¿SE GUINDÓ EN EL RITZ O LE GUINDARON?
Guindaba Luis De Guindos
Por José Luis Heras Celemín
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José Luis Heras Celemín
miércoles 03 de junio de 2015, 09:27h
Dice el diccionario que “guindar” es descolgarse de alguna parte por medio de cuerda, soga u otro artificio. Hoy por la mañana, Luis de Guindos guindaba. Se le esperaba en el Ritz, pero De Guindos guindó. Iba a presentar a Elvira Rodríguez, la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, pero le sustituyó (tarde) Iñigo Fernández de Mesa, el Secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, que es un valor económico nacional que aún está en el mercado nacional de valores, sí nacional, con resistencia, insistencia y algo más. Con Elvira Rodríguez asentada en el atril, personificación firme de la CNMV y en plan de pura institución, el resto de las institucionalidades, guindadas o no, quedaron en segundo plano. Allí estaban: la Defensora del Pueblo, defendiendo el presente del pueblo. Elena Salgado, dispuesta a la dfensa (del pasado). El Presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), atento y con la ceja a la virulé. Isabel Tocino, de oyente. Manuel Conthe, ciudadano de C´s, o casi. Algunas autoridades, pocas. Y el propio Secretario de Estado que, vaya usted a saber por qué, se hizo dueño del plural mayestático “nos”.
Pero faltaban otros, demasiados. En el ambiente, los “guindeos”, próximos a “guindos”, de muchos. Vigilancias exhaustivas, más que justas. Y el runrún canallesco del menos canallesco proceder de la nada sutil “prensa canallesca”: Hay ruido de sillones que se vacían o se mueven, tilas a tutiplén para los que dudan si guindarse o erguirse. Dedos hacia abajo populares, de los condenadores de futuro incierto. Y miradas, de reojo, a la Moncloa, a Rajoy, a la niña de Rajoy, a la madre de la niña de Rajoy, a la prima de la madre de la niña de un gallego con vistas en Santa Pola (Alicante, Spain) y un vistazo suplicante, a veces alegre y otras doliente, de creyentes o no, a la siempre Santísima Inmaculada Concepción: “Madrecita, que me quede como estoy”.
Ajenos al runrún de la prensa, los rumores: Se va el sociólogo Wert, de paseo con Gomendio a hacer sociología por los Campos Elíseos parisinos. Cospe, María Dolores de Cospedal García, merece el consuelo de una cartera en el Gobierno (la de Wert). De Guindos guindará algo: una cosa (o cargo europeo) en concurrencia con otros, según la acepción 2 del diccionario de la RAE. Le sustituirá, o no porque decide un gallego, alguien, quizá alguno de los valores económicos que no controla la CNMV (Nadal, Pérez Renovales, “Sorayo” o no). ¿Montoro se monta o se la montan?. Otros puntos, algunos suspensivos...
Pero en el atril estaba la esplendorosa humanidad y luminosa inteligencia de Elvira Rodríguez. Con un par, o diecisiete. Institución pura a veces, afabilidad notable otras y siempre perspicaz, ajena y presente a la ausencia de Luis de Guindos y moviéndose ágil, grácil y etérea por el proceloso filo de la navaja cabritera en que se convierten, convirtieron, las ingenuas preguntas de la prensa.
Se la escuchó, claro. Y habló de: La Ley del Mercado de valores de 1988. La realidad en Europa del Mercado de Capitales. La forma de actuar de la CNMV en el mercado. De las nuevos cometidos de la CNMV y de los viejos. Monitorización de movimientos de valores y capitales. Protección e información a los inversores. Y hasta de la conveniencia de hacer Pedagogía con los inversionistas y de las prácticas pasadas ocurridas a la hora de enfrentar a los oferentes (de valores), con los productos que ofrecían.
Pausada, profesional, respondiendo a “preguntas técnicas para oposición”, fue atendiendo a cuestiones económicas, a la salida de la CNMV de funcionarios mal pagados (el 40% no llega a un sueldo de 40.000 euros por año), a cuestiones puntuales (Banco de Madrid, Planes de Pensiones, rentabilidades escasas, conocimientos puntuales de inversores minoristas, las dos sociedades que están a punto de salir al mercado, y un largo etcétera.
Pero “la llama de la noticia” no estaba en el Ritz. Allí la Presidenta de la CNMV sólo habló de economía, del mercado, de valores, y del mercado de valores. El interés del principio, con las sustituciones y retrasos del comienzo, las asistencias y ausencias de última hora, tenían un algo especial concentrado en un par de preguntas del momento.
Una simple: ¿Por qué se guindó el protagonismo de Luis de Guindos? Otra no tanto: ¿Se guindó o le guindaron?.