LA FAMILIA, PIEZA CLAVE EN LA FORMACIÓN
Las emociones como objetivo de la familia y la escuela
· Por Rosy Simón Maní, Coordinadora de la Escuela infantil Camino Real y maestra (www.colegiocaminoreal.com)
lunes 22 de febrero de 2016, 08:39h
Saber gestionar las emociones y un buen desarrollo de las habilidades sociales es la clave, para que una persona crezca feliz y sea capaz de desenvolverse en el mundo y la sociedad que nos toca vivir con éxito. El primer agente socializador del niño es la familia. En el entorno familiar es donde, en primer lugar, se van a dar las circunstancias que formarán a nuestros hijos/as como personas, es decir, se inicia, en ese preciso momento, un proceso de aprendizaje que abarcará toda la vida. No olvidemos que su primer intento de comunicación es el llanto y que, desde bebés, los niños lo captan todo. Esa vida habrá sido la consecuencia de los aprendizajes de contenido y de desarrollo de las capacidades y habilidades sociales que hayamos ido adquiriendo.
Miedo, alegría, tristeza, ternura, estados de ánimo, rabia, impotencia…se nos presentarán en la vida y debemos gestionar y solucionar correctamente, pero para ello tenemos que tener las armas necesarias.
La familia es por tanto responsable de que la interiorización de actitudes, valores, normas, hábitos y costumbres que los niños van adquiriendo sean lo más correctos posibles y los más acordes con la realidad que vivimos. Nuestros hijos son unos imitadores excelentes y el padre y la madre son su mejor modelo para el aprendizaje de un estilo de vida que marcará su futuro.
Es muy importante observarles y valorar cómo se van desarrollando sus emociones, sentimientos y, sobre todo, su comportamiento cuando se presentan situaciones adversas. Los niños necesitan de la confianza y seguridad de sus padres que les orientarán y guiarán de forma positiva, a través del diálogo, la comprensión, y dándoles siempre soluciones.
Siempre, la relación debe estar basada en el amor, a través del cariño y con muchísimo respeto. Es fundamental poner en gran valor la empatía y el desarrollo de la autoestima. A partir de ahí podremos conseguir una formación integral en nuestros hijos.
“Cómo les tratemos a ellos en el ámbito familiar es como tratarán ellos a los demás en su vida personal”. Si ya tenemos una buena base de cuidados y atenciones con amor en la familia pasamos al segundo agente socializador del niño que es la escuela.
La escuela les va a propiciar todas esas situaciones de relación interpersonal y al interaccionar con otros niños va a tener que resolverlas de alguna forma. De la manera que lo haga influirá en todos los factores que conformen su personalidad.
Desde la escuela se potenciará ofrecer a los alumnos, teniendo en cuenta su individualidad, estrategias y pautas que favorezcan el desarrollo de las habilidades emocionales para que se sientan protegidos y seguros de sí mismos, manteniendo siempre una actitud positiva.
La tarea del profesor-tutor es de gran responsabilidad, pues, no solamente tiene que enseñar los contenidos de su materia, sino algo mucho más importante, que es enseñar a ser persona, educada y correcta, coherente y consecuente.
Somos transmisores de valores, y enseñamos a nuestros alumnos/as a afrontar las emociones desde la empatía, la calma, la justicia, la reflexión y la evaluación. Los dos ámbitos familia y escuela son los principales responsables del buen desarrollo personal y social de los niños/as que estén a nuestro alrededor y de su éxito en el futuro.