Rusia responde; como era de esperar

En general- aunque existen señaladas excepciones – los referidos medios contemplan la realidad no cual es la misma, sino como ellos quisieran que fuese. No hacía falta ser erudito ni experto en temas rusos; cualquier mediano conocedor de la Rusia de Putin y de Medvedev, recuperadora de su estatus de gran potencia, no la Rusia desfallecida de los primeros años noventa, deduciría que el gobierno ruso no permanecería inane ante las agresivas medidas tomadas por la clase política de la UE y de los EE.UU.

Esa inanidad , característica básica del inane Rajoy por ejemplo en los temas de Cataluña y también de Gibraltar,, constituye la antítesis de un gobierno y una nación con una política exterior bien definida, consciente de su papel no temporal, sino con base en la geopolítica y su inflexible presencia. El desconocimiento de la realidad ucraniana y la manipulación existente en la información alcanzan características obsesivas , en contraste con los muy amortiguados comentarios de Siria e Irak, y noticias sobre la persecución a los cristianos, destrucción de iglesias, torturas y sufrimientos increíbles repletos del más feroz salvajismo de los fundamentalistas musulmanes fanáticos, de la “primavera árabe”, en cuya génesis aparece nítida la mano y el cerebro de la política yanqui.

En una simbiosis de ignorancia y manipulación torticera se desconoce que rusos y ucranianos pertenecen salvo particularísimas excepciones a la misma identidad en la que han vivido juntos desde hace más de mil años, mientras que el estado ucraniano se remonta sólo a veintitrés años, desde 1991.

Tras la implosión de la Unión Soviética, tras el colosal sufrimiento del pueblo ruso bajo el marxismo´leninismo, los EE.UU. provocaron distintas tentativas separatistas destinadas a romper Rusia, avivando el secesionismo en diferentes regiones , Chechenia por citar sólo la de mayor proyección mediática. Pero con proyección mucho mayor la que fuera secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Allbright, planificó la división de la actual Federación de Rusia en cinco grandes zonas, con el fín de sepultar para siempre la posibilidad de recuperación de gran potencia.

La crisis ucraniana provocada por las violentas manifestaciones en la plaza Maidan, derribo del gobierno elegido democráticamente de Yanukovitch ,mediante la realización de un golpe de estado . Todo conducente a crear problemas en las mismas fronteras rusas y tendentes a la integración del estado ucraniano en la OTAN, violentando los legítimos derechos e ignorando los deseos de la población rusa en grandes zonas del sureste ucraniano han ocasionado y siguen ocasionando sufrimientos a poblaciones inocentes.

Los porcentajes respecto a la recuperación de sus derechos, bien sea a través de una unión con Rusia, o de la creación de una nueva república donde se encuentre reconocida su identidad resultan abrumadores a favor. En Donetsk el 89 % y en Lugansk el 96 %. Nada que ver con esa pretendida Cataluña separada de España que nunca ha existido en la historia, y sólo en la mente de los separatistas. La realidad ucraniana en la identidad con Rusia se remonta a más de mil años.

Un análisis objetivo y desapasionado pone de relieve la no responsabilidad de Putin en esa pretendida resurrección de la guerra fría. No es sino una respuesta fría y medida a la agresividad de las sanciones económicas, una más de las demostraciones de hostilidad permanente hacia esa nueva Rusia y destinada a crear dificultades y problemas a la economía y a la sociedad rusa.

Un estado fuerte y con el evidente respaldo de su pueblo no podía permanecer inane ante la hostilidad, sin adoptar legítimas medidas defensivas que garantizasen su independencia y seguridad. Lamentablemente los perjudicados por la aplicación de la nueva normativa no va a ser la clase política , sino que, por citar un solo caso entre tantos, serán los esforzados agricultores españoles quienes se verán perjudicados por los intereses espúreos de la clase política ; repleta de discursos y palabrería vana, pero ausente de los verdaderos intereses de amplias capas de la población. Los eurócratas de Bruselas no vacilan en sentenciar y condenar sin estudiar las consecuencias.