Geopolítica en Blanco & Negro

En primer capítulo se examinan los conflictos internacionales que se han desatado como consecuencia de los nuevos yacimientos de petróleo en el Ártico. Una región “remota” que durante la Guerra Fría se convirtió en centro estratégico de experimentos militares de Estados Unidos y Rusia. Pero a partir del descubrimiento que posee, entre el 25 y 30 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y gas, se transformó en un nuevo epicentro de disputas internacionales, entre: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca y Noruega. Por otra parte, analiza las luchas por el poder en la teocracia de Irán, entre los Ayatolá Alí Jamenei, el líder Supremo de la revolución y Alí Akbar Hashemi Rafsanyani. Al igual que examina las raíces del fundamentalismo islámico en los países del Oriente Medio y sus impactos en la geopolítica mundial.

Se aborda el tema de la guerra en Irak, la primavera árabe y los conflictos en Libia y Siria y sus repercusiones en el Medio Oriente y en la geopolítica mundial. Igualmente que el surgimiento del Estado Islámico y las luchas por el poder entre sunitas y chiítas en la región y además, hace una profunda radiografía de la evolución histórica y los orígenes de las diversas corrientes dentro de los suníes y chiíes.

En cuanto a África se habla de la Primavera Árabe en los países del norte africano, del drama de las matanzas, los genocidios, los refugiados, las guerras y conflictos políticos, económicos, tribales y religiosos en varios países. Se examina como en los países africanos de las dictaduras, de las endémicas guerras, de la pobreza, las epidemias y las hambrunas, se ha pasado a ser un continente con perspectivas de prosperidad económica y social por los altos índices de crecimiento que han alcanzando países como Nigeria, Sudáfrica, Angola, Guinea Ecuatorial, Chad, Ruanda, Mozambique, Uganda, Botswana, Kenia, Gabón, Namibia y Ghana., entre otros.

De allí que se hable del milagro africano sobre el crecimiento económico que han alcanzado los países y cómo las economías de varios países africanos han crecido más rápido que en otras regiones del mundo. Luego se ahonda en el caso de la elección de Barack Obama, como el primer negro elegido presidente de Estados Unidos, habla de la trascendencia de su elección desde el punto de vista del cambio emblemático y, sobre todo, sobre lo que significó su elección en la ruptura de los paradigmas políticos en Estados Unidos y en el mundo.

Después se analiza el apoyo del BID a los programas de desarrollo de fuentes alternativas de energías de los biocombustibles en América Latina y el Caribe. Se demuestra que es una iniciativa que beneficia los intereses geoestratégicos del eje Washington- Brasilia, los mayores productores de biocombustibles del mundo.

Se hacen fuertes críticas a la carrera armamentista en América Latina y los acuerdos de cooperaciones militares y compras de armas que suscritos por los gobiernos latinoamericanos con Estados Unidos, Francia, Irán, España y Rusia. Porque mientras crece la compra de equipamientos militares, aumentan los índices de desigualdades y pobreza en la región.

Por otro lado, se analiza la crisis económica y política que sufre Haití, un país que cuando se habla de su pobreza y su atraso se señala con el dedo acusador al racismo externo, a los saqueos y las expoliaciones del colonialismo francés y el imperialismo Norteamericano, pero no las graves repercusiones que han tenido en su desarrollo las luchas políticas por el control del poder entre negros y mulatos. Se muestra lo funesto que han sido los regímenes monárquicos y dictatoriales corruptos, los desaciertos en las políticas económicas y ineficiencia estatal; al igual que el segregacionismo, la cultura militarista en los niveles de atraso y pobreza de Haití.

También examinan las tirantes relaciones políticas colombo-panameñas en asuntos aduaneros y los problemas de la lucha contra el fenómeno de la expansión del narcotráfico en la zona de frontera de ambos países. Por último trata los sueños dictatoriales del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega y la decisión de su gobierno de desempolvar las viejas rencillas fronterizas con Costa Rica, Honduras, El Salvador y Colombia.