El “perroflauta” se bautizó Quosquetandem, llama a su perro Saulodetarso, y toca la flauta dulce. El perroflauta se bautizó Quosquetandem, que él dice todo junto y pronuncia “cuoscue-tandem”, en recuerdo de la catilinaria de Cicerón «Quosque tandem abutere, Catilina, patientia nostra…»: ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia? Su perro, Saulodetarso, es un perro flaco que ladra poco y mira mucho. Quosquetandem cree que le mira con recelo porque no ha asimilado el cambio del nombre Podemos, que tuvo, por el de Saulo de Tarso, que le puso en recuerdo del turco que descubrió la Verdad y se cayó del caballo. Quosquetandem es hijo de buena familia. El padre es un honorable ayudante de charcutero que casó con Gertrudis, la “reputadísima Gertru”, ha tiempo aprendiza de sastra y hoy maestra de calceta.
Aprendiza y maestra. De casta le viene al galgo. A Quosquetandem le dio por aprender. Y lo hizo. Licenciaturas en Filosofía y Sociología. Doctor en Lógica del Comportamiento. Y Profesor Asociado de facultad universitaria de la que oculta el nombre. Allí tomó la decisión de aprovechar sus sapiencias para ocuparse de las conductas de los que él llama “Los vivos”.
Llegado un tiempo, no ha mucho, indignado bastante, decidió aprovechar su tiempo libre con un hacer nuevo: Sacó de la perrera a un perro viejo (Podemos). Compró una flauta dulce, de 8 agujeros, con uno en la parte de abajo, para el pulgar, y siete en la parte de arriba, para el resto de los dedos. Y, con el perro y un manual de flauta que se bajó en Pdf, empezó con el solfeo.
Un día apareció en el parque. Congeniamos, nos amistamos y a veces, cuando no toca la flauta, hablamos.
Ayer tarde, él no tocaba la flauta. Llevaba guantes y miraba al perro. No sé por qué, puede que por nada, empezamos una conversación sobre su perro: Me contó que lo del primer nombre, Podemos, era debido a un grupo político del que se sintió cerca en su tiempo. Por asociación de ideas, creo, le conté mis impresiones sobre ese grupo y lo que he ido sabiendo de él:
Le hablé del alcalde de La Coruña, o A Coruña, del grupo político gallego “A Marea”. Quosquetandem lo conocía e hizo un juego de palabras que sonó a triste: A Marea, mareados. Con paciencia de Profesor Asociado, me habló de la coalición hecha en torno a Xosé Manuel Hixinio Beiras Torrado, el octogenario cabecilla del nacionalismo gallego y, rara avis, cátedro de Estructura Económica en Santiago de Compostela:
- Se escaralló lo del Benegá (Bloque Nacionalista Gallego) y algunos se escindieron a Anova. Y, coalición de coaliciones, se unieron Anova, Esquerda Unida, Mareas, y... Y, mareados, todos en Podemos - dijo triste.
Para sortear tristezas, llevé la conversación a Compromís, el grupo político que vive junto a Podemos al Sol de Levante. De él conozco a Joan Ribó, un catalán de Manresa e ingeniero agrónomo, que es alcalde de Valencia. Él conocía la biografía del manresano, mejor que yo, y me contó su trayectoria política: Cristiano próximo a la Teología de la Liberación, ingresó en al Partido Comunista y en Comisiones Obreras. A mí me había gustado el personaje, al que conocí, en la tribuna política del hotel Ritz, hablando ante el atril sin papeles y metido en un gabán desabrochado.
- Algo estrafalario, tiene labia, la mente ágil y parece con ideas sólidas - apunté.
- Sí, pero tiene delante a Joan Baldoví y Mónica Oltra, que son los que cortan el bacalao, y cohortan y cooptan en todo Levante- contestó Quosquetandem.
Recordé al maestro-alcalde de Sueca Baldoví y a una mujer con gafas rojas (Oltra), mientras repetí los dos verbos, cohortar y cooptar, que él explicó:
- Cohortar es confortar, animar, alentar. Cooptar significaba llenar las vacantes de una corporación con los que están en ella; pero el término está corrompido por el nepotismo y hoy cooptar es lo mismo que mangonear.
Después, él sacó un papel impreso y leyó algo sobre la presentación que hizo un sacerdote a Pedro Santisteve, el alcalde de Zaragoza por la candidatura de Podemos:
- Enrique Castro, el llamado “cura rojo de Entrevías”, recordó que los dos lucharon juntos en los años 80, cuando, denunció, “se criminalizó la pobreza” y la droga estuvo “estratégicamente puesta para que una juventud luchadora dejara de serlo y se durmiera, pues “no interesaba que esa población viviera y luchara”, y para ello hubo “torturas y muertes a manos de policías”
- Se puede pasar casi todo – continuó -. Que ese alcalde se acicale con la gomina que le hace pagar al ayuntamiento y que unos y otros hagan política de partido a cuenta de las arcas municipales, que es lo que se denuncia. O, como se ve cada día, que los nuevos se hayan transformado en casta y practiquen el nepotismo disfrazado de anticapitalismo en beneficio de los amiguetes. Ada Colau en Barcelona. Los apaños en Madrid con Carmena. El mismo Ribó con su pareja en Valencia. Y todo lo que hay, se conozca o no. Se puede hasta tratar de entender por qué unos revoltosos de pacotilla, en aras de la libertad, se meten en la capilla de una Facultad y ofenden a los católicos. Pero lo que ya sobrepasa todo son tonterías como las de este cura. Tonterías que no son sólo del sacerdote y que no tienen otra justificación que la estupidez, una sandez que es asquerosa y que sólo produce odio. Porque hay que ser estúpido e imbécil para suponer y propagar que alguna autoridad o fuerza política pretenda pobreza y drogas en los jóvenes.
Seguimos charlando hasta que él se señaló el labio superior. Estaba rojo e hinchado.
- No es una calentura sólo. Es decepción por todo esto. Y la consecuencia de tocar una flauta que voy a callar.
- Voy a sentirlo. – dije.
- ¿Por Podemos?- preguntó.
- No. Es decepción. Por un “perroflauta indignado”. Porque usted no va a tocar la flauta. Y por el perro.