¿Cómo sufragar gastos?El banquete, el vestido, la luna de miel… si empezamos a contar nos damos cuenta de que la suma final puede acabar por llevarnos a la bancarrota. Pero que no cunda el pánico, ya que este tipo de eventos podemos financiarlos.
Actualmente hay bancos y financieras que disponen de productos específicos que nos ayudarán con tal menester. Así, este desembolso podremos financiarlo y pagarlo cómodamente a plazos sin que suponga una gran hecatombe para la economía de nuestro día a día.
Cuentas de boda, el primer pasoAunque no es muy habitual, ya hay algunas entidades que ofrecen
cuentas de bodas, un tipo de cuenta bancaria específica para estos eventos, que tiene ventajas como el regalo de las tarjetas de boda con el nombre de los novios y el número de cuenta, beneficios en la contratación de seguros de viaje u ofertas de descuento en la luna de miel, etc.
Este tipo de cuentas no son una forma de financiación, sino un lugar en el que, los invitados que acostumbran a obsequiar a los novios con dinero en efectivo, puedan ingresar el importe que deseen. Estas gratificaciones suelen ayudar bastante a los novios a pagar los primeros gastos de la boda.
Si las cuentas de boda no nos convencen existe un plan alternativo: las
cuentas de ahorro, las cuales permiten disponer del dinero depositado en ellas en cualquier momento y además nos ofrecen una rentabilidad a cambio. La rentabilidad puede ascender hasta el 2 % TAE durante los tres primeros meses, como en el caso de la
Cuenta Bienvenida de Openbank. Otra opción podría ser la Cuenta Naranja de ING Direct, exenta de comisiones y con un 1,50 % TAE durante dos meses. Así, mientras recogemos las aportaciones de nuestros invitados podremos obtener algo más de dinero con el que sufragar pequeños gastos.
‘Plan B’: pedir un crédito
Puede suceder que los ahorros que tenemos no lleguen para sufragar el gasto total del presupuesto que hemos planeado. Es el momento de pensar en cómo financiar el resto de los preparativos de la boda para no tener que prescindir de nada.
Para acceder a cantidades que oscilan entre los 500 y los 50.000 euros podemos optar por pedir un crédito. Para ello, antes de nada, debemos tener en cuenta tanto el plazo de devolución, que puede alcanzar en algunos casos entre los 5 y los 10 años, como el interés que nos aplicarán más las posibles comisiones.
A la hora de pedir un crédito, previamente, debemos comparar entre las diferentes ofertas del mercado para ver cuál es el que más nos compensa según el dinero que necesitemos y el plazo en que lo queramos devolver.