El valor de la diéresis que existe sobre la “u” de Raül, del madrileño Raül Romeva, que es cabeza de lista de JUNTS PEL SI para las Elecciones al Parlamento de Catalunya 2015. Un valor, que, entre otras cosas y ya puestos, incita a meterse en averiguaciones lingüísticas sobre el valor de las vírgulas para distinguir entre un si condicional y un sí afirmativo, o la oportunidad de la tilde en asuntos políticos: El si o sí en el nombre y contenido de una formación política; o los dos puntitos horizontales de la diéresis, a modo de crema o cremilla, que hay en el nombre del madrileño. Todo ello en la mañana del lunes en que Fórum Europa convocaba en el hotel Palace de Madrid a un desayuno informativo “con el Sr. Raül Romeva”. Cerca del hotel, en la Plaza de la Lealtad, también es casualidad el nombre, junto al Obelisco por los Caídos por España, con pebetero y llama encendida, se proclama sobre piedra: “Honor a Todos los que Dieron su Vida por España”.
Automáticamente y por contraste, el lema, en la soleada mañana madrileña, traía a la palestra la realidad de los españoles que dedican esfuerzos a procurar una España distinta a la que conocemos, quizá a romperla.
A la vez, la memoria aportaba el contenido de una Ley Orgánica española: La Ley 10/1995, o Código Penal, que vía Google, aparecía explícito: TÍTULO XXI. Delitos contra la Constitución. CAPITULO PRIMERO. Rebelión. Y los textos del articulado:
Artículo 472. “Son reos del delito de rebelión los que se alzaren violenta y públicamente para cualquiera de los fines siguientes… 5º Declarar la Independencia de una parte del territorio nacional.”
Artículo 477.- “La provocación, la conspiración y la proposición para cometer rebelión serán castigadas…”
Mientras tanto, quizá ajeno al Código Penal y dentro del hotel, Romeva era conducido al wáter mientras se producían las acreditaciones de una concurrencia escasa. Como figuras, en la mesa principal aparecían los nombres de dos diputados españoles (Joan Tardá y Larreina Valderrama), algunos nombres desconocidos y las tarjetas de un par de empresarios madrileños.
Entre la Prensa, una mujer, como revelación privada, exhibía una tableta con el texto de un diario: “Raül Romeva: el político que traicionó a su amigo para ser icono soberanista”.
Algo después, en la tribuna, Ignasi Riera, escritor insigne y autor del libro “Ellos las prefieren gordas”, presentaba al orador: madrileño, profesor, político, casteller, integrado en “colla castellera” y cargador y descargador de cuerpos en torres humanas.
Era el momento para que Romeva, como número uno de una formación política, se erigiera en líder, expusiera sus tesis y tratara de convencer al auditorio de la bondad de sus razones y propuestas.
Pero no era lo que Romeva, el señor Raül con diéresis, había previsto. En lugar de propuestas, como introducción, la afirmación “Muy contento de estar en Madrid… (para) poner sobre la mesa los porqués”. Después, en un intento de encontrar una base sobre la que construir una argumentación, la frase “En 2010 se ha roto algo”, en referencia a la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña.
Esa sentencia, o lo que entienden sobre la sentencia algunos, él entre ellos, es la que, según él, propicia y justifica los planteamientos, movimientos y reparos que relataría a continuación en relación con Cataluña.
“La paciencia se ha acabado”, diría. Y sobre ese hecho iría apoyando el soliloquio que vendría después: El aumento de la apetencia independentista de algunos. Las dificultades del idioma catalán en el Parlamento Europeo. El marco internacional en el que se mueven los independentistas. La aparición de nuevos estados en Europa. La realidad económica desde una óptica propia, quizá distorsionada. Las inversiones en infraestructuras en Cataluña, escasas según él y originadoras de perjuicios. El Estado español “a la contra”. Movilización popular como medio para reivindicar. Posturas de los partidos mayoritarios españoles, PP y PSOE, para tratar los problemas catalanes…
“Puro sofisma”, dijo un periodista. Y el dicho tuvo como efecto la consulta, vía Google, del concepto que define la Real Academia Española de la Lengua como “Razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso”.
En esas afirmaciones, sofistas desde la óptica aséptica (separatista o no), el señor Raül quiso encontrar el motivo de la candidatura que encabeza, de “Junts pel si”, como “única salida”, para “una transición que queremos rápida e inmediata…, que acabe en un proceso constituyente… (y) cuyo objetivo es tener un país en el que nadie se sienta extranjero”.
Después, en el turno de preguntas, contestó sobre: ¿Qué le hemos hecho los asturianos para que nos hurten Cataluña? Desobediencia civil y sus consecuencias penales. Los acuerdos entre Mas y Junqueras. La realidad catalana en la esfera internacional. Situación tras el 27-S. Corrupción en Cataluña. Y su realidad personal tras la traición a Herrera y su salida de Iniciativa por Cataluña los Verdes (ICV).
Entre las preguntas y respuestas, existieron tres cuestiones que nadie verbalizó aunque sean significativas:
- La oportunidad o inconveniencia del acento en el nombre de la formación que le concedió a Romeva el número uno de la candidatura: “Juntos por el sí”, afirmativo y categórico. O “Junts pel si”, catalán y rozando la posibilidad de un si condicional.
- El valor real de la diéresis, que en las sílabas “güe” y “güi” es oportuna y aporta consistencia; y que en otras, cuando la procedencia es discutible, se queda en lo que es: una parejita de puntitos horizontales monos y un punto barrocos.
- Y, muy importante, la precisión del Código Penal español, que puntualiza “se alzaren violenta y públicamente”; y que es categórica para todos: Los que puedan incurrir en un delito de rebelión. Y los que, de ocurrir, han de responder y corregirlo.