Como es lógico, ambos actores le dan vida a “dos ex concursantes de un reality que deciden montar una agencia de coachs dedicada a la recuperación de “juguetes rotos” aunque ellos también arrastran una larga lista de fracasos amorosos, profesionales y personales que intentan resolver sin mucho éxito. Muestra los sinsabores de la crisis de los 40, los desengaños amorosos y las frustraciones…”.
La obra discurre en unos diálogos bien construidos por la autora, Alejandra Alloza, quien ha sembrado el "libreto" de numerosas alusiones trascendentales, dentro de lo sencillo de la exposición, que no trata de otra cosa que del afñan sencillo por la fama, pero cuajado de argumentos que tienen que ver con la vanidad y con los momentos más actuales de las redes sociales y la exposición a lo público, al simple reconocimiento social, y al reconocimiento que, a veces, nos tenemos que hacer a nosotros mismos, con suma humildad.
Claudia Iglesias interpreta a “La Choni” para darle el contrapunto necesario a una obra que, a buen seguro, tendrá mucho de la vida que han tenido sus protagonistas. Ania Iglesias se hizo famosa por llegar a la final de la primera edición de GH y ha logrado representar clásicos del teatro como Hamlet así como participar en series como Siete Vidas. Solo nos queda desearle a todo el equipo de la obra mucha mierda y que sea un gran éxito.
Reciclando a un famoso, obra de teatro escrita y dirigida por la periodista Alejandra Alloza e interpretada entre otros por Pepe Herrero dos veces ganador de Gh y Ania Iglesias finalista de la primera edición, dará oportunidad a otro personaje singular y habitual del panorama del corazón y televisivo como es la figura de la “ Choni”
En la obra podremos disfrutar también de algunos cameos de rostros conocidos de la televisión, donde además el publico es un personaje mas, con una importante interactuación.
“Reciclando a un famoso” Pone de manifiesto las mieles y amarguras de la fagocitante fama creada desde la televisión, de consumo rápido y lowcost.
En clave del mas elegante y sarcástico humor como nos tiene acostumbrados la autora, nos detalla los síndromes que se apoderan de esos “juguetes rotos” que acuden por desesperación a la consulta de unos coach que además guardan también sus propias miserias que arrastran una larga lista de fracasos amorosos, profesionales y personales que intentan resolver sin mucho éxito.