UN CONFLICTO SIN RESOLVER
Canadá y los productores mundiales de uranio
· Por Juan García
sábado 06 de agosto de 2016, 09:31h
La empresa canadiense desde hace más de 20 años lleva a cabo una guerra judicial exhaustiva contra la República Kazajstán. A pesar de la lógica y el sentido común, esa empresa continua su lucha por el dinero. Otra ronda del enfrentamiento sucedió en 2016 cuando en enero, el Tribunal Arbitrario de Canada juzgó una causa a favor de World Wide Minerals. ¿De qué se trata? Resumiendo, había un inversor que entró al mercado kazajo, pero incumplió sus compromisos y muy pronto quedó en la cuneta. Eso debería ser el fin de la historia. Sin embargo, la empresa WWM se guía por totalmente distinta lógica y considera los eventos desde otro punto de vista. En su opinión, la causa de los problemas se basa en los obstáculos que impedían un proceso laboral normal del inversor en Kazajstán.
La historia empezó en el 1996 cuando esa empresa canadiense firmó con Kazajstán un tratado sobre la gestión del complejo de extracción de uranio en el norte del país y con el complejo químico Tselinnyi. Todo parecía ser normal. Nueva república independiente hacía todo para atraer y mantener a sus inversores, creando las condiciones laborales adecuadas. Era la cuestión de sobrevivir para un país joven con los recursos enormes aunque sin dinero y tecnologías para su desarrollo.
Es decir, no había ningún motivo para el conflicto. Sin embargo, un día poco hermoso el inversor se convirtió en el reclamador.
Lo que pasó es que en el año 1997 la empresa WWM se dirigió al gobierno de Kazajstán pidiendo la licencia de exportación para vender uranio a Estados Unidos. La petición no ha sido satisfecha. Resulta que el derecho exclusivo a suministrar el uranio a EEUU fue otorgado a la empresa estadounidense Nukem Inc.
Cabe destacar que EEUU en aquel momento llevaba a cabo una política agresiva preocupándose de que las antiguas repúblicas soviéticas fueran a vender el uranio barato, incluso el de los misiles nucleares desmontados, y el mercado se descontrolase. La verdad es que el uranio se vendía debajo de su coste real. Por eso el ministerio del comercio de EEUU junto a los representantes de seis países de la CEI en 1992 firmaron los tratados sobre las cuotas al importe de los productos del uranio a EEUU. Entre ellos Rusia, Ucrania, Kazajstán, Uzbekistan, Kyrgyzstan y Tajikistan. Conforme a las condiciones de los acuerdos, los EEUU obtuvieron el derecho de limitar el importe durante ocho años y controlar otros dos años la transición desde el sistema de cuotas hasta el importe sin límites.
En otras palabras, aquí huele a política. En 1996 los canadienses entraron al mercado kazajo y sabían perfectamente la situación general en el país.
Además, parecía que ellos actuaban según el plan elaborado con detalles a la perspectiva. Dentro de tres años seguidos la industria en Kazajstán empezó a desarrollarse. En particular, en 1999 Kazajstán ganó en el proceso anti dumping en EEUU. En 2001 el país entró al mercado de uranio de China por la primera vez, y el año siguiente - al mercado de Corea del Sur. En 2002 Kazajstán ocupó la quinta posición en la lista de los productores mundiales del uranio (en comparación a la posición 13 en año 1997).
Sin embargo, la empresa WWM perdió su oportunidad. Al darse cuenta de que no iban a obtener la licencia de exportación para el comercio con EEUU los canadienses pararon las producciones explicándolo por la imposibilidad de comercialización, explotando la situación social en la región.
Sin intentar a buscar otra solución, como nuevos mercados, ellos escogieron el peor escenario.
Al final, Kazajstán tuvo que encargarse del control sobre la gestión del complejo de extracción urania del Norte y rompió el contrato con WWM por su incumplimiento de los compromisos y una complicada situación financiera y económica del complejo químico de mineria en Tselinnyi. Bajo el decreto del gobierno del 30 de julio de 1997 el derecho a la gestión operativa del complejo en Tselinnyi fue otorgada a la empresa pública Kazatomprom.
Pero los canadienses no iban a parar con su disputa. En un año WWM hizo un pleito contra Kazajstán en el tribunal estadounidense reclamando el rechazo ilegal en el otorgamiento de la licencia de exportación de uranio a EEUU. Sin embargo, el tribunal sentenció que la decisión a otorgar o no la licencia de exportación es competencia soberana de Kazajstán basada en su legislación nacional.
El 8 de agosto de 2002 el tribunal de las apelaciones de EEUU sentenció el fin del pleito a favor de Kazajstán y Kazatomprom.
Sin embargo, con eso la historia no se acaba. La creciente demanda mundial en uranio excitó el interés del ex inversor que lamenta los beneficios perdidos. Será por eso el aumento de la petición desde los iniciales 29 millones de dólares hasta un mil millón.
En 2016 empezó una nueva ronda del enfrentamiento. El pasado enero el tribunal de Canada apoyó el pleito de la empresa minera contra Kazajstán provocando el enfriamiento entre los dos países.
En Astana se quedaron perplejos por esa decisión. Ya que el tribunal se refería a la base normativa de la URSS. Se trata del tratado sobre el incentivo y mutua protección de las inversiones que la antigua Unión Soviética firmó con Canada el 20 de junio del 1989, en los tiempos de perestroika. Y ahora por los hechos del pasado tiene que contestar el joven estado independiente. Está claro que Kazajstán intenta explicar que el país vive en una nueva realidad geopolítica y el viejo tratado ya no es legítimo.
Sin embargo, no se admiten las objeciones. Es más. El tribunal UNCITRAL (la Comisión de la ONU del derecho internacional del comercio) admitió a Kazajstán como el sucesor del tratado inversionista bilateral del 1989 entre Canada y la antigua URSS. La decisión arbitraria estableció que dicho tratado es vigente para las actuales relaciones económicas entre Canada y Kazajstán. Es una decisión poco justa.
Quitemos las emociones y saludemos los hechos. Para entender la lógica de la sentencia del tribunal hay que conocer a la Convención de Viena sobre la Sucesión de Estados en materia de tratados de 1978.
El estudio de este documento internacional demuestra lo siguiente. Según el primer punto del artículo 24 de la tercera parte "Acuerdos bilaterales", un tratado bilateral que en la fecha de una sucesión de Estados estuviera en vigor respecto del territorio al que se refiera la sucesión de estados se considerará en vigor entre un estado de reciente independencia y el otro estado parte cuando esos estados:
а) Hayan convenido en ello expresamente o;
b) se hayan comportado de tal manera que deba entenderse que han convenido en ello.
¿Qué es lo que han convenido Kazajstán y Canada? Es nada. En principio, las relaciones se establecían según una inercia. En el inicio de los años 90 la república de recién independencia vivía prácticamente según las leyes de la antigua URSS. Lo confirman siguientes hechos: Kazajstán en vez de utilizar su propia divisa uso el dinero de la Unión Soviética, la población tenía los pasaportes del país que ya no existía, todas las leyes aprobadas en el periodo soviético seguían vigentes aunque no correspondían a los intereses nacionales.
Para entender los procesos en la sociedad de aquel periodo cabe recordar que la divisa nacional, tenge, apareció solo el año 1993. La primera redacción de la Constitución fue aprobada el 28 de enero del mismo año. Es decir, todo lo que pasó anteriormente hay que considerar como el periodo de la transición, cuando la soberanía no fue jurídicamente completada.
Solo el 1995 las reformas legales y económicas permitieron a Kazajstán llevar a cabo su política real e independiente. En aquel año fue aprobada la Constitución de un nuevo modelo que fomentó la base del desarrollo estatal.
Por eso no hay nada sorprendente en el hecho de que muchos tratados bilaterales de la URSS desaparecida fueron re-examinados aunque con un retraso. Y todos los países con que la URSS firmó los tratados sobre las inversiones en 1989-1990, como Finlandia, Gran Bretaña, Alemania, Italia (1989), Аustria, España, Suiza, Corea del Sur, China y Turquía (1990) firmaron nuevos tratados sobre el incentivo y mutua protección de las inversiones con el independiente Kazajstán.
La excepción fue Canada
En marzo de 1995 durante la visita del Primer ministro de Kazajstán a Ottawa fue aprobado el Memorándum sobre las intensiones en que las dos partes fueron obligadas a celebrar negociaciones adicionales de los expertos de dos países para la preparación del "Tratado sobre el incentivo y mutua protección de las inversiones".
Sin embargo, por la falta de los expertos canadienses en la reunión planeada para negociar el proyecto del acuerdo, el trabajo no ha sido terminado. A pesar de esto, el memorándum fue firmado formando el parte de la base legal bilateral. Así Kazajstán demostró que no iba a cumplir el tratado que había heredado de la URSS. Conforme a la destacada Convención de Viena de 1978 sobre la sucesión de estados, en el artículo 16 de la parte 1 se dice que Kazajstán no debe cumplir los compromisos de la URSS.
Se dice en el documento: "Ningún estado de recién independencia estará obligado a mantener en vigor un tratado, o a pasar a ser parte de él por el solo hecho de que en la fecha de la sucesión de estados el tratado estuviera en vigor respecto del territorio al que se refiera la sucesión de Estados".
Hay otro facto también interesante, pero que quedó sin atención. La Convención de Viena de 1978 entró en vigor solo el 6 de noviembre de 1996 y por hoy hay 19 firmantes. Kazajstán no firmó este documento. Así que no es absolutamente un documento internacional que explique los principios de la sucesión de los compromisos adoptados por los países que ya no existen. Por lo cual la sentencia del tribunal no vale nada.
Aquí se debería terminar la historia, pero hay un detalle jurídico importante. Las acciones de Kazajstán en su relación con el inversor World Wide Minerals protegían la seguridad nacional. Y en este caso este aspecto tiene prerrogativa ante cualquier tratado, ya que fueron los asuntos de la seguridad nacional que promovieron las medidas de EEUU para gestionar el mercado de uranio. Así actúa cualquier estado.
El incumplimiento por la empresa canadiense WorldWide Minerals de los compromisos provocó una situación difícil. Las demoras en el proceso laboral, los trabajadores sin pago causaron una situación grave incitando a las autoridades a arreglarla. No había dinero para el desarrollo. Teniendo en cuenta que los inversores que no cumplían sus compromisos frenaban el desarrollo económico del país y desencajaban ma estabilidad, Kazajstán tuvo que adoptar una solución tan impopular.
En conclusión, en toda esa historia lo sorprendente no es el empeño del ex inversor, quien sigue reclamando a Kazajstán. Desalienta la postura del gobierno de Canada que en vez de examinar mejor el problema, las autoridades eligen apoyar a los aventureros con ganas de robar al país que es socio.
No creo que resulte bien a alguien. Con sus acciones World WideMinerals puede colocar a otros inversores canadienses que trabajan en Kazajstán en una situación embarazosa. Cabe recordar que el tratado sobre el incentivo y mutua protección de las inversiones no ha sido firmado todavía.