LO QUE PUDO SER UPyD Y NO ES
La purga y la lavativa
Por Enrique Calvet, eurodiputado
domingo 10 de mayo de 2015, 09:28h
|
Enrique Calvet es eurodiputado. |
UPyD ya sólo aparece en los medios por las ocurrencias, los estrambotes y la falta de pudor tan jugosos para la crónica ligera. Debe ser un favor más que hacemos al Partido personas como D. Francisco Sosa, D. Fernando Maura y yo mismo, por eso de que, por lo menos se hable algo de ti, aunque sea para mal o el ridículo. No encontrarán nada político sobre UPyD ni su política. Porque la segunda hace meses que no existe y el primero está en sus últimos estertores. Los últimos sondeos publicados este fin de semana para el bastión de UPyD que era Madrid (0,2 y 0,3% de intención de voto directo) merecen llanto para los que queremos al Proyecto UPyD pero no merecen comentario. El acabose. Una tragedia absoluta que el actual Comité de Dirección lleva meses convirtiendo en tragicomedia bufa El último “gesto” mediático ha sido expulsarnos a mi gran amigo Fernando Maura y a mí de la minisecta en que han convertido UPyD, que se merecía otra cosa.
Sólo daré un apunte sobre mi caso, ya que mi amigo no me necesita para expresar muy brillantemente sus propias y muy interesantes ideas, y de enfoque político. Probablemente me sienta en el deber de llevar la purga maoísta hasta la justicia ordinaria para no dejar impune la obscenidad de intentar privar a ningún Ciudadano de su derecho a militar en el Partido de su elección sin motivo ideológico y sobre la base de calumnias indocumentadas y estupideces reglamentarias de cuarto nivel, por cierto ilegales en más de una ocasión. Y menos por parte de una organización que pretende hipócritamente defender la regeneración democrática. Pero el mayor enfoque político indica que esa maniobra no va ( solamente) contra Enrique Calvet, mínimo peón, sino a decapitar una Corriente crítica, ahora llamada REMA ( Refundación y Manifiesto) que creamos unos cuantos compañeros allá por agosto del año pasado, cuando aún era tiempo y ofrecíamos diagnóstico y soluciones en su momento.
El gran pecado de dicha Corriente fue acertar, desgraciadamente, en todo, e intentar aportar nivel y debate político. Y el vergonzoso desastre del CD fue asustarse ante el debate, no querer hablar una sola vez de política para hablar de personalismo de salsa rosa y profundizar en los gigantescos errores de libro que estaban cometiendo. Y ya es tarde. Pero, por si acaso y de cara a un hipotético Congreso Extraordinario, tan necesario y útil en agosto cuando lo pedimos y ahora tan prostituido y vacío como se presenta si REMA no lo remedia, es más cómodo y cobarde, prescindir de las voces críticas que, ¡Ay! tenían razón. ¿Se imaginan que tuvieran que rendir cuentas y que hablar en serio de nuestro Manifiesto Fundacional y de política? La miseria de este CD no quiere ni puede soportarlo. Y por eso la purga es maoísta, porque atenta contra una Corriente crítica que les puede impedir quedarse con los restos del naufragio impunemente. ¡Hasta ahí podía llegar la democracia! ¡Que la moto es mía!
Sin embargo, lo que necesitaba el Manifiesto Fundacional de UPyD no eran purgas y expulsiones (y ha habido miles silentes por intimidación y asqueo, no lo olvidemos) sino una buena lavativa a tiempo en el Partido para proteger sus fuerza, su ética y su vigencia. La que propusimos en tiempo oportuno que hubiera librado al Partido, en democracia real y no “orgánica”, de tanta mediocridad, enrocamiento paranoico, prostitución de comportamientos y objetivos, autodestrucción irresponsable y desnortamiento.
No fue o no pudo ser, y el electorado español, el que me votó, por ejemplo, ya no traga con esas siglas que fueron muy dignas. Y ahora, la situación es la siguiente: tenemos un momento histórico en que los que luchamos por ideales vemos que por fin se abre una frágil brecha hacia la España de la Ilustración y la Ciudadanía entre cacicatos rancios y frente populismo actualizado, tenemos un Manifiesto Fundacional y un corpus doctrinal que fue de UPyD, indispensable para ser incorporado a este florecer de la “primera vía” para España y tenemos una organización, UPyD que agoniza en un mar de despropósitos de patio de recreo. Es decir, tenemos la vieja disyuntiva de teólogos: UPyD ha muerto, pero, ¿qué hacer con el cadáver? Esa es la clave política para los que creemos en el Manifiesto y en los genuinos valores del UPyD fundacional. Y de eso, tras hablar con REMA, me atreveré a entretenerles en futuros artículos, porque eso sí es muy importante. Las prácticas maoístas ya aburren por frecuentes.