La protagonista en el desayuno informativo de Europa Press era Meritxell Batet. Catalana y ministra de Política Territorial y Función Pública, tenía un panorama difícil tras las declaraciones de Torra. Con todos sentados, el comienzo se retrasaba. Para entretener el tiempo, alguien aventuró el orden de salidas de Sánchez como Presidente del Gobierno, de Lopetegui del Real Madrid, y de Franco del Valle de los Caídos, cuando Manolo Sánchez, ocurrente, apuntó: Mejor que desayuno, cañita informativa. Comenzó así lo que, a la postre y en argot tabernario, resultaría una cañita informativa. Con alcohol o sin alcoholes. Pero con espuma, de la que deja berretes, se absorbe y lame. Hizo la presentación José Enrique Serrano, que demostró cómo los fontaneros, aunque sean de La Moncloa, pueden alicatar a los que llegan arriba. Pero, en su presentación, como en la que hizo Emilio Ontiveros a la ministra Maroto el día anterior, apareció, como parte de cañita informativa, la gota de espuma de una tutela rara en quienes tienen el honor de presentar a ministras del gobierno. Por eso, como preguntas, salieron dos espumas relamidas: ¿Quién apadrina a quien, el cátedro Ontiveros, Serrano, o las ministras con peso en un futuro socialista salpicado de tesis y filtraciones? ¿Batet potencia al olvidado Serrano y recupera un valor sólido en beneficio propio; o, viceversa, Serrano aúpa la figura de Batet y la coloca en la carrera de sucesión?.
”En la vida me he visto en tal aprieto”, empezó Serrano citando a Lope. Para seguir presentando: Hecha a sí misma, profesora de Derecho Constitucional. Tiene como tarea ayudar al presidente a caminar. Entre las coordenadas de la Ley, que marca el terreno de juego con política de diálogo. Acabó con dos afirmaciones: “No olvidemos, el cumplimiento de la Ley no es discutible”, “Es al Gobierno a quien la Constitución encomienda el Estado”.
Cedida la palabra, a Batet le llegó el momento de hacer frente a la actualidad desde el Gobierno. Pero en vez de aprovechar la apetencia de la audiencia, antes trató de marcar terreno y colocar mensajes: El cambio de Gobierno obedece a un cambio de tendencia. Recuperar la confianza en las instituciones. Para el Gobierno la función principal es garantizar la Conciencia Social, que el Estado se convierta en una máquina para repartir igualdad. Después, por servidumbre del cargo, se entretuvo en los empleados públicos: Porcentajes en España. Acoso sexual y laboral en el funcionariado. Plan contra el absentismo. Permisos de paternidad y maternidad. Acceso a la función pública. Ley de altos cargos. Violencia de género. Programas de formación...
Pasaba el tiempo, la ministra seguía con lo mismo y, como espuma, surgieron dos apuntes: “Está perdiendo el tiempo en bagatelas”. “Es un marrón tener que largar aquí este rollo”.
Después, entró en algo más sólido: Función pública. Transparencia e Igualdad. Intención de hacer propuestas para conseguir igualdad social. Éxito y desarrollo del modelo autonómico. Reforzar la integración. Garantizar espacios. Adecuar recursos. Reforma de la Constitución, sólo posible desde el acuerdo. Denuncia de que cada modelo autonómico depende del gobierno. No imponer ni recurrir a leyes. Administrar diferencias en cada comunidad. Proyecto de marco constitucional flexible que permita grados de autogobierno en función de la voluntad de cada Comunidad (¿Autonomías a la carta?). Empoderar a ayuntamientos, alcaldes y concejales.
Y, finalmente, la situación de Cataluña: La Crisis como expresión más grave en Cataluña. Lo identitario ha servido para expresar malestar. La falta de soluciones ha llevado a donde estamos. La respuesta exige confianza en las instituciones. Esa es la labor del Gobierno. Necesitamos dialogar y dirigimos a todos. No a un gobierno de visita. No va de líderes, va de convivencia. Ofrecer un proyecto de país atractivo. Generar consensos. La solución de la crisis no será fácil. Se debe gobernar desde el Gobierno y desde el Govern. Debemos dialogar con la Generalitat. La recuperación busca agenda de normalidad.
Y ahí acabó el discurso. Pero en la cañita con la ministra faltaba contenido. Apurada la espuma, las preguntas de la prensa fueron al meollo. Surgieron así respuestas que merecen atención: Hay margen para hablar y profundizar en el autogobierno, pero no en la autodeterminación. Torra debe asumir que la unilateralidad no conduce a ningún sitio y tiene que decidir rumbo. Al ultimátum de Torra se había respondido antes de que lo presentara: la autodeterminación y la independencia no caben en ningún sitio. Hay varios interlocutores. Desconoce que haya contactos del Gobierno con Puigdemont. Con Torra hay contundencia, pero sin caer en exageraciones. Cuando habla del derecho de autodeterminación, se le dice que no hay autodeterminación. En política, hacen falta premisas, respeto al otro y respeto a las reglas. Cataluña exige política de Estado. El artículo 155 es excepcional, unas circunstancias que hoy no se dan. La pregunta es ¿queremos salir de la crisis? El Gobierno quiere poner el foco en intentar avanzar. La crisis política en Cataluña no la va a solucionar un Gobierno, porque no es un problema político, es un problema social. No aventura si hay motivo para convocar elecciones, porque la convocatoria corresponde al Presidente del Gobierno. Se está trabajando en los PGE del 2019. Sigue la negociación con PNV sin que importen las declaraciones. Se puede seguir negociando el desarrollo de artículos de los Estatutos de Autonomía. Sobre políticos presos, es mejor respetar resoluciones judiciales. Es posible que salgan más asuntos sobre ministros.
No hubo más. El Desayuno Informativo de Europa Press, de café, naranjada y bollería, se había convertido en cañita informativa con ministra.