María Dolores de Cospedal, antaño reina de la torre de marfil de la Secretaría General del PP por la pluma de Antonio Martín Beaumont, hoy sigue siendo Secretaria General del PP, pero a la hora de reinar lo hace como una reina madre que, tras lo pasado y por los lances del momento, huele a fracaso electoral manchego, a batallas varias de presente y del pasado, y a rancio. Cospedal presentaba en Madrid, o iba a presentar, a José Torres Hurtado, alcalde de Granada, una ciudad antigua y bella con aspiraciones de ciudad nueva, que es lo que los ingleses llaman smartcity. Se había decidido que Torres Hurtado disertara sobre su ciudad en el foro “Smartcity. Foro de la Nueva Ciudad”. Y se había previsto que su presentación, como noticia positiva preelectoral, corriera a cargo de la que en el mismo acto alguien definió como una ex. Primero “no”; luego “ya veremos”; y después “a ver qué pasa”.
Pero el alcalde de Granada hubo de bregar solo, sin otra introducción que la del anfitrión, con una compañía escasa y excusando la ausencia de su “no presentadora” por hallarse en la “confección de listas electorales”. Dicho por Torres Hurtado, que confesó hallarse contento terminando su vida política como alcalde de su ciudad, el motivo parecía sonar veraz. Pero, a estas alturas y en momento preelectoral, vaya usted a saber hasta qué punto la disculpa estaba impregnada de una dosis de retranca andaluza nazarí.
Lo cierto es que el alcalde asumió la ausencia, digirió el desaire y se dedicó a lo que iba: A hablar de Granada con datos actuales y proyectos de futuro:
Provincia con 800.000 habitantes. Término municipal con mucho suelo no urbanizable en las zonas de la Alhambra, el Albaicín y Centro. 30% de parados. 20% de población mayor de 65 años. Muchos universitarios. Estudiantes extranjeros en Erasmus (alguien recordó chistoso el “Plan Orgasmus”). Servicios. Poca industria y un Parque Tecnológico para la Salud. Turismo para discapacitados rentable económicamente. Tercera ciudad visitada en España, tras Barcelona y Madrid. El río Genil, que pasa por Granada y no tiene playa. Turismo cultural. Faltan oficinas y locales comerciales.
Tras la reflexión “En las ciudades inteligentes cuesta mucho dinero hacer las cosas”, el anuncio de dos innovaciones estrella para una ciudad inteligente: Informatización para la racionalización del consumo de agua. Monitorización y colocación de sensores en los depósitos de residuos sólidos para evitar transportes innecesarios.
Y la frase final: “Ciudad de talento y conocimiento para exportar”. Después, respondiendo a preguntas, algunas cuestiones puntuales (Retirada del incremento del IBI. Noticias y conflictos por posibles fraudes en las entradas de la Alhambra y Autogías. Tráfico congestionado. Islamismo radical, que preocupa porque, a diferencia de ETA, estos son suicidas. Televisión local…). Y dos temas sobre los que había ido contemporizando, incluso escondiendo: Relaciones con la Junta de Andalucía. Y apoyo del Gobierno a Granada en la legislatura.
Al ocuparse de las relaciones con la Junta, Torres Hurtado se olvidó de las frases hechas y dejó que le saliera lo que llevaba en los adentros. Hasta ese momento, en su rol de alcalde, se había dedicado a exponer e incluso a vender las bondades de la ciudad. A partir de ahí, las ideas sangraban como heridas y las frases tableteaban como metralletas:
- La Alhambra la gobierna la Junta, pero no nos cuentan nada. Abrirla cuesta 9 millones de euros al año. Recaudan 29. ¿Dónde está el resto? No se sabe.
- La Junta cobra por entrar en la Alhambra. Llévense 14 euros pero déjennos 2. Estamos perdiendo, con eso y con el precio, 18.000 euros por día, con unos precios de 14 euros que podrían ser 28.
- Se nos animó a hacer la obra de la Universidad. Está hecha pero la Junta no ha pagado. Esa deslealtad produce desajustes.
- El Metro de Granada, el suburbano que aliviaría el colapso de tráfico en una ciudad con forma de riñón, lleva gastados 600 millones de euros y queda obra para rato. Pero no nos cuentan nada.
- El PSOE no se sabe si está o deja de estar.
- Las ayudas de la Junta son un agravio comparativo. La Junta tiene todas las competencias. Pero lo peor con la Junta es que primero tenemos el no; luego “ya veremos”; y después “a ver qué pasa”.
Al referirse a la acción del Gobierno en Granada, precampaña electoral obliga, unos apuntes: Fomento hizo la autopista que mejorará la actividad del Puerto de Motril. Álvarez Cascos previó que el AVE llegara a Granada en 2007 con doble vía. Después vino Rodríguez Zapatero. Se iba a acabar ahora, pero dicen que acabará en Febrero. Una vez acabado el acto, el discurso cobró una entidad distinta. En ambiente electoral es importante el desplante al alcalde de Granada que alguno sentirá como hecho a la ciudad.
Primero tenemos el no; luego “ya veremos”; y después “a ver qué pasa”, se había dolido Torres Hurtado de la Junta de Andalucía. Sí, la Junta. Pero, con el menosprecio al alcalde, el comportamiento de la Junta pasó a segundo plano y las preguntas surgieron a borbotones:
¿Qué tenía que hacer María Dolores de Cospedal más importante que honrar a Granada? ¿Es que en la confección de las listas hay intereses superiores para colocar o retirar a según quien? ¿Es que es la hora de prescindir de las ciudades para dedicarse a otra cosa, quizá a ahormar el grupo o evitar el lobby? ¿O es que la reina de la torre de marfil de la Secretaría General del PP reniega así de su reinado y del reino nazarí?