Perfecto. Mensaje captado. Pero al usuario final lo que le importa es aprender, y la pregunta es si se puede aprender inglés con la misma calidad en España que, digamos en el Reino Unido, por no mencionar de dar media vuelta al mundo y hacer el curso en Nueva Zelanda. La respuesta es un si categórico, en el que se aúnan gramática, avance en entendimiento general y en entender lo que nos dicen pudiendo contestar.
Hay una razón clave para esto. La gran mayoría de cursos en el extranjero no son cursos de inmersión propiamente dichos. Acaso califiquen como curso intensivo; es decir, aglutinan unas cinco horas de clase diarias, normalmente en horario de mañana y dejan al estudiante la tarde libre para que “practique lo aprendido”. Y en eso consiste la mal llamada inmersión; en que estás en un país de habla inglesa y presumiblemente te verás forzado a utilizar tu inglés al ir de compras, en el hotel, etc.
La realidad es que este concepto nace viciado. Las primeras personas a quienes uno conoce al llegar al curso son otros compañeros de diferentes países que también están aprendiendo. Y es con estos con quienes uno socializa durante el tiempo libre. De modo que lo habitual es que nuestro estudiante español pase buena parte de su curso en Irlanda metido en un pub, con un compañero de curso italiano y quizá otro brasileño, hablando, posiblemente no español, pero definitivamente nada que se parezca al inglés.
La alternativa a esta opción es el curso de inmersión real. Esto significa que, no solo durante las clases, sino durante todo el tiempo fuera del aula, incluyendo comidas y actividades de ocio, los estudiantes están siendo acompañados y monitorizados por sus profesores. Lo habitual es ni siquiera salir del centro de formación. Esto sí que garantiza una inmersión total en el idioma.
Todavía parece haber bastante confusión a la hora de definir qué es un curso de inmersión. El término de por sí, parece que evoca más una película de submarinos, que un sistema de aprendizaje.
Quizá sea necesario explicar entonces qué debe entenderse por “curso de inmersión”. Para que un curso califique como un curso de inmersión debe cumplir con estos dos requisitos:
– Alta carga lectiva de al menos siete horas de clase diarias.
– Ser residencial y mantener una completa exposición al idioma durante al menos 12 horas al día.
Siendo así, los siguientes modelos de curso muy populares en nuestro país no pueden calificarse como curso de inmersión propiamente dichos, tales como un curso intensivo de inglés de 8 horas lectivas al día en tu academia habitual o un curso de Business English en Inglaterra de cinco horas de clase por la mañana. Éste último puede parecer una inmersión lingüística pero realmente no lo es, ya que todo el tiempo libre, por lo general toda la tarde, no está siendo monitorizado por los profesores, con lo que al final deja de ser tiempo de aprendizaje y es más de turismo lingüístico. No es una inmersión lingüística.
Las convivencias con hablantes nativos en un pueblo remoto de España ayudan, pero no son cursos. Esta opción se va al otro extremo. Efectivamente es una inmersión, pero no un curso, y para realizar un aprendizaje real hace falta cierta estructura y metodología.
Dicho lo cual, cada uno de ellos tiene su sitio, y en según qué casos pueden ser una magnífica opción formativa. Desde un punto de vista puramente lingüístico, no solo es posible, sino que en muchas ocasiones es más eficaz, aprender un idioma sin salir de España mediante los cursos de inmersión.
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