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LA ATALAYA DE ELDA

Inmigration Man

Inmigration Man
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· Vicente Vera Esteve

By Vicente Vera Esteve
miércoles 23 de septiembre de 2015, 10:39h
Desde esta Atalaya de Elda siempre ha sido nuestro objetivo intentar mantenernos con los pies en el suelo. A pesar de los optimistas titulares con los que nos bombardean los medios de comunicación, sobre todo cuando se acerca o nos encontramos inmersos en una cercana cita electoral, intento contrastar esos mensajes con alguna consulta a profesionales de la banca, sobre todo porque son los que tocan más de cerca el pulso de los ciudadanos de a pie, ya sean trabajadores, parados o empresarios. Sin ir más lejos el otro día visitaba la oficina principal de una entidad bancaria de esta céntrica ciudad, allí me encontré con un amigo economista y que está especializado en el departamento de inversiones financieras. Sabedor de mi interés por los temas de índole económica, me confesaba que la mayoría de ahorradores e inversores tenía el miedo metido en el cuerpo, es lo que Keynes llamaba los animal spirits, en estos momentos la valoración que hacían los empresarios y consumidores era de precaución ante lo que se avecina en España y en el mundo globalizado.
Vicente Vera
Vicente Vera



Las elecciones catalanas están a la vuelta de la esquina, un par de meses después llegarán las generales y además para aderezar esta ensalada otoñal, la absoluta incertidumbre del gigante asiático, China, la fabrica del mundo. Nadie sabe cual puede ser la repercusión económica y social de la transformación que se esta modelando en el seno de la industria y el sistema financiero amarillo. De modo que mi amigo, con mucho dolor de corazón no pudo ser optimista conmigo. A pesar de las muy favorables previsiones que nos viene transmitiendo el señor Rajoy y su fiel escudero ministro de Economía, Luis de Guindos. En conclusión me confirmaba, con alguna reserva, que no esperase grandes cambios en la inversión hasta comienzos de 2016, mientras tanto la coyuntura permanecerá en estado estacionario e incluso con algún retroceso o decaimiento en la inversión.

En el artículo anterior les hablaba del drama humanitario que se estaba produciendo en Europa motivado por la llegada masiva de familias migrantes del otro lado del Mediterráneo, países duramente hostigados por el Estado Islámico durante más de tres años, ninguna fuerza internacional ha sido capaz de frenar el genocidio de Bashar al-Asad . Nos seguimos preguntando la utilidad de tanto organismo internacional y tanto trasiego diplomático si al final no se consigue solucionar parar la guerra. Tanto la OTAN como la ONU son responsables de semejante caos humanitario y que ahora es Europa quien ha de dar la talla y cumplir con los derechos del refugiado, aceptando su admisión dentro de las fronteras de Europa. Hace ya bastante tiempo recuerdo la publicación de un álbum en los EEUU por David Crosby y Graham Nash, dos enormes compositores y miembros de una de las súper bandas de los setenta y que todavía está en el candelero artístico, CSN&Y.

Pues bien Graham Nash allá por el año 1972, compuso una preciosa canción titulada Inmigration Man, en la que relataba sus problemas personales en la aduana para poder entrar en los Estados Unidos. Esa canción al volver a escucharla y ver las imágenes de las familias desplazadas, me obliga a reflexionar seriamente sobre la bondad de la globalización, aun recuerdo todos aquellos parabienes que se nos quiso vender sobre los efectos positivos para toda la población mundial por los mecanismos generalizados de la globalización. La importante creación de comercio y el fin de las desigualdades y el subdesarrollo económico. Cómo tildaban los economistas del sistema, del FMI a los Stiglitz y a los Krugman poco menos que de izquierdosos comunistas. ¿Y ahora qué? ¿Ya no nos sirve el juguete de la globalización?

De modo que el panorama geopolítico internacional no está en absoluto nada claro, todavía quedan por resolver el enigma de los países emergentes. La demanda de materias primas ha caído en picado, países como Brasil no termina de solucionar sus problemas de exportación y de deuda, Rusia tampoco puede culminar sus contratos de suministro de gas con China, ya se había pensado que este iba a ser el salvador financiero de Putin, incluso se había firmado un contrato por valor de 400.000 millones de dólares para la financiación de un gasoducto de casi 4.000 Km. para el transporte de de combustible desde Siberia. Este proyecto ha quedado suspendido hasta nueva orden. Por lo tanto el entorno internacional si va a afectar en lo que resta de año y en 2016 afectará a las exportaciones e inversiones más vulnerables. Como publicaba una de las ediciones del New York Times: “China exporta incertidumbre. Está haciendo temblar al mundo”.

Para terminar esta gavilla de reflexiones, señalamos el estreno de la última cinta del incansable cineasta neoyorquino, Woody Allen. Esta última entrega lleva por titulo Irrational Man, estamos ante una película que sostiene un argumento muy de actualidad, básicamente se trata de una comedia que disecciona magistralmente el pesimismo de la condición humana en nuestros días. Un planteamiento que casa como anillo al dedo con los planteamientos igualmente irracionales con los que nos golpean casi diariamente los titulares de los periódicos. El más reciente ha sido el fracaso de la primera reunión en Bruselas para establecer los criterios básicos en la organización del reparto de refugiados. Al final comprobamos que después de cuarenta años el progreso de la humanidad ha sido más bien escaso, podemos ligar el estribillo de una canción basada en un suceso acaecido en 1972, The Inmigration Man, con este irracional comportamiento de las instituciones y de la condición humana puesto de manifiesto por el pensador y cineasta Woody Allen en Irrational Man. Aquí cabria decir aquello de, ironías de la Historia.


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