¿QUÉ PASA CON ESPAÑA?
Un corazón nuevo
· Por Alejandro Arraez, ex-Presidente del Partido Liberal y de la Asociación Española de Ejecutivos de Finanzas
sábado 20 de febrero de 2016, 07:52h
España era un Reino. Así lo definía la Ley de Utilidades, norma fundamental de nuestra relación tributaria que, junto con el Servicio Militar Obligatorio - ya desaparecido - es la expresión de pertenecer a una comunidad. El "yo pago mis impuestos" como el "civis Romanus sum", condensa el orgullo y el derecho del ciudadano. Ahora, a pesar de tener Rey, el Reino ha quedado solo para el carnet de conducir. La Constitución Española elude el término que no se ve en documento alguno oficial, aunque la justicia se siga impartiendo en nombre del Rey. En esta difusión de conceptos e instituciones es obligado definir, con nuestra Constitución, cual es el papel de la Corona en la situación expuesta en los párrafos que anteceden.
Aquí Señor te dejo
mi corazón antiguo
voy a pedir prestado
uno nuevo a un amigo.
..................
Robusto, con la gracia
de un joven campesino
que atraviese de un salto
el río.
Federico Garcia Lorca
"Una nación esta siempre haciéndose o deshaciéndose". José Ortega y Gasset.
Veamos qué pasa con España.
Síntomas para el diagnostico.
POSITIVOS.- La victoria de la Selección Española de fútbol, que ha reivindicado la bandera como símbolo de la nación. En toda España se ha celebrado este éxito deportivo con justificado orgullo de ser miembro de la comunidad vencedora, de un país grande del que sale la selección. Nada se opone - antes al contrario ratifica - el hecho de que aparecieran algunas banderas autonómicas con la nacional,.
NEGATIVOS.- Serian interminables. Algunos:
• La justificación del fraude fiscal. (Casi la mitad de los españoles). Sin transparencia tributaria, no hay sociedad estable.
• La incapacidad de cuerdo de los agentes sociales. Su enfrentamiento.
• El terrorismo.
• La tragedia laboral.
• El separatismo.
• El odio, (la memoria), histórico.
• La corrupción
• La decena de millones de litigios que oprimen la sociedad española y la colapsa. (Síntoma claro de descomposición).
• Antes de formular receta alguna para esta sociedad enferma, procede investigar qué es España.
• España era un Reino. Así lo definía la Ley de Utilidades, norma fundamental de nuestra relación tributaria que, junto con el Servicio Militar Obligatorio - ya desaparecido - es la expresión de pertenecer a una comunidad. El "yo pago mis impuestos" como el "civis Romanus sum", condensa el orgullo y el derecho del ciudadano.
Ahora, a pesar de tener Rey, el Reino ha quedado solo para el carnet de conducir. La Constitución Española elude el término que no se ve en documento alguno oficial, aunque la justicia se siga impartiendo en nombre del Rey.
En esta difusión de conceptos e instituciones es obligado definir, con nuestra Constitución, cual es el papel de la Corona en la situación expuesta en los párrafos que anteceden.
El concepto de "Monarquía constitucional" sirve para potenciar el "Derecho", eliminar cualquier alusión a "súbdito" y fijar el papel de la Corona, (nada de Soberano). La atribución de la soberanía al pueblo, en la práctica y pese a las urnas, resulta una declaración casi académica.
Y cuando el derecho fracasa como norma de convivencia, hay que acudir al sentimiento , si no se quiere terminar mal, de lo que ya sabemos algo los españoles.
Antes de plantear remedios debe ponerse énfasis en la tragedia laboral - sin duda también propiciada por la desintegración social del país - pues quizá los mejores trabajadores del planeta, (como demuestran las estadísticas de empresas multinacionales), está en paro su quinta parte.
Se proponen dos recetas simultaneas, o en todo caso, alternativas:
Primera : Articulo 56 de la Constitución española y concordantes a las que luego se alude.
Al margen de la función representativa del Estado, sobre lo que solo caben comentarios positivos. El Rey es el arbitro de los poderes.
Ser arbitro implica:
• Impone jugar limpio
• Promover la deportividad y nobleza de la contienda
• vigilar el cumplimiento de las normas de juego.
• Sancionar las infracciones que se cometan.
• Evitar la connivencia
Para el ejercicio de estas funciones arbitrales la Corona debería estar dotada de intendencia suficiente para captar cualquier anomalía en la convivencia, en algún momento también sugerir los caminos a seguir y tener manos libres para nombrar o cesar determinados cargos transcendentales en el devenir social. Las cifras referidas al principio de este comentario demuestran que el país "no funciona", esta "colapsado" y la Corona tiene algo que ver con esta enfermedad de su Reino. La interpretación de determinados artículos de la Constitución debe permitir que cuando el Rey pone el visto bueno a determinadas propuestas, también debe tener poder para poner el visto malo, cuando así lo considere conveniente. Sobre todo esta interpretación se hace necesaria en nuestro país, donde no se someten a enjuiciamiento determinados nombramientos.
Ciertamente, los poderes de la Constitución dibujaron una monarquía irresponsable. Quizá tal proyecto no sea bueno para una comunidad tan poco integrada como la nuestra. Por ello se propone que en el marco constitucional, (artículos 56, 122 y siguientes), se concreten y pongan en vigor las funciones reales.
Segunda: Cuando se quiere no hacen falta normas; cuando no se quiere no hay norma posible.
Se ha expuesto como esta España y el fracaso constitucional como sociedad de derecho. Por tanto es obligado entrar a enjuiciar si hay otra receta que cure tal enfermedad cuyos síntomas pueden ser letales, aunque España sea inmortal y tal receta no es otra que cambiar el espíritu del juego: integrar a patronos y obreros, a políticos a funcionarios y administrados de las autonomías y ciudadanos.
Eso implica desarrollar instituciones amistosas y tirar por la borda el "ius imperii" que embriaga al que tiene el mínimo poder.
España está anclada en aquella Ley de 1911. No se concederán exenciones, perdones, rebajas ni moratorias, ni se podrá en ningún caso hacer transacciones. En definitiva. "no hay arreglos".
Hoy debe ser todo lo contrario: igualdad de las partes, supresión del Paga, (o avala), y reclama, responsabilidad del legislador y de la Administración, amigable composición y arbitraje en todos sus niveles, público y privado, participación ciudadana en la elaboración de disposiciones , (artículo 105 de la Constitución) etc.
Recemos : Señor (de arriba, Zarzuela, Moncloa o Ferraz), un corazón nuevo, un corazón de amigo para España, aunque sea prestado.