UN VERANO DE PRECAMPAÑA
Hoy no tenía el cuerpo para plenos
Por José Luis Heras Celemín
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José Luis Heras Celemín
jueves 11 de junio de 2015, 07:17h
La frase fue la salutación cordial entre dos diputados isleños, uno del PSOE y otro del PP, en la Cafetería de la Tercera Planta del Congreso de los Diputados y en un descanso buscado por ambos en la Sesión de Pleno número 269. En ella, con el Presidente Rajoy ausente, el interés de la mañana había estado en tratar de entender, más que de ver, la postura de la Vicepresidenta. Ésta cumplía años (44) y recibía felicitaciones; hasta de Rosa Díez, que empezó su intervención con un cortés “Feliz cumpleaños”. Sabiéndose objeto de atención, y de cuestión, Sáenz de Santamaría, vivaz, fue emergiendo ante la Cámara despachando, y despachándose, a gusto con, y contra, sus dos interlocutores: Rosa Díez (“Hoy se va a votar en esta cámara una ley contra el transfuguismo político… y usted con su historial”) Y Antonio Hernando (“Consejos vendo que para mí no tengo”,.. “aplíquese el cuento”).
Para unos, en la cima de su carrera política, lista para suceder a Rajoy si éste flaquea; y para otros, entonando el canto de un cisne que ve agotada su última opción, sus intervenciones, enérgicas, provocaron una bronca en la bancada socialista que cogió por sorpresa al Presidente Posada.
Después, tras la suspensión de una pregunta sobre banderas y enseñas de la Guerra Civil y la contestación por la ministra de Agricultura a otra sobre cuotas lácteas, la Vicepresidenta salió del Hemiciclo y llegaron las tres preguntas al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas del Grupo Socialista.
Las dos primeras, de Saura y Campos Arteseros, sobre defraudadores y corrupción, Montoro las bregó con su hacer de siempre. Pero algo alteró su estabilidad e imagen. Saura había deslizado, como de pasada, una idea a la que se ha aferrado a lo largo de la legislatura sobre una dimisión ministerial, que en este caso modificó con un “que le cesen el viernes”. A ella, Montoro contestó con el ya conocido “¿Que va a hacer usted sin mí?”, sin entrar en detalles ni tratar de contrarrestar la afirmación sobre su posible cese.
La tercera, de Germán Rodríguez, el Portavoz de la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la corporación RTVE y sus sociedades, había acentuado la vacilación y merecía el repaso de los dos parlamentarios isleños y un periodista añadido mientras se compartía el café de media mañana: ¿Considera que RTVE está haciendo un uso adecuado de los recursos públicos asignados en los presupuestos Generales del Estado, al contratar el programa “Así de claro”?
La respuesta de Montoro no entró en la realidad del estrepitoso fracaso del Programa de Ernesto Sáenz de Buruaga, ni en los porqués de una contratación tan artera y gravosa para los intereses de la televisión pública. En su lugar, el titular de la cartera de Hacienda y Administraciones Públicas, optó por señalar que no es misión del ministro confeccionar “la parrilla” de programación de la tele. En el aire quedaron los motivos para la adquisición de un formato de programa ya viejo y gastado, la explicación de cómo se había contratado a quien fracasó, y la justificación de su coste (superior a 60.000 euros cada uno).
A continuación, la diputada Silva Regó había redactado una pregunta para el ministro del Interior sobre “la posible supresión del voto rogado para las próximas elecciones generales”. Era el momento de recordar que el voto rogado es el que obliga a que los emigrantes soliciten su voto antes de poder ejercerlo; de hacer balance sobre la disminución de los votos de emigrantes; de rememorar las vicisitudes en la Cámara de propuestas, contrapropuestas y voluntades de unos y otros; y, también importante, reseñar que cualquier decisión al respecto significa una reforma electoral que corresponde al Congreso y no es potestad privativa del Gobierno.
Después había más preguntas a ministros (Empleo y Seguridad Social; Industria, Energía y Turismo; Economía y Competitividad; y Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad) y tres interpretaciones urgentes.
Pero la realidad política nacional, además de la actividad normal y casi rutinaria en el Congreso de los Diputados, a estas alturas de la legislatura y cuando se esperan las iniciativas anunciadas por el Presidente del Gobierno, no estaba en un hemiciclo que se fue vaciando poco a poco.
El interés se centraba en las noticias, los noticiables, los rumores, las conjeturas, las especulaciones, los temores, las desilusiones o falta de ellas; en las ausencias, presencias y reuniones habidas, concertadas o a punto de hacerse; en los pactos, virginidades políticas, amancebamientos locales y autonómicos; en la prensa con sus noticias auténticas, sin autenticar, inducidas, mandadas, obedecidas y pagadas. Y en todo lo que, al margen de la actividad política, hace que dos diputados isleños, cada uno de un archipiélago y de partidos distintos, abandonen una Sesión de Control al Gobierno, compartan amistosa y humanamente un café y se confiesen uno a otro:
“Hoy no tenía yo el cuerpo para Plenos”