Un año más, y a punto de clausurarse 2015, la Fundación Adecco ha querido profundizar en los deseos y aspiraciones que las personas con discapacidad piden al año venidero, a través de una encuesta a 200 personas. Si bien son muy similares a los del resto de la población, los deseos de las personas con discapacidad cuentan con matices importantes, al otorgar un mayor protagonismo a la salud, a la igualdad de oportunidades o a la normalización.
Sin embargo, uno de los protagonistas indiscutibles este año no ha sido otro que el empleo. Un 84% de los encuestados ha mencionado esta variable en uno de sus tres deseos, pero en esta ocasión haciendo hincapié en que éste sea “igualitario” y no una demostración de “caridad o filantropía” por parte de las empresas. Las personas con discapacidad han dejado claro, en sus respuestas que, en pleno siglo XXI, las empresas deben tomar conciencia de que un certificado de discapacidad no anula ni merma la capacidad de trabajar de una persona, sino que aquél que lo posee cuenta con fortalezas, competencias y habilidades, como cualquier otra persona.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “es erróneo presuponer que una persona con discapacidad rendirá menos en su puesto de trabajo, como también lo es idealizarla y pensar que cuenta con habilidades extraordinarias o sobrehumanas. Lo correcto es ser consciente de que es una persona como otra cualquiera, con fortalezas y debilidades. Lo que sí podemos constatar, desde la Fundación Adecco, es que las personas con discapacidad suelen ver reforzados valores como el esfuerzo, la capacidad de sacrificio o la superación, que se convierten en aliados muy importantes para la consecución de resultados en las empresas”.
Por todo ello, es importante dar por clausurada la etapa en la que las personas con discapacidad trabajaban por “filantropía empresarial”. Las personas con discapacidad reivindican que las empresas y la sociedad olviden su “certificado” y fijen la atención en sus competencias y capacidades. Salud, empleo justo e igualdad Al preguntar a las personas con discapacidad por sus 3 deseos de cara a 2016, 3 han sido las respuestas más repetidas: salud (90%), empleo (84%) e igualdad (77%).
Así, 9 de cada 10 nos ha dejado respuestas como las siguientes: “no recaer en mi enfermedad”, “no empeorar en temas médicos”, “salud para mí y los míos”, etc. Que las empresas nos miren con respeto, no con compasión En segundo lugar, el empleo ha copado buena parte de las respuestas: un 84% de los encuestados pide una ocupación al año venidero, pero la mayoría destaca que ésta debe ser digna, equitativa y adecuada a sus competencias.De las respuestas se infiere que los encuestados desean que la sociedad reconozca sus capacidades, a través de una visión renovada que destierre la asociación inexorable de discapacidad con dependencia e inactividad.
Algunas de las respuestas en este sentido han sido: “que las empresas nos miren con respeto, no con compasión”, “que no se nos vea como una carga para el Estado, sino como parte de la economía productiva”, “que podamos trabajar igual que cualquier otra persona y nos valoren por lo que podemos hacer”. En este sentido, un 80% de los encuestados ha destacado que, en términos generales, las personas con discapacidad siguen ocupando puestos de baja responsabilidad, sin tener presencia habitual en cargos directivos.
En la misma línea, un 62% opina que la contratación de personas con discapacidad obedece, mayoritariamente, a un afán de cumplir con la ley, en lugar de a una verdadera normalización de la discapacidad en el tejido empresarial. Ser uno más El tercer deseo ha sido, sin duda, la igualdad de oportunidades (77%). Las personas con discapacidad piden empatía, es decir, que las personas de su alrededor sean capaces de entender sus necesidades y ponerse en su lugar, pero no por ello justifican la discriminación positiva: quieren ser uno más. Según Mesonero: “el gran reto es que la sociedad en general entienda la diversidad que caracteriza al mundo, siendo capaces de integrar a todas las personas independientemente de su edad, nacionalidad, raza, etc.
En este sentido, las personas con discapacidad quieren que la sociedad sea sensible a sus necesidades, pero sin poner cortapisas a sus posibilidades de desarrollarse personalmente o llevar una vida normalizada”. Así, éstas han sido algunas de las respuestas: “que no se extrañen cuando nos vean, por ejemplo en un concierto”, “que pongan personal de apoyo suficiente para que los niños con discapacidad puedan acudir a excursiones y/o actividades extraescolares, como cualquier otro”, “que hagan accesibles las instalaciones de los centros comerciales para que podamos probarnos ropa, como los demás ciudadanos”.
Además, destaca un 45% que pide a 2016 la paz en el mundo en el sentido más amplio: fin de las guerras, no al terrorismo, etc. Por último, un 20% ha mencionado retos y aspiraciones de índole personal: conseguir vivienda, viajar por el mundo, poder comprarse un coche, etc. Medidas para fomentar el empleo de las personas con discapacidad El empleo de las personas con discapacidad ha seguido una tendencia ascendente en los últimos años, alcanzando, durante varios años consecutivos, un máximo histórico en el volumen de contratos.
2015 no será una excepción y volverá a finalizar con un nuevo récord, que de hecho ya se ha alcanzado en los 11 primeros meses del año: entre enero y noviembre las personas con discapacidad han firmado 87.851 contratos, un 6% más que en todo el 2014.Este incremento en la contratación es un indicador de la mejora global del empleo de las personas con discapacidad; sin embargo, aún estamos lejos de alcanzar las cotas deseables de normalización, si atendemos a la tasa de actividad (36%).
Esto quiere decir que el 64% de las personas con discapacidad en edad laboral no tiene empleo ni lo busca, por diferentes motivos, entre otros: - En primer lugar, la sobreprotección hacia muchas personas con discapacidad desde la infancia. En ocasiones, las familias ofrecen una excesiva protección a su hijo/a con discapacidad, sin dejarle desenvolverse por sí mismo.
Ello finalmente supone un obstáculo para su autonomía y, cuando llegan a la edad laboral, no tienen suficientes recursos para el empleo. - Desconocimiento de las propias personas con discapacidad a la hora de afrontar la búsqueda de empleo. En ocasiones, carecen de herramientas, recursos y asesoramiento para encontrar una ocupación que se ajuste a sus circunstancias.
- Miedo de las personas con discapacidad: temor al rechazo y a no saber desenvolverse en una entrevista o empresa. Este temor se convierte en un freno para que busquen trabajo.
- Estereotipos y falsas creencias en las propias empresas: pueden rechazar a una persona con discapacidad al presuponer que su adaptación va tener un coste elevado, que no va a saber desenvolverse o que el trabajo es “incompatible” con la discapacidad.. Todas estas creencias parten del desconocimiento, pero pueden llevar a las personas con discapacidad a retirarse del mercado laboral, al disminuir su autoestima, una vez son rechazadas.
- “Cultura del subsidio”. Algunas personas con discapacidad reciben prestaciones del Estado, que si bien garantizan unos recursos mínimos, podrían fomentar un estado de inactividad en el que la persona con discapacidad decide no buscar empleo.
Para 9 de cada 10 personas con discapacidad, es sólo cuestión de tiempo que la tasa de actividad de las personas con discapacidad (36%) se aproxime a la del resto de la población (59,5%). Para ello, los encuestados proponen medidas concretas: un 85% exige “mayor concienciación y sensibilización en las empresas”, seguido de un 71% que pide “más apoyos a las personas con discapacidad en su búsqueda de empleo, pues en ocasiones quieren trabajar pero carecen de los recursos y herramientas necesarios para afrontar esta búsqueda. Por detrás, un 69% opina que la clave es revisar las políticas educativas desde la infancia, que normalicen la discapacidad entre los más pequeños, erradicando conductas como los prejuicios, el desconocimiento o la sobreprotección, que limitan la autonomía de las personas con discapacidad y, por ende, su predisposición a buscar empleo cuando alcanzan la edad laboral.
Menos barreras para acceder al ocio y a la cultura Los resultados de la encuesta han permitido detectar la existencia de barreras a la hora de acceder al ocio y la cultura, por parte de las personas con discapacidad: algo más de la mitad de los encuestados (52%) admite encontrar obstáculos para hacerlo, a través de diferentes barreras: arquitectónicas (instalaciones poco accesibles), de comprensión (actividades poco intuitivas, insuficiente explicación de las mismas, etc), sociales (prejuicios por parte de una sociedad poco acostumbrada a tratar con personas con discapacidad en estos ambientes) y/o de apoyo (falta de personal que apoye las necesidades específicas de las personas con discapacidad).
La siguiente tabla muestra la intensidad de estas barreras en los diferentes ámbitos: bares y discotecas, museos, restaurantes, espacios abiertos, deporte, etc.En el contexto del Día Internacional de la Discapacidad, jornada que las Naciones Unidas ha celebrado en Ginebra, bajo el lema A Day for All, el malagueño Pablo Pineda, primer diplomado europeo con síndrome de Down -que actualmente trabaja como RRPP del área de Diversidad de la Fundación Adecco-, ha sido invitado para dar ejemplo a todo el mundo acerca de la lucha por los derechos de las personas con discapacidad, para su visibilidad, integración social y laboral.
Durante su emocionante speech, Pineda ha reivindicado una sociedad “más democrática, menos beligerante y más humana”, destacando que “en el mundo actual falta empatía, tenemos que aprender a ponernos en la piel del otro y reforzar los valores culturales y sociales frente a los meramente económicos, pues no todo tiene que ser competitividad”. Al finalizar su discurso, Pineda ha pronunciado un interesante alegato en el que no ha podido evitar emocionarse, rompiendo a llorar mientras pedía a la sociedad que mirara de frente a las personas con discapacidad y no se dejaran llevar por sus prejuicios.
A continuación, exponemos el alegato íntegro de Pablo Pineda:
1. No consientas que nadie se crea más que nadie. Porque no lo es.
2. Sé valiente ante la injusticia. Recuerda; la mayor discriminación es la indiferencia.
3. Ponte en el lugar del otro, míralo de frente; a la misma altura, sin calificativos o etiquetas. Tienes delante a una persona: sus metas, sus derrotas, sus victorias, la capacidad de no rendirse jamás. El miedo, el coraje, la sonrisa. La lucha por conseguir sus sueños.
4. No señales las debilidades, no insultes con la mirada.
5. Enfréntate a los prejuicios, a las palabras que limitan.
6. Quédate con la mejor versión de cada persona. Ayúdala a superarse.
7. Ten siempre presente que las cosas importantes se logran con mucho esfuerzo.