeas no nos comportemos como hinchas, sino como ciudadanos, porque no vamos a votar el futuro profesional de unos señores, sino nuestro propio futuro democrático.




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