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GUERRA CIVIL EN UCRANIA

Observadores internacionales denuncian la incursión de grupos violentos y filonazis en el bando ucraniano

Por José Luis Barceló (Editor-Director de El Mundo Financiero)

By José Luis Barceló Mezquita
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jlbarceloelmundofinancierocom/9/9/27
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
Activistas filonazis ucranianos saludan brazo en alto tras cometer una fechoría callejera y utilizar la violencia para inmovilizar a la población.
Activistas filonazis ucranianos saludan brazo en alto tras cometer una fechoría callejera y utilizar la violencia para inmovilizar a la población.
El bando ucraniano se integra fundamentalmente de grupos violentos de ideología fascista y filonazi que son los que incendiaron el edificio de los sindicatos en Odesa, donde al parecer fallecieron casi un centenar de personas. Algunos observadores internacionales creen que el país vive en el desgobierno, y que los comicios de autodeterminación deberían pararse hasta que cese la actividad violenta y la coacción bélica que se vive en las calles.
Activistas ucranianos exhiben impunemente sus símbolos nazis ante la vergüenza internacional. Mientras, toman violentamente el control de las calles.
Activistas ucranianos exhiben impunemente sus símbolos nazis ante la vergüenza internacional. Mientras, toman violentamente el control de las calles.

Los rusos tienen especial animadversión a todo lo que suena a fascista: no hace falta pertenecer a la Rusia soviética para que un ruso repela a todo lo que suene a nazi. Lo llevan en el código genético desde que Alemania intentó violar las fronteras rusas durante la II Guerra Mundial, por orden del canciller Adolfo Hitler. Los rusos tampoco se han tomado nada bien que el único interlocutor válido de la UE para el conflicto de Ucrania sea Alemania, a través de su canciller Angela Merkel, que se ha entrevistado con Barack Obama para buscar soluciones a la crisis que se vive en el país. Que un ruso tenga que aguantar que un alemán le diga lo que tiene que hacer es algo que suena a chanza en Rusia, e incluso se percibe como una humillación en algunos sectores sociales y de los medios de comunicación, que se toman a broma los consejos de la canciller alemana.

Por otra parte, Alemania cuenta en estos momentos con oscuros intereses en toda la zona de Europa Central y Oriental, desde que el bloque del CAME se rompió y quedó separado del influjo de la órbita soviética a partir de 1991: República Checa, Hungría o Polonia han gozado de la intervención de potente capital alemán en sus procesos de privatización, y sobre el mapa de Europa planea el interés alemán en potenciar el fortalecimiento del eje de transportes Berlín-Poznan-Varsovia, que incluiría nuevas autopistas y líneas ferroviarias de alta velocidad, un tramo de línea prácticamente recta que cubre casi 600 kilómetros hasta el corazón de Polonia. Las recientes maniobras militares de la OTAN en Polonia, en las que han intervenido fuerzas canadienses y estadounidenses no hacen otra cosa que confirmar que aquel territorio ya no lo domina Rusia.

Pero sorprende que los medios Occidentales no se hayan detenido un momento a analizar la situación social y el protagonismo que tienen en el conflicto los grupos filonazis, mucho menos organizados desde el punto de vista militar que las milicias pro rusas, pero altamente efectivos desde el punto de vista de la movilización y el dominio del conflicto en las calles de las ciudades de Ucrania.

Los observadores internacionales, entre los que se encuentran diversos medios de comunicación que cubren el conflicto en diversas ciudades como Odesa, Sebastopol (hoy Crimea rusa), Donetsk o Kiev, la capital ucraniana, no salen de su asombro cuando contemplan por la calle parejas de activistas “ucranianos” brazo en alto cada vez que se encuentran con un compañero de filas, o cada vez que cumplen una misión, como quemar un edificio o “detener” a algún pro ruso. Detenciones que ya han sido calificadas de “ilegales” y por las cuales deberían comenzar a intervenir los Tribunales Internaciones, por cuanto suponen una violación de los Derechos Humanos que atenta contra las libertades que han sido depuestas en Ucrania, y en las que el Gobierno liderado por el primer ministro interino de Ucrania, Arseniy Yatsenyuk, comienza a ser cómplice. De la misma manera que ese supuesto Gobierno es cómplice de la mayor parte de los atentados contra la libertad de expresión de periodistas nacionales pero también de algunos corresponsales de prensa extranjeros que han visto menoscabadas sus libertades para moverse por el país, o cuando el periodista ucraniano Sashko Biliy fue golpeado, amenazado y amedrentado por activistas violentos filonazis y se vio forzado a dejar de emitir.

Hoy en día se vive inseguridad en las calles de Ucrania y la Unión Europea está haciendo un papel vergonzoso en la preservación de derechos y libertades: en vez de alzarse como un árbitro en un conflicto que amenaza la seguridad del propio continente, se está dejando llevar por los oscuros intereses que tiene Alemania en la zona y por la misión militar que los Estados Unidos quieren desplegar en el área a través de la OTAN.

En el tibio horizonte de las Elecciones Europeas parece mentira que ningún candidato de ningún partido ponga el acento sobre el conflicto de Ucrania ni sobre la amenaza de la creciente influencia que los grupos organizados filonazis tienen en esta crisis que ya no solo es política o diplomática, sino social y económica.

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