Estados Unidos ya es el tercer país con mayor número de contagiados (62.086), detrás de China (81.728) e Italia (74.386). Ha superado a España (49.515) que pasa al cuarto puesto. Estados Unidos es un gran país, como ha sabido demostrar, en el siglo XX, al ser capaz de enfrentarse, y ser decisivo, para derrotar con las armas a la Alemania nazi y al Japón militarista y al imperio soviético durante la guerra fría. En estos momentos Estados Unidos tiene un líder, Donald Trump, que llegó al poder democráticamente, que está haciendo funcionar la economía y que ha sabido superar el acoso de los medios de comunicación de izquierdas en su país (CNN, New York Time, Washington Post). Cuenta con un apoyo creciente de la población, lo que presumiblemente le llevará a ganar las próximas elecciones del martes 3 de noviembre.
Se ha enfrentado a la inmigración ilegal y ha logrado que el gobierno de México se comprometa y esté actuando, con firmeza, en su frontera, para impedir que los inmigrantes ilegales la violen y entren en Estados Unidos. Cierto es que Trump aún no ha finalizado el muro, porque no le han dado los medios económicos para ello, pero presumiblemente lo hará, si sale reelegido. De momento ha logrado que el izquierdista Lopez Amador, presidente de su gran vecino del sur, colabore firmemente con él para frenar la inmigración ilegal. Cosa que es un claro ejemplo de cómo Europa para obligar a que los países mediterráneos, en especial, Marruecos, sean serios con el control de sus fronteras, en contrapartida de ayudarles a poner orden y promover el desarrollo económico y social en sus países.
También ha promovido la economía y se ha enfrentado a China para forzarla a jugar más limpio, para evitar que invada con sus productos a precios de dumping, mientras que una gran parte de su población vive con salarios bajísimos. Parece que en ese ámbito las actuaciones económicas de Trump han dado resultado, aunque puedan tener consecuencias inflacionarias que, de momento, se ven compensadas por el dinamismo de su economía interna.
Trump se ha enfrentado con serenidad, pero con rotundidad y claridad innegable al socialismo marxista, como queda evidente, en las acertadas intervenciones que aparecen en you tube. En esta línea ha sido firme con Venezuela y Bolivia y, por supuesto, con Cuba, cuya falsa “democracia y prosperidad antiimperialista” sigue denunciando con firmeza.
En suma, Trump cuenta con una serie de logros en su mandato que le llevan a la reelección. Lo único que puede bloquear su camino es el coronavirus. Es otro enemigo mundial al cual Trump debe vencer actuando acertadamente. Los medios de comunicación, inclusive los de centro y derecha españoles, han dado titulares anti-Trump, destacando algunas frases de éste “«Nuestro pueblo quiere volver a trabajar” “EEUU no fue hecho para ser cerrado» y “me encantaría tener el país abierto y listo para Semana Santa”, Parecen querer presentar a un Trump insensible, ante la mortalidad que pueda causar el coronavirus en la población. En otras palabras, como el tópico capitalista, al que no le importan las condiciones de trabajo y salubridad de los obreros, con tal de que la fábrica siga dando beneficios.
El Washington Post, un periódico progre, señala que la Casa Blanca ha recibido peticiones de flexibilizar, al menos parcialmente, el “lockdown”, el cierre que se está intensificando en el país. El periódico subraya que esas peticiones proceden de la comunidad empresarial y de economistas liberales, es decir de los malévolos imperialistas. (Por cierto, ¿alguien sabe cuántos autónomos y mini empresas hay en EE.UU? ¿O es que allí sólo existe el “gran capital”?)
Sin embargo, la realidad desmiente los descalificativos. El procedimiento para el diseño de las políticas, que prepara Trump ante el coronavirus, y su coste económico, también han sido publicados. Lo primero a destacar fueron las reuniones iniciales, para dar imagen de unidad, que realizó con empresarios y representantes del pueblo americano, de todos los colores. Ahora la reunión del Senado, en la que los republicanos son mayoría y en la que parece que, conjuntamente, con los demócratas han llegado a un acuerdo. Su contenido económico me permito copiarlo literalmente de El Mundo. Está perfectamente claro, no hace falta interpretarlo: “Las especulaciones señalan medio billón de dólares (460.000 millones de euros) de ayuda para empresas, administraciones locales, y, también, para los ciudadanos. Cada contribuyente recibirá hasta un máximo de 1.200 dólares (1.100 euros) y 500 dólares extra por cada menor dependiente. El paro se amplía de los 6 meses actuales a 10, y también la prestación mínima por desempleo. Otros 300.000 millones de dólares (275.000 millones de euros) irán a pymes y pequeños negocios, que están siendo pulverizados por el cierre del país. Alrededor de 350.000 millones de dólares más (320.000 millones de euros) van a la lucha directa contra la pandemia en hospitales”
Como es lógico y natural, ese acuerdo habrá exigido cesiones por parte de ambos lados, por parte de los republicanos, en general más liberales, y de los demócratas, más sociales. Pero ambos con la clara idea de que el país y su economía debe seguir funcionando en la medida de lo posible, así como ayudando a las personas, a las empresas y destinando un dinero adicional a los hospitales. Al mismo tiempo han acordado reglas de juego para que las empresas tengan claras las limitaciones de actuación, en temas tales como su capacidad para despedir plantilla y dar bonos a sus directivos o dar dividendos, si han recibido ayudas públicas. Tampoco podrán llevar a cabo operaciones de autocartera, es decir, gastar dinero en comprar sus propias acciones para que el precio de éstas suba, etc. La obligación del Estado y de los reguladores es establecer las reglas de juego, eso no es responsabilidad de las empresas, cosa que muchas veces se confunde.
Todo esto, moleste a quien moleste, pone en evidencia que los estadounidenses tienen, como individuos, sus propios intereses, pero ante todo se sienten estadounidenses y patriotas (¡Qué diferencia con nuestra España!, tan bien descrita por Machado: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”). Si Trump sabe hacerlo, y parece que va por ese camino, EEUU saldrá adelante más rápidamente y más unido. Ojalá sea así para que otros aprendamos. Y para los recelosos, aventuro: No me extrañaría nada ver a Trump, en el inmediato futuro, inaugurando hospitales de campaña, con ayuda del Ejército, para atender la demanda creciente, es decir, muchos otros IFEMAs. La solidaridad real no es monopolio de nadie. No insistan. No tiene color político.