Infraestructuras y servicios desarrollados con la colaboración de diversas administraciones y que se ubican en L'Hospitalet o en sus alrededores como El Consorci de la Zona Franca, el aeropuerto del Prat, el puerto de Barcelona, La zona sanitaria de Bellvitge,… etc, convierten actualmente esta ciudad en un motor del crecimiento catalán y en un ejemplo de que centrarse en lo que importa desde la administración, en un marco que permita florecer empresas, generar empleo y en consecuencia bienestar, da resultado.
L'Hospitalet es un contraste frente a las administraciones de otros municipios y frente la propia Generalitat que, obsesionada con generar división, da pie a la inestabilidad y a la larga pobreza.
Por su parte, Carlos Rivadulla, vicepresidente de Empresaris de Catalunya ha destacado que “la unidad, la solidaridad y la fraternidad son también un buen negocio, y que sumar multiplica. Por el contrario, el separatismo y la división siempre restan y nos hacen más pequeños, como sociedad y como economía, lo cual acaba perjudicando siempre al tejido empresarial y al empleo. Que la permanencia de Catalunya en España es un buen negocio es tan claro que solo hay que preguntárselo a La Caixa o al Barça: formar parte del mercado (y la liga) español les ha hecho más fuertes y prósperos”.
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