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LA ATALAYA DE ELDA

Dos peregrinos en apuros

Por Vicente Vera

By Vicente Vera Esteve
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
Vicente Vera
Vicente Vera
Disfrutadas las vacaciones, iniciamos pletóricos de fuerzas nuestra andadura hacia el otoño, aunque todavía habrá que disfrutar del veranillo de San Miguel y poder despedirse hasta el año que viene del bronceado y la tumbona. Ahora toca ponernos serios y hacer un esfuerzo intelectual para interpretar y calibrar todo aquello que nos queda por vivir durante los próximos meses. Escuchando los mensajes de nuestro líder del PP y jefe del gobierno, Mariano Rajoy cabría decir aquello de: cautivas y desarmadas las fuerzas económicas del mal y alcanzados los objetivos de déficit previstos declaro que la crisis ha terminado. Así podría rezar el último parte económico de esta casi agotada legislatura. Desde el equipo económico del gobierno todo viene siendo un halo de optimismo, lo cual choca con algún que otro lastre del que todavía no se ha dicho lo suficiente acerca de su solución a corto y medio plazo, me refiero al preocupante ritmo ascendente de la deuda publica española.
Dos peregrinos en apuros

Según las últimas cifras ha superado ya el 100% del PIB, y no tiene visos de frenar su crecimiento de manera inmediata. No parece preocuparle demasiado al ejecutivo este fenómeno, nos da la impresión que les embarga la emoción al comprobar cómo crece también favorablemente las cifras de turistas que llegan por tierra , mar y aire a nuestras costas alimentando con ello nuestra especialidad de turismo de sol y playa . Y siendo realistas, esto ayuda a sanear la balanza de bienes y servicios de la economía española, además de coadyuvar también a una mayor circulación monetaria y de gasto en todos aquellos lugares elegidos por los viajeros durante este ultimo semestre. En esto estamos de acuerdo. Lo que no vemos tan claro es cómo se va dibujando el nuevo perfil de nuestro modelo económico que se está consolidando como resultado de la anárquica transformación económica de nuestra sociedad.

Hay quien piensa o está convencido que muy pronto volveremos a recuperar la senda que habíamos iniciado como país comunitario allá por 2008, antes de la crisis de las subprime y la banca privada, todavía me cuesta creer que la Comunidad Valenciana haya perdido su autóctono sistema financiero, aquello de “modelo financiero valenciano”: ¿Se acuerdan de Banco de Valencia, CAM y Bancaja? El sector empresarial valenciano, muy adelgazado ahora, ha perdido aquellas instituciones que, en determinados periodos largos de la historia económica supieron entender perfectamente la idiosincrasia financiera de dichas empresas, desde el calzado hasta el mueble o la pequeña agricultura. Sería una distopía creer en una recuperación similar. Al hilo de esta descripción más parecida a un terremoto financiero que a una crisis económica, nos llegan noticias desde los Estados Unidos acerca de las definitivas penalizaciones al Banco de America por las persistentes y continuadas negligencias en las malas prácticas hipotecarias durante la debacle financiera de 2008 ascendiendo tales sanciones a 16.000 millones de dólares (12.700 millones de euros).

Opino que desde Moncloa no se nos ha dicho todo acerca del coste económico de nuestro sistema financiero sin contar con el drama social que ha ocasionado a muchas familias a las que no se les dijo toda la verdad sobre el alcance y la dimensión de lo que se avecinaba con el reventón de la burbuja inmobiliaria y bancaria. A pesar de la tremenda crisis los bancos ya están dando beneficios en sus cuentas de resultados, lo cual me parece fantástico, otra cosa hubiera sido si hubiera quebrado toda la estructura financiera de este país. Por eso estamos cansados de reclamar, de solicitar muy educadamente que se arbitre una política económica seria y rigurosa con la solución del desempleo, y no convertirnos en una sociedad en la que lo único que crece de verdad es la brutal desigualdad social entre los españoles.

Los españoles no asumieron el ingreso en la Unión Europea para ser más pobres y desiguales. El mensaje machacón que esgrimían los políticos de turno no eran otros que este era el camino para ser más fuertes y poder construir un autentico Estado del Bienestar, al menos disfrutar de un trabajo digno y de unas prestaciones sanitarias y educativas similares a la de nuestros socios. Nos hemos dado cuenta que todo eso eran palabras hueras, sin contenido económico alguno. En muy poco tiempo llegará el invierno, no vendrá tanto turista a las costas, los negocios de temporada echarán el cierre y volverán a incrementarse las cifras de paro, cambio de ciclo hasta la próxima Semana Santa. Mientras tanto se anuncia nueva recesión económica en Francia y Alemania, esto significa que nuestras exportaciones de bienes de consumo, zapatos y hortalizas, se verán mermadas, con lo cual es probable que se nos venga abajo el castillo de naipes construido con tantas ilusiones; Putin continua empecinado en mantener la inestabilidad e incertidumbre en Ucrania y Crimea.

Mientras escribo estas reflexiones veo las imágenes televisivas de la visita de la doctora y peregrina Merkel a Santiago de Compostela, creo que ha sido todo un deliberado y desesperado guiño al apóstol, he visto cómo lo abrazaba bien fuerte, solicitando mediante solemnes plegarias, ayuda, mucha ayuda para España para que pueda superar toda la batería de reformas estructurales y más consolidación fiscal que hemos podido leer entre líneas en la rueda de prensa de ambos lideres, siendo esta la esencia del reformismo económico para este curso que comienza a pesar del BCE y de otros instrumentos de política económica. De modo que solo nos queda rezar, rezar y rezar, estamos en manos de nuestro santoral. Ahora ya lo veo todo claro.

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