BEIJING (Xinhua).- Cuando Tu Youyou tenía 39 años de edad y fue invitada en 1969 al Proyecto 523, un programa militar para hallar la cura para la malaria, ella tenía la esperanza de cambiar eventualmente la vida de millones. La joven farmacóloga en ese momento no tenía idea de que su vida también iba a cambiar. En los años tumultuosos que siguieron, Tu y su equipo lograron extraer, mediante prueba y error, una substancia de la Artemisia annu, o ajenjo dulce, que demostró ser efectiva para reducir la tasa de mortalidad para los pacientes con malaria. Sus hallazgos sobre el compuesto artemisinina eventualmente le dieron a Tu el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2015, convirtiéndola en la primera científica china en ganar el Premio Nobel en ciencia por trabajo hecho en China, y en la primera mujer china en ganar un Nobel. Tu, ahora con 84 años de edad, parece alegre por haber ganado. "Ganar el premio Nobel no es tan importante para mi, pero el honor demuestra que la medicina tradicional china (MTCh) es un recurso inspirador que requiere más investigación", dijo Tu al recordar la investigación esmerada de la terapia. "Nuestro país me capacitó, y por eso cuando el país necesitó que yo hiciera esto, hice mi mejor esfuerzo", indicó.
El Proyecto 523, llamado así por la fecha en que fue creado, fue iniciado en 1967 en un momento en que entre doscientos y quinientos millones de personas se calculaba que se contagiaban de malaria cada año. Millones murieron por la enfermedad al año en la década de 1960, con algunos tipos de malaria con un desarrollo de resistencia a los medicamentos tradicionales como la quinina y la cloroquina.
"Fue una gran responsabilidad y una misión realmente muy difícil también", dijo Tu. El momento no pudo haber sido más hostil para los intelectuales chinos. La Revolución Cultural tenía expertos ocupados y la investigación científica en muchas áreas llegó a un paro virtual.
La búsqueda de una cura viable para la malaria demostró no ser un trabajo fácil. Antes de que Tu se uniera al programa como equipo líder en 1969, más de 500 investigadores chinos habían probado 40.000 compuestos y medicinas hierbales en la búsqueda de un remedio efectivo, aunque sin resultados. Un programa de investigación paralelo de Estados Unidos, que se llevó a cabo de 1963 a 1972, tampoco generó resultados satisfactorios de un grupo de más de 214.000 compuestos químicos.
Al haberse capacitado tanto en medicina occidental como en medicina tradicional china, Tu decidió explorar la sabiduría de la antigua China. "Leímos libros antiguos, buscamos recetas folclóricas y consultamos con médicos veteranos de MTCh", recuerda Tu. Hasta cartas de consejos y sugerencias que les enviaron sin un historial médico se convirtieron en una fuente de inspiración.
Luego de tres meses, Tu y su equipo se concentraron en 640 hierbas candidatas, incluida la planta de ajenjo dulce, que había sido usada por médicos chinos en los tiempos antiguos como un ingrediente para curar enfermedades como influenza y malaria. "Pero todos nos enfocamos en la pimienta primero, porque en la primera ronda de análisis, parecía tener efectos mucho más inhibidores sobre el plasmodium (parásito que causa la malaria)", dijo Tu.
No fue sino hasta que los extractos de la pimienta y de 100 otras hierbas chinas fracasaron las pruebas clínicas que el ajenjo dulce ganó de nuevo la atención de Tu. Las pruebas previas que usaban ajenjo dulce habían generado resultados inconsistentes, y el medicamento había mostrado niveles diversos de efectos inhibidores sobre el plasmodium.
Un texto chino del siglo IV ofreció una luz de inspiración en Tu. En su "Manual de Recetas para Emergencias", Ge Hong sugiere exprimir un puñado de ajenjo dulce húmedo en agua y luego beber el jugo para tratar la malaria. "Me sorprendió que las temperaturas elevadas podían estropear lo que sea que ayuda a tratar la malaria en el ajenjo dulce", dijo Tu.
Eso demostró ser un paso crucial para hallar lo que se conoce como artemisinina, y el equipo desarrolló pronto una manera mucho más efectiva de extraer el compuesto aislándolo mediante el uso de éter dietílico a temperaturas menores a 60 grados Celsius. Las pruebas en animales demostraron tener éxito y Tu se ofreció de voluntaria como sujeto de prueba en las pruebas humanas que siguieron.
"Yo era la líder del equipo, y tenía la responsabilidad (de probar la medicina en mi)", explicó Tu. Dos investigadores más del equipo también se ofrecieron. Las pruebas no descubrieron efectos colaterales evidentes para los humanos,. pero los años de duro trabajo ha habían deteriorado la salud de Tu de cualquier manera.
Si esposo, Li Tingzhao, recuerda que Tu regresaba a casa oliendo a alcohol casi todos los días, y que su contacto estrecho con el éter dietílico le provocó después hepatitis tóxica. Mareos, sangrado por la nariz y alergias en la piel eran cosa rutinaria.
Pero los sacrificios dieron frutos. Una combinación de medicamento con base en la artemisinina es ahora el régimen estándar para la malaria, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene a la artemisinina y a los agentes relacionados en su catálogo de "Medicamentos Esenciales".
Desde 2000, más de 240 millones de personas en Africa subsahariana se han beneficiado de la artemisinina y se calcula que más de 1,5 millones de personas se han salvado gracias al nuevo medicamento.
"La artemisinina es un regalo para la gente del mundo de la medina tradicional china. Es de enorme importancia en la lucha contra la malaria y otras enfermedades contagiosas y en la protección de la salud de la gente del mundo", dijo Tu al dar crédito a su equipo de investigación. "El premio (Nobel) es un crédito para los esfuerzos colectivos de los científicos chinos y muestra la atención puesta en la investigación de la MTCh por parte de la comunidad científica internacional", expresó Tu. "Se trata de un momento de orgullo para China y los científicos chinos".