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TORPEZAS POLÍTICAS, INSIDIAS, INCERTIDUMBRE EN LA CALLE Y LA SANDEZ DE UN ACADÉMICO

El ébola en el Congreso, y en la calle

Por José Luis Heras Celemín

By José Luis Heras Celemín
martes 21 de octubre de 2014, 14:31h
La ministra Ana Mato.
La ministra Ana Mato.
La Sesión de Pleno del Congreso de los Diputados del día 8 de octubre, para Control del Gobierno, era importante. Se sabía que una auxiliar de enfermería había resultado contagiada por el virus Ébola y había expectación por conocer si la Cámara iba a ocuparse del caso. El Control al Gobierno en democracia es importante, pero la realidad de la calle y la sensibilidad de la Cámara para ocuparse de ella lo es aún más. Y en la calle estaba la incertidumbre provocada por el contagio y por las consecuencias y peligros derivados de él.

A las 9 de la mañana, el Presidente del Congreso abrió la Sesión, mientras en las pantallas fijas del hemiciclo se daba la imagen de la ministra de Sanidad. El encargado de seleccionar imágenes había decidido que la imagen del día debía ser, ya lo era, la de la ministra Mato.

Como es habitual, las primeras preguntas iban dirigidas al Presidente del Gobierno. Y a él se dirigieron los diputados Quevedo Iturbe y Macías Arau, el primero, canario, para interesarse por sondeos petrolíferos; y el segundo, catalán, para hacer lo propio sobre los presupuestos del año 2015 en relación con Cataluña. A ambos los despachó Rajoy sin contemplaciones: A Quevedo lo tachó de demagogo. A Macías de injusto e inexacto.

La tercera pregunta, última hecha al Presidente, la había pro-puesto el Secretario General del Primer partido de la Oposición y se interesaba por la reforma laboral. Pero a la hora de formularla prefirió hablar del Ébola: “Por desgracia – dijo – España atraviesa unas circunstancias excepcionalmente graves… y me gustaría trasladarle algunas consideraciones de nuestro grupo parlamentario”. Y a continuación lo hizo: Deseo de que mejore la enferma contagiada. Respaldo a los sanitarios. Procurar la disminución de riesgos. Claridad e información diaria. Dotación de recursos. Después, agotando su tiempo y renunciando al turno de réplica, pidió dos precisiones: “¿Tiene bajo control el virus del Ébola? ¿Puede garantizar que los españoles no corremos peligro?”

El Presidente del Gobierno, de corrido, atendió lo pedido con algunas precisiones, medidas y leídas, porque, dijo, “Estamos ante un asunto que preocupa”; e informó de la Creación de un comité de Seguimiento, de las instrucciones dadas para que se facilite información (toda la que se pueda dar), y de los objetivos inmediatos: Dar ayuda (a la enferma y los vigilados). Vigilar, Investigar y Explicar. A continuación, pidió que se deje trabajar a los profesionales, se congratuló de la eficacia sanitaria, e indicó que los profesionales “me dicen que el contagio no es fácil, y que tenemos que estar atentos y mantener la tranquilidad”. No precisó, sin embargo, si se tiene al virus bajo control y si está garantizada la ausencia de peligro para los españoles, que serían las zozobras que se expandirían por la calle.

Tampoco agotó su tiempo. De los dos minutos y medio que marca el reglamento, sobraron cincuenta y un segundos. Y en el ambiente surgió algo que en principio parecía nítido: El Jefe de la Oposición había optado por salirse de lo previsto y el Presidente del Gobierno lo había aceptado.

La realidad y preocupación de la calle había llegado a la tribuna del Congreso. La forma de tratarla (leyendo datos no improvisados) y el tono de los dos oradores demostraba que la propuesta podía haber sido consensuada. Faltaba por saber si el consenso entre los dos, supuesto en principio, se reducía a ellos dos solos o si se había ampliado a sus partidos (PP y PSOE) y al resto.

Por lo que se vio a continuación, y se pudo comprobar consultan-do con diputados de otros grupos, el acuerdo sólo concernía al Presi-dente del Gobierno y al Jefe de la Oposición. El resto de la sesión siguió como con los grupos formulando las preguntas presentadas.
  • ¿Es que el Gobierno no ha informado? – la pregunta, hecha a diputados de otros grupos, en todos los casos fue contestada con un “no”.
  • Sé que ha habido algún contacto entre personal del Ministerio de Sanidad y alguien del Gobierno autonómico, pero a nivel de grupo, no.- precisó uno de ellos.

Buscando “la nota discordante” se fue el resto de la mañana con las preguntas a la Vicepresidenta y los ministros. Cada uno iba a lo su-yo, con el ambiente de siempre: Los repasos de la Vicepresidenta (A Cayo Lara y Hernando Vera), el inicio del nuevo ministro de Justicia… La mañana siguió “acorde” hasta que la valenciana, médico y socialista Carmen Montón preguntó sobre el aborto.

Después saltaron tres “discordancias” de las filas socialistas. La primera la entonó la letrada ibicenca Hernández Costa dirigiéndose a la Ministra de Sanidad “Si la ministra no da explicaciones debe dimitir”- citó frases de la propia ministra a la otrora Ministra de Defensa Carme Chacón con motivo de una gripe.

La segunda hablaba de miedo: “Nos ha dicho lo oficial. Diga ahora la verdad... “el lenguaje no verbal expresaba intranquilidad”. Cuéntenos la verdad todos los días, deje trabajar a los profesionales y apártese. “La ministra ha dedicado cero segundos a hablar con los Grupos Parlamentarios. El cargo le viene muy grande”.

La tercera correspondió al “Muy bien” con el que la diputada Rodríguez Ramos jaleo las frases anteriores ante el apagado lento de un micrófono.
  • ¿Pero qué pasa aquí? ¿Es que algunos socialistas no acompañan a Pedro Sánchez? ¿O es una táctica? – se preguntó en la Tribuna de Prensa.

Una parte de la tarde se emplearía en estudiar las disonancias socialistas. Pero ya no merecía la pena. En ese momento, lo que estaba en los medios y en la calle era el sacrificio del perro Excalibur de la contagiada, la visita de ésta a la peluquería tras visitar al médico, la alerta estadounidense de una “crisis mundial” por ébola tras la muerte de un paciente en Texas, opiniones…

Un digital, incluso, daba como noticia importante, alguien sabrá por qué (o no), la opinión de un notable: el académico Arturo Pérez Re-verte. A éste le atribuían lo siguiente: “Propongo poner el perro en observación y sacrificar a Ana Mato. No hay color. A fin de cuentas, Mato tiene más peligro como ministra que el perro con ébola”.

Con ello, la preocupación y el miedo de la calle se apiñaban en la sandez del académico…, de momento.

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