El Sr. Rodríguez Díaz, del despacho Lean Abogados, ha publicado un artículo en el que acusa al legislativo y al ejecutivo de “negligencias concatenadas” en la actuación ante el procés. En primer lugar, interpreta que el delito de rebelión, tal y como está tipificado en el Código Penal vigente, refleja la intención del legislador de “dotar al Estado de un instrumento que disuadiera los alzamientos militares, pero nunca para sancionar un pronunciamiento que viniera de los representantes del Estado en una parte del territorio”. A partir de esa presunción considera que el legislativo mantuvo una actitud inmovilista por no adaptar “ese tipo penal a la realidad social, previendo y penando las conductas anunciadas por los promotores del procés”. A continuación, acusa de inmovilista al Gobierno por no haber osado mentar el articulo 155 cuando ocurrió el 9-N en 2014 y por haberlo hecho sólo después del 1-O en 2017. También acusa al Estado de haber tratado de impedir la votación del 1.O en tan sólo el 2% de los colegios electorales, lo que le lleva a presuponer que lo que el Estado perseguía era tratar de que se produjera “el imprescindible requisito de la violencia para luego tratar de sustentar un proceso penal por rebelión”. O bien que “la negligencia presidió la intervención policial”. También sorprende al abogado Rodríguez la conducta, se supone que negligente, de la Fiscalía que, tres días antes de interponer la querella por rebelión la anunció a bombo y platillo, provocando la fuga del depuesto presidente y de buena parte de su gobierno.
En suma, el abogado Rodríguez acusa de negligencia a los diputados del Congreso, pero no clarifica si incluye en su denuncia también a los diputados independentistas. Igualmente acusa de negligencia al Gobierno de España ante el 9-N y después ante el 1-O, así como la intervención policial y la querella de la Fiscalía. Sin embargo, tampoco clarifica si acusa de negligencia al Govern de la Generalitat, a los Mossos por su pasividad o a los Servicios Jurídicos de la Generalitat por no haber advertido de las posibles consecuencias de desobedecer las instrucciones del Tribunal Constitucional, del Gobierno de la Nación o de las fuerzas policiales. Tampoco queda claro si acusa o no al propio Puigdemont y a parte de su gobierno por haberse fugado. Es decir, el abogado Rodríguez parece que no llegó a entender bien aquello de “ver la paja en el ojo ajeno y olvidar la viga en el nuestro”
Remata la jugada el abogado Rodríguez mostrando su preocupación de que “una eventual condena por rebelión pudiera ser revocada en Europa, dando argumentos legítimos a aquellos que vienen hablando de presos políticos, e incrementando el sentimiento de victimismo”. Rodríguez señala que la esperpéntica situación actual es sólo la consecuencia de tantas y tantas negligencias concatenadas. Y ahí nos deja a los lectores, sin iluminarnos sobre cuáles son las actuaciones que convendría realizar ahora para que todo se reoriente bien. Al legislativo, entendemos que tanto nacional como catalán, los descalifica. Al ejecutivo, entendemos que, tanto de España como de la Generalitat, los descalifica. Sólo nos queda la Justicia la cual ha intervenido ante los hechos a ella denunciados por la Fiscalía o por VOX. ¿Quiere el abogado Rodríguez sugerirnos también que la Justicia no debe actuar ante ellos? ¿O lo que sugiere es acabar con los tres poderes y poner al frente de todo a Rodríguez y al despacho de Lean Abogados?
Interpreto que Rodríguez aplica el refrán “Consejos vendo que para mí no tengo” pues, tras la lectura de su artículo, no me queda claro qué es lo que propone que se haga, aparte de denunciar las “negligencias concatenadas”. Sospecho que quiere llevarnos a concluir que no habría que hacer nada contra la declaración unilateral de independencia y todos los hechos ilegales del procés. No sería de extrañar que, con todos estos argumentos, la Generalitat contratara los servicios del abogado Rodríguez para que nos convenciera, a toda España, de que no hay que hacer nada contra el procés sino dejarlo en paz para que culmine con la separación de Cataluña. Lo que me temo es que, si España le hace caso, nos encontraríamos con algún futuro artículo suyo en el que nos acusara de negligencia por no haber hecho nada. “Cosas veredes, amigo Sancho”