LA CRISIS LOS ACRECIENTA
España, problemas de soberanía
Por José Luis Barceló
By
José Luis Barceló Mezquita
x
jlbarceloelmundofinancierocom/9/9/27
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
De un tiempo a esta parte no han dejado de crecerle a España problemas que tienen relación directa con su soberanía. Algunos legan a parecer inventados por el Gobierno de la nación, que, como pantalla de humo, han sido utilizados para disipar la presencia de otros gravísimos problemas actuales, como son los del desempleo, los efectos directos de la crisis económica sobre la población, el crecimiento imparable de la deuda, o la presencia generalizada de la corrupción entre políticos y empresarios. Los problemas que tienen que ver con la soberanía de España han crecido de manera directamente proporcional a la de los efectos de la crisis, y, tal vez, la vigencia de los mismos se haya hecho más efectiva para aprovechar un momento de debilidad de España, que tiene enemigos históricos que, de vez en cuando, conviene rescatar de la memoria de la Historia.
El Gobierno de España, especialmente los de tendencia conservadora, han utilizado siempre la cuestión de Gibraltar como un problema con el que crear una pantalla de humo que, en el fondo de la cuestión, no deja de ser superflua. El problema arranca de 1713, pero por acuerdo del Reino de España. Los supuestos problemas de aguas jurisdiccionales no son tales, porque desde 1713 España y Reino Unido han firmado numeroso acuerdos internacionales sobre aguas territoriales que los vinculan. Por encima de ello, Reino Unido y España son aliados en la Unión Europea y OTAN, y, dada la actual situación de nuestra Armada y Fuerzas Armadas, es muy probable que, ante un contencioso con algún enemigo potencial y futurible, los propios “ingleses” tuvieran que ayudarnos desde la base que la OTAN tiene en Gibraltar. En fin, que al Gobierno de España le viene muy bien ahora airear los temas del contrabando de tabaco o del blanqueo de capitales con Gibraltar, pero podrían aplicar la misma tabla de medir con Andorra o Luxemburgo, por poner un ejemplo, donde los casos Gurtel vinculado al PP o “Pujol” vinculado a CiU han blanqueado todos los días enormes cantidades de capitales defraudados del erario público. Gibraltar es, sin embargo, un problema de soberanía de los tantos que tiene España y para los que, el Gobierno, debe entablar diálogo con su aliado británico para buscar una solución. No solo al problema territorial, que existe, sino al de población. ¿Qué piensa hacer el Gobierno de España con la población de Gibraltar, que es británica?
Otro problema acuciante sobre el que también se requiere diálogo, es el de Cataluña. Muchos votantes del PP esperaron que Rajoy suspendiera la autonomía de Valencia al llegar al Gobierno. Quizás también la corrupta de Baleares, o la de Madrid, o la de Castilla y León. La de Valencia, muy evidente, hubiera servido de pretexto para aplicar la misma medida a otros que se pasaran de la raya en corrupción, desvío de capitales públicos hacia paraísos fiscales vía facturación a grandes empresas, o también a aquellas que no cumplieran con los niveles de déficit y endeudamiento. De haber aplicado dicha suspensión a su debido tiempo, hoy el Gobierno podría haber aplicado la misma medida a Cataluña, que ni cumple en endeudamiento –que está camuflado-, ni en lealtad a la nación.
Pero han surgido nuevos problemas que afrentan a la soberanía nacional, especialmente a la integridad de su territorio, y que merecen una especial acción en la política exterior y de defensa. Una de las más peligrosos, alimentadas por Marruecos, es la de Ceuta y Melilla, cuya presión en la inmigración ilegal es atentatoria todos los días del año por tierra y mar. Las pateras que parten desde las costas marroquíes han llegado incluso hasta las costas de Alicante, lo que ya no es simplemente cruzar el Estrecho, sino aventurarse en la mar abierta. Si Gibraltar supone un problema de soberanía nacional, el de Ceuta y Melilla no es menor, y muchos enemigos lo comparan con el anterior en el sentido de que si España insiste en reclamar el Peñón, de la misma manera puede Marruecos reclamar las ciudades norteafricanas de Ceuta y Melilla. La presión migratoria se utiliza hoy como una medida de acción directa en favor de las pretensiones marroquíes, que buscan debilitar tanto los argumentos como la acción exterior de España. ¿Son fronteras de la UE? La UE se ha desvinculado por no ser europeas, sino enclavadas en pleno territorio del continente de África.
De igual manera ha crecido el desgaste acerca de Canarias, que últimamente ha alimentado el presidente autonómico Rivero con una afirmación muy arriesgada que aventura la fractura de las relaciones entre Canarias y el Gobierno. Una brecha más. Canarias ya aspiró en los años 70 a la independencia de la mano de Antonio Cubillo y el MPACIAC. El asunto REPSOL y las prospecciones petrolíferas son un mero argumento para incidir en un problema que se recupera ahora aprovechando la debilidad de España y su Gobierno. Ojalá España tuviera muchas prospecciones de este tipo. Quizás algunos estén pensando más en un proyecto para Canarias que aúne petróleo y turismo para la supervivencia de un posible estado Canario que se convertiría en uno de los más prósperos del continente africano.
Demasiados problemas de soberanía para un Estado que hace aguas por todas partes y en cuyo sistema la población ha perdido toda confianza.