¿CÓMO SE CONSTRUYE EUROPA?
Ni la U.E. ni el Parlamento Europeo pueden ponerse de perfil
• Por Enrique Calvet, eurodiputado
viernes 02 de octubre de 2015, 07:53h
En el gran aquelarre de la confusión execrable (y anti democrática) en que se ha convertido la elección de un nuevo gobierno regional hispano-catalán el domingo 27-S apenas se han oído voces honestas éticas y sensatas sobre lo que realmente está en juego, sobre lo realmente trascendente. Empezamos a encontrar cada vez más excepciones como el profesor Sosa Wagner y otros filósofos e intelectuales de Libres e Iguales, algunas reflexiones sueltas y poco más. Los grandes mensajes más repetidos se han centrado en aspectos colaterales de menor trascendencia como el económico, olvidando que a la masa científicamente fanatizada en el odio a España le importa un pito el inevitable empobrecimiento de todos, o el debilitamiento de la liga española por ausencia del Barça, cuando no en programas de salsa rosa como un reciente debate entre un Ministro del Reino de España y un fanático subcandidato, heraldo del incumplimiento de la Ley y de la prostitución de la democracia.
En lo que más pueda caer bajo mi obligación y responsabilidad como eurodiputado europeo por la circunscripción España, es decir tan servidor de los habitantes de la Cataluña subpirenaica como el que más (y espero que mucho mejor y honesto que Mas), está la visión del aquelarre desde el punto de vista de la construcción de Europa y de sus dificultades actuales. El tema europeo, como es palmario, sólo se ha tocado a través de una retahíla de rebuznos mentirosos y engañadores por un lado, según la cual la Cataluña hispana, yendo contra la Ley de la Gravedad y permaneciendo en la UE tras una declaración unilateral de independencia y la exhibición contraria de la evidencia legal y aburrida de lo que son las leyes actuales. Ese debate lo cerró hace tiempo quién tenía que hacerlo, un Director (francés) de los servicios jurídicos de la Comisión que recodó la Ley de la Gravedad. Todo nuevo Estado, venga de donde venga, está fuera y puede postular a entrar si tiene la unanimidad de los miembros a su favor. Y no es política, sino conocimiento del Derecho. Los fanatizados ni leen, ni les importa saber. Los amantes de golpes de Estado al ralentí usan eso para manipular. Al raciocinio no se le espera.
Sin embargo, Europa y la construcción europea, en sus aspectos más torales, sí se van a ver afectados por este proceso fraudulentamente democrático. Por eso Europa no se puede quedar de perfil, y el Parlamento Europeo menos, habida cuenta de su responsabilidad en hacer respetar la ética fundamental de la construcción de Europa. Existen dos aspectos claves que, evidentemente, no han sido tratados en las frívolas e irresponsables campañas de uno y otro lado. El primero es el terrible revés para la futura Europa que supondría una balcanización de la península ibérica. Para cualquier ilustrado es conocido el aspecto imperialista del secesionismo etnicista catalán, que incluso ya va repartiendo carnés de pureza de sangre por las provincias limítrofes (salvo en Francia, claro), y, nadie ignora que permitido el disparate, sería una puerta abierta a la proliferación del fanatismo inoculado de corte racial y etnicista en las más inesperadas taifas caciquiles. No es menester explicar a mis avezados lectores la dificultad de la construcción de Europa con semejante panorama.
Pero el segundo aspecto es mucho más importante y comprometedor para el Parlamento y las Instituciones europeas. Como señalaba por fin, un consuelo para mi antigua voz clamando en el desierto, un excelente artículo del profesor filósofo Don Santiago Navajas en Voz Populi lo que está en juego, real y trascendentalmente, en las elecciones del domingo, es el modelo democrático europeo y valores fundamentales de la ciudadanía. En primer lugar, habrá que ver si se recupera en íbero-Cataluña la democracia liberal basada en individuos libres e iguales, con derecho a ver protegida su vida de ataques a sus derechos individuales fundamentales, o si triunfa la “democracia aclamativa” a lo Karl Schmitt, la que defiende ese valor terrible y peligroso por la cual “la voluntad popular desatada” ( ¿por quién, cómo, y con qué intereses?) está por encima del cumplimiento de la Ley y del respeto al marco democrático creado, como es la Constitución. Europa se ha construido, con muy pocos errores ideológicos, alrededor del primer modelo, y precisamente, en contra del segundo modelo que tanto sufrimiento creó.
En segundo lugar, el domingo 27 están en juego los valores fundamentales ciudadanos sobre los que se inspira la convivencia europea. Las raíces del movimiento oclocrático que presentan los ayuntados por el sí tiene, a la postre e inevitablemente, una raíz etnicista, por no decir racista, que lamina derechos fundamentales de los ciudadanos que en íbero-Cataluña se llaman García (el apellido más frecuente)*. Sino ¿qué definiría el indeterminado “pueblo catalán”? ¿Una frontera administrativa cambiante y que excluye a Perpiñán? ¿Unos derechos históricos manipulados que son idénticos a los de Borgoña, por ejemplo? ¿El carné del Barça? Como se puede concluir bien del estudio mentado, la definición corresponde a la voluntad de una oligarquía etnicista depredadora empeñada en quitar, o rebajar, el nivel de ciudadanía de los que no son “de la seba”. Y los ciudadanos que deberían tener derechos fundamentales muy por encima del de los territorios pierden el derecho a ser protegidos contra la intimidación, el acoso, pierden el derecho a que sus hijos estudien en la lengua constitucional de su patria, a tener igualdad de oportunidades en el acceso a profesiones o cargos públicos españoles (de todos) etc…
Es un espantoso modelo de anticiudadanía el que se quiere imponer el 27-S y contrario a los valores fundamentales ciudadanos que inspiran a la mayoría de los parlamentarios europeos (no así, cierto, a los de Marine le Pen o Viktor Órban). Y ese cáncer puede seguir haciendo metástasis en Europa si las instituciones europeas no se conciencian, aprenden la verdad, defienden en todas partes los valores de ciudadanos libres e iguales. Por eso no nos podemos quedar impávidos ante los atentados contra derechos fundamentales, y mucho menos en el grupo ALDE al que pertenezco. Y soy perfectamente consciente de que los verdaderos responsables no son los oligarcas caciquiles y etnicistas que van a lo suyo, sino los Gobiernos de España que lo han permitido, esperemos que sin ánimo de dolo.
Una vez más, como en los viejos tiempos, España es un laboratorio, tal vez el primero, dónde se muñe el futuro de los valores europeos. Esperemos que esta vez salga bien.
Para ilustrarse sobre la fuerza del etnicismo en ibero-Cataluña recomiendo que vean las cifras expuestas en el excelente estudio de D. Alejandro Macarrón: ”Características demográficas fundamentales de la Cataluña y el País vasco españoles”