Recién acabado el año es el mejor momento para hacer balance y comprobar si las metas que se plantearon en 2016 se lograron o, por el contrario, nos quedamos en el camino. Este es el mejor punto de partida para plantear las del año presente. Nos referimos, sobretodo, a los objetivos empresariales, pero no sólo a estos. También a los que son algo más personales y que, con las uvas en mano, rondan la cabeza para no dejar de mejorar y crecer. Es posible que no se hayan alcanzado al 100% todos los objetivos, no pasa nada, pero esto significa que hay que mejorar. Eso sí, al menos, un 80-85% de ellos han tenido que ser superados para ver el balance como positivo. Como, de vez en cuando, lo que se precisa es un empujón para reactivar la economía (porque sin inversión, suele ser mucho más complicado) siempre se puede contar con los
créditos online o los préstamos
ICO.
Si echamos un vistazo general a las cuentas, a los clientes que queríamos conseguir, a los mercados que queríamos alcanzar... y el balance es bueno, estupendo. No significa que debamos quedarnos estancados, ni mucho menos. Lo difícil no es llegar, sino, más bien, mantenerse. El tener un negocio de éxito es una carrera de larga distancia y requiere un trabajo diario. Lo mismo ocurre con las metas algo más personales: si ya superaste el curso que tenías en mente... ponte un nuevo reto. Eso siempre resulta positivo y enriquecedor.
Por el contrario, si el balance es más bien negativo (cuando no se han alcanzado ni el 75% de los objetivos) significa, sí o sí, que toca cambiar. Pero la pregunta a hacerse es: ¿el qué? Y la respuesta sólo puede encontrarse si se realiza un análisis y se encuentra el problema en cuestión.
Puede que la misma idea de partida fuera errónea, que el negocio que se planteó no tuviera la salida suficiente. Esto ocurre, en muchos casos, cuando no se ha ejecutado un plan de negocios previo. A veces, es más rentable empezar de nuevo. También puede ser que las metas no fueran acorde con la realidad, que no se haya hecho el esfuerzo suficiente o que, simplemente, el negocio se haya visto afectado por causas ajenas. Esto hay de determinarlo y ponerse manos a la obra.
Sea como sea, lo importante es luchar por lo que uno cree y si el negocio vale la pena, seguir adelante y marcar nuevos objetivos para 2017 (sin olvidar cómo fue el año anterior) Es muy recomendable hacer una hoja de ruta con las cosas que fueron bien (y que se van a mantener) y con aquellas que no lo fueron tanto y que se van a mejorar (y establecer, exactamente, cómo hacerlo en cada caso)
El camino para mejorar
Existe una correlación directa entre las compañías que invierten en recursos humanos (la base de cualquier organización) y la rentabilidad, según el estudio de la fuerza laboral desarrollado por Oxford Economics y SAP. Pero no siempre es posible una inversión previa por falta de capital.
Es aquí donde intervienen los créditos personales (de hasta 5000 euros) que no requieren de mucho papeleo y se pueden tramitar online, sin mayores complicaciones, o los préstamos ICO, que están pensados, especialmente para empresas, autónomos y entidades.