Se suele decir desde tiempo inmemorial, que “Dios perdona siempre, los Hombres a veces, y la Naturaleza nunca”. Hoy por hoy puede que esta verdad incontestable esté ahora más de moda de lo que lo haya estado en tiempos pasados o, al menos, que se esté cumpliendo de manera más aparente en nuestros días, sobre todo en lo que respecta a la Naturaleza, al mal llamado ¨Medio Ambiente¨, o sea, al Medio Natural, y que abarca todo el planeta.
Esta expresión que nos han colado desde que la obsesión por ¨cuidar del planeta¨ se puso de moda no hace muchos años, forma parte de la manipulación que nos quieren imponer sobre el lenguaje desde la izquierda internacional disfrazada de verde y desde los progres ignorantes en materia de Geología y Naturaleza en general, procedentes de toda ideología. Es la misma manipulación con la que quieren que digamos la tan extendida “presidenta” (no sé entonces por qué no “presidento”)…, “jueza¨(nos preguntamos entonces dónde está el “juezo”…), si la “concejala” es la mujer del “concejalo”, o si en Operación Triunfo hay cantantes, “cantantas” o “cantantos”, por poner sólo algunos ejemplos. Y es que, aunque ustedes no se lo crean, todo está relacionado entre sí. Y cada vez más.
No voy a entrar en este largo artículo en tecnicismos que al votante medio podrían llevarle a confusión, ni en detallados y excesivos datos numéricos de esos que SÍ confunden y asustan y que salen en el telediario respaldados por científicos de la universidad estadounidense de no sé dónde , para hacernos creer que nos estamos cargando el planeta; datos que son resultado de una grandísima manipulación a nivel planetario y que sólo sirven para eso, para confundir y asustar; en resumen: para manipular y crear un pensamiento único.
La poderosa y humilde madre Naturaleza, entiende poco de números, cifras y datos. Actúa y se acabó. A veces en silencio, como casi siempre y a veces con ruido, o sea, lo que sale en la tele. A veces por propia iniciativa como pueda ser la erupción de un volcán y a veces como respuesta a la cerrazón humana de construir en un cauce natural (o de querer modificarlo), en una llanura de inundación o a la salida de un barranco, reclamando ella su sitio y llevándose por delante todo lo que encuentra. Y con razón. Por eso, la Naturaleza nunca perdona. Recordemos el camping de Biescas (Huesca).
Y es que el Hombre juega con la estadística y eso, tratándose de la Naturaleza es muy peligroso, porque cuando las cosas se hacen mal, se acaban pagando. No olvidemos que la Estadística es la ciencia que dice que, si tú y yo sólo tenemos un bocadillo para comer entre los dos, pero yo me lo como entero, resulta que ambos nos hemos comido medio.
En Geología hay dos principios básicos que se cumplen a rajatabla desde que el mundo es mundo: El Uniformismo y el Actualismo. El Uniformismo consiste básicamente en que los fenómenos Naturales se producen de forma constante a lo largo del tiempo inmemorial desde que la Tierra es como la conocemos hoy en día, desde el principio del Paleozoico hace unos 560 millones de años. Créanme que no son muchos si los comparamos con los aproximadamente entre 4.700 y 5.000 millones de años de edad de la Tierra. Y no digamos si los comparamos con los aproximadamente 13 mil y pico millones de años de edad del Universo. Sin embargo, son datos abrumadores a escala humana. Y el Actualismo viene a decirnos que los mismos fenómenos que ocurrían en el pasado, son los mismos que ocurren hoy en día: Terremotos, avalanchas, vulcanismo, huracanes, tifones, ciclones, maremotos, tormentas (que ahora los meteorólogos y cantamañanas que presentan El Tiempo en los Telediarios, dan en llamar “ciclogénesis explosivas”), etc., etc. Vamos, que lo que, en resumen, nos dicen estos principios, es que no hay nada nuevo bajo el sol.
El clima de la Tierra no depende de la industria humana por muchos números tergiversados que nos quieran mostrar. Señores: Que haya un cambio climático y aún más, producido por el Hombre, ¡es la gran mentira y estafa de nuestros tiempos modernos! No hay tal cambio climático. Les garantizo a ustedes que el planeta se ríe de la “contaminación” que producen los tubos de escape de los coches (por poner el ejemplo más de moda y más tangible) y digo “contaminación”, porque vemos salir “humo” de los tubos de escape. Afortunadamente, las gigantescas proporciones de nuestro planeta a ojos humanos pueden de sobra con la “contaminación” que generan nuestras emisiones producto de la combustión de los combustibles fósiles a la atmósfera. Es una cantidad tan infinitesimalmente despreciable para los 100 Km. de área de influencia y espesor de nuestra atmósfera, que literalmente la Tierra se ríe de ellos. ¿Y saben por qué? Pues porque nuestro planeta es un gran reciclador. Así de sencillo y así de fácil. La Tierra es un gigantesco reciclador de todo y también de la porquería que nosotros producimos. El límite estaría en la grandísima capacidad de absorción por parte del planeta. Y en eso nadie quiere meterse porque es algo imposible de calcular. No veremos a los agoreros que nos dan datos terribles del CO2 (dióxido de carbono) hablar de cálculos reales sobre cuál es la porquería real que fabricamos y cuál es la que realmente la Tierra puede absorber. Eso sí sería interesante y definitivo, pero por desgracia, no se puede saber. Lo que sí sabemos ya positivamente, es que todo lo que nos están contando desde hace años es una grandísima farsa.
La ignorancia es atrevida pero hay dos clases de ignorantes: Aquellos que no tienen información por falta de conocimientos (y que, como se dice en mi querida Asturias, “echan la lengua a pacer” y opinan sobre cualquier tema), y aquellos que no quieren dejarse enseñar teniendo acceso a esos conocimientos, o sea, los que no quieren aprender. No sé cuáles de esos dos tipos de ignorantes son peores, si los que no pueden aprender o lo que no quieren aprender pero lo que sí sé es que los peligrosos son los que teniendo los conocimientos y la información, o sea la Verdad, la ocultan, la manipulan y se la inventan para llevar a la opinión pública nacional e internacional por donde los grandes grupos de presión internacionales (“lobbys”), compuestos por grandes compañías en una amalgama de intereses políticos, quieren que vayamos como ovejas.
He tenido la suerte de estudiar en dos Universidades españolas de prestigio; al menos lo tenían hace años cuando estudié en ellas y sobre todo antes de la llegada e imposición del funesto “Plan de Bolonia”: La Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Politécnica de Madrid. En ellas aprendí Verdad de mis mayores, de esos grandes Profesores y Catedráticos que enseñaban en libertad porque no estaban manipulados ni presionados y, que enseñaban, sobre todo, Verdad científica, con la incertidumbre que supone saber que la Ciencia y la Técnica están en constante evolución. Aun así, dentro de lo que podríamos llamar este “Neoincertidumbrismo dirigido” en el que está sumido el Ser humano, las cosas que sabemos que se cumplen, se cumplen. Los avances humanos del futuro ya serán otro cantar que, por ahora, sólo podemos imaginar.
Pero hoy en día vaya usted a saber qué enseña la Universidad española en general. Me río yo de esas universidades de pacotilla, tanto públicas politizadas, que llevan nombres de reyes y empezaron a inventarse en los años 80 y 90 como de las universidades privadas que empezaron a proliferar como hongos de la misma manera, cuando las Universidades de verdad eran la Complutense de Madrid, la Politécnica de Madrid, la de Alcalá de Henares, la de Salamanca y la de Santiago de Compostela, por resumir. Bueno, y a lo mejor otra en Barcelona. ¿¿Pero ahora?? ¡Qué pena me dan las nuevas generaciones que se creen que van a una Universidad de verdad cuando cada capital aldeana tiene o quiere tener su universidad!... Y hago este alegato en defensa de la Universidad de siempre porque es necesario. ¿Qué les enseñan hoy en día?... ¿Por qué salen de ellas ecolo- jetas (que no ecologistas) en lugar de ecólogos?... El “perroflautismo ambiental” está de moda. Y es que las pocas voces autorizadas que se alzan en contra para decir la verdad de lo que pasa en el Planeta, no las verán ustedes en la televisión ni en los medios de comunicación masivos. No verán a Científicos de verdad negar el también mal llamado “cambio climático” y me niego a ponerlo en mayúsculas porque no lo merece. A esos nobles Científicos no quieren que se les oiga.
Y entrando en materia, la madre del cordero es lo que en los años 70 se empezó a llamar “el calentamiento global”, que se puso de moda en los 80 y ¡no digamos en los 90 y más aún hoy en día! Si nos fijamos, las cosas no suceden por casualidad porque obedecen a un plan establecido. ¿Se dan ustedes cuenta de que ya no se habla de “calentamiento global”? Ahora lo llaman “cambio climático”… Y dentro de unos años, cuando haya que dar una vuelta más de tuerca al concepto engañoso para calar más profundamente en las sociedades, pues qué sé yo…se inventarán otra expresión que suene a algo científico, grave e importante, algo que impacte y que suene pomposo, aunque no tenga ningún sentido. Y es que la estúpida expresión “cambio climático” es en sí misma absurda y redundante Y la nueva expresión que la sustituya, tendrá que sonar más espectacular todavía. Ya les doy yo una idea: Llámenlo “Universo Recesivo” o cualquier otra giliflautez que se les ocurra. Lo del “cambio climático” es como decir la velocidad veloz. Señores: Evidentemente la velocidad es veloz, si no, no sería velocidad; es tan inherente a ella misma, como el hecho de que el clima implica cambio, si no, no sería clima. El cambio está en la idiosincrasia y en la esencia del clima. El clima ES cambio. De manera que, para empezar, “el cambio climático” no existe científicamente como expresión, no tiene sentido, o cuanto menos, es redundante. Lo que existe es un desarrollo totalmente normal del clima terráqueo para el período geológico en el que nos encontramos y, desde luego, no causado por el Hombre. (Aprovecho para ilustrar modestamente a los ignorantes, “ignorantas” e “ignorantos” de “género” y del género masculino, femenino y neutro de la Gramática Española, para decirles que en la palabra Hombre con h mayúscula, se encuentran también incluidas las mujeres, porque el subsantivo Hombre, se refiere al género humano, a la especie humana (que no raza humana). Más lenguaje “inclusivo”, o sea, incluyente, imposible. Aunque imagino que no tardarán mucho en aparecer las “mujeras” en un futuro cercano).
Volviendo al tema, curiosamente este asunto del “calentamiento global” tuvo su inicio en los años 70 cuando unos Científicos creyeron precisamente lo contrario: ¡Que la Tierra se estaba enfriando! ¿En qué quedamos entonces? … En los años 70 la Tierra se estaba enfriando y 15 ó 20 años después, ¿se está calentando?? Imagino que sería el “Enfriamiento Global”, ¿no? Y, señores, ni una cosa ni la otra. Esto evidentemente no son opiniones ni invenciones mías porque no vengo a descubrir nada nuevo. Es lo que estudiamos en su día en la Universidad y que la Ciencia ha demostrado hasta ahora; en concreto la Geología. El clima que afortunadamente tenemos se debe a dos factores principales aparte de otros: al movimiento de rotación de la Tierra, (que proporciona una protección magnética frente al Sol ya que el núcleo de la misma está compuesto por hierro y níquel, con mucha más proporción de hierro que de níquel), y al propio Sol. Que la Tierra no sea un erial como lo es Marte se debe a que, gracias a ese movimiento de rotación que nos hace ver salir el Sol cada mañana, el núcleo terrestre, con su giro, produce un campo magnético al igual que lo produce una bobina magnética. Ese campo magnético llamado “Cinturón de Van Allen” nos protege de las radiaciones electromagnéticas de plasma que nos envía el Sol y que nos dejarían abrasados en un abrir y cerrar de ojos, ya que esos impulsos de plasma tardan sólo 8 minutos en llegar a la Tierra. Ríanse ustedes del “agujero de ozono”… otra historia que…¡madre mía de mi vida! ¿A que ya no oyen ustedes hablar más del agujero de ozono?... Pero sigamos.
El asunto perverso y grave es cuando hablan del CO2 (dióxido de carbono), de lo malvado y peligroso que es el CO2 gracias al cual, por cierto, estamos vivos ya que no somos ni más ni menos que intercambiadores de O (oxígeno) y de CO2. A ver si nos enteramos señores del Telediario y de los medios de comunicación en general: Las ingentes cantidades de CO2 que se vierten a la atmósfera las producen los océanos, y aun así son una ínfima parte de los gases que componen la atmósfera. Y son las variaciones de temperatura de los océanos las que determinan la mayor o menor cantidad de CO2 que lanzan a la atmósfera. Cuando el ascenso de la temperatura global de los océanos es lo suficientemente significativo a lo largo de MILES de años como para que digamos “la temperatura ha subido de forma clara”, observamos que unos 800 años después aumenta la cantidad de CO2 en la atmósfera. Por el contrario, cuando se produce una disminución de la temperatura del mar, la cantidad de CO2 expulsada a la atmósfera se reduce de la misma manera. O sea, la temperatura del mar es la que condiciona el aumento o disminución del CO2 en la atmósfera, y no al revés. Entonces la siguiente pregunta resulta inmediata: ¿Quién o qué hace aumentar o disminuir la temperatura del mar?... ¿¿El Hombre?? Pues no: El Sol. Todo tiene su origen en el Sol. Así de sencillo, de lógico y de natural. De manera que los activistas del “cambio climático” ya pueden ir cambiando las condiciones del Sol si quieren que haya menos CO2 y menos “cambio climático” porque actuando sobre la industria humana no van a conseguir nada. El CO2 lo produce el mar en primer lugar y después, si acaso, los árboles (y sólo por la noche), y no las ridículas cantidades que puedan salir de los tubos de escape de los vehículos ni de las calefacciones ni de las industrias de todos los países juntos. Vuelvo a lo de siempre: El planeta se ríe de nuestras emisiones.
A parte de que el CO2 no es una emisión contaminante, al contrario que el CO (Monóxido de carbono) que sí es tóxico para el Hombre, nos engañan cuando nos dicen que el motor de gasóleo (mal llamado “Diésel”) contamina más que el motor de gasolina (al que por la misma regla de tres deberíamos mal llamar “Otto”). Ahora, en Madrid, nos salen con los óxidos de nitrógeno de los motores de gasóleo, pero no nos dicen que un motor de gasolina produce más productos volátiles contaminantes y nocivos para el ser humano (que no para el planeta) que un motor de gasóleo que sí expulsa más carbonilla. Por esta carbonilla, parece que un motor de gasóleo contamina más aparentemente que un motor de gasolina, cuando es todo lo contrario. Al fin y al cabo, la carbonilla negra del gasóleo cae al suelo y luego, gracias a este clima maravilloso que tenemos, llegan el viento y el agua y se llevan toda la porquería. El agua arrastra los residuos sólidos a los ríos, mares y acuíferos hasta que desaparecen en sedimentos de forma casi milagrosa y los gases se reabsorben y diluyen en la atmósfera que se encarga de hacerlos desaparecer en su inmensidad gracias a la circulación del aire: El viento. Así de fácil. Como todo material en la Tierra, los residuos se depositan en el primer momento en el que se dan las condiciones para ello y se produce la “diagénesis”, que podríamos denominar un primer pre-enterramiento; después, con los años, viene el enterramiento propiamente dicho y, finalmente, el enterramiento profundo con la metarmofización de todo tipo de materia orgánica e inorgánica por aumento de la presión y de la temperatura. De hecho, así se dió origen a los combustibles fósiles como el carbón, en el período Carbonífero… La Tierra lo engulle todo, lo transforma todo; los materiales se acumulan en los fondos marinos creando nuevos sedimentos, nuevas rocas al cabo de cientos de miles de años; el ciclo del agua limpia la atmósfera…y afortunadamente el Sol que nos proporciona lo necesario para la Vida desde su lejana cercanía. Y es que son tantas cosas…
Entonces nos preguntamos, ¿cómo es posible que sea así de fácil? ¿Para qué tantas estaciones de mediciones de CO2…de óxidos de nitrógeno…etc. en las grandes ciudades como Madrid? Pues para nada. Así de sencillo. Es como intentar averiguar por qué Ronaldo o Messi juegan tan bien al fútbol cogiendo muestras de células de la piel de sus piernas. Absurdo. ¡Es todo mentira! Todo para hacernos creer que los coches son muy malos. Entonces… ¿para eso tantos millones de euros en investigación…? Para esa simple explicación geológica, ¿tantos países involucrados en el Protocolo de Kyoto? ¿¿Y el Panel Intergubernamental del cambio climático?? Pues sí señores, para eso, o sea, para nada. O, mejor dicho, para manejarle a usted la mente y manipularlo. Es el nuevo Matrix. Es la gran engañifa mundial.
Y vamos al asunto principal, al “calentamiento”, al “efecto invernadero”. Nuestro planeta está justo en la mitad de lo que se llama un “período interglacial”, o sea, que estamos a mitad de camino entre dos glaciaciones. Las glaciaciones tienen lugar aproximadamente cada 25.000 años y hace 12.500, tuvo lugar la última (año arriba año abajo). Las glaciaciones se producen porque el eje de rotación de la Tierra realiza un movimiento de precesión o cabeceo en su inclinación de 23.7º con respecto al plano de la eclíptica, que es el plano imaginario que describe el Sol con respecto a nosotros en su trayectoria de traslación. Este período de bonanza climática que disfrutamos (no que padecemos) es totalmente normal; lo tuvo la Humanidad incluso bastante más cálido que ahora (por ejemplo, en la Edad Media), y sucedería también con industria humana o sin ella. De manera que no se dejen ustedes engañar con eso de que, la temperatura del planeta está subiendo y por tanto es algo catastrófico, porque es mentira. Esa es parte de la manipulación.
Como ejemplo visual de lo que pasa con la temperatura del planeta, pensemos en la gráfica de la Bolsa durante un período de un año. Vemos la tendencia general entre unos valores máximos y mínimos, un rango amplio en el que se mueve una línea homogénea de bajadas y subidas. Si vamos haciendo un zoom, una aproximación más en detalle yendo al mes, vernos que la línea no es tan lisa; si vamos más al detalle, a la semana, veremos que hay picos; y si seguimos descendiendo en la categoría y aumentando el detalle a día tras día, veremos que hay una línea quebrada con picos, con bajadas y subidas más bruscas que en el conjunto de la tendencia general del año; es decir, que a la larga, esas bajadas y subidas diarias más bruscas, no significan nada en el conjunto total de la gráfica principal. Esa línea anual o general de La Bolsa es como si fuera la temperatura de nuestro planeta. Esas variaciones anuales de La Bolsa serían las variaciones de la temperatura de la Tierra durante un período interglacial y las variaciones diarias de La Bolsa serían las variaciones de la temperatura en 50 años, por ejemplo. Bien, pues estos gobiernos mundialistas sinvergüenzas y los científicos subvencionados por ellos, nos quieren hacer creer que estas variaciones en la temperatura, que son totalmente normales para el período geológico en el que vivimos, son nefastas y producidas culpablemente por el Hombre. Pues no; lo que hay que mirar es el signo de los tiempos, los cambios y las tendencias durante miles de años y no lo que suba o baje la temperatura en 50 escasos años. Pero a continuación, también nos dicen que “afortunadamente esos cambios son evitables y todavía estamos a tiempo de corregir esa tendencia y evitar el desastre”, nuestra extinción. Llevan más de 30 años diciéndonos que esto no tiene remedio pero que a su vez sí tiene remedio, que podemos sorber y soplar a la vez. Pero… ¿no está sufriendo tanto el planeta como para permitirse el lujo de dejar que sigamos metiéndole el dedo en el ojo? ¿O es que está tan enfadado que nos responde con huracanes, maremotos, terremotos etc… pero subrepticiamente nos está diciendo “todavía estáis a tiempo de enmendaros”?
Donald Trump niega el cambio climático. Evidentemente no él sino los asesores científicos de verdad que están a su alrededor. Admiro su valor al negar esta teoría absurda y espero que no decaiga en su ánimo. Es la nueva religión, con la diferencia de que en la Religión de verdad a nadie se le obliga a ir a Misa pero… ¡ay amigo…como aquí no vayas a “su misa”, ¡como niegues el cambio climático!… no sales en la foto. En la foto de la subvención, claro, si eres científico. Y no salir en la foto, significa también apartarte profesionalmente y silenciarte por todos los medios, además de llamarte facha, faltaría más. Porque negar el cambio climático, por si no lo sabían ustedes, es de fachas. ¿Y por qué? Muy sencillo: Pues porque la izquierda se ha disfrazo de ecologismo y está en contra del progreso y de la industrialización. O sea, qué ironía, los “progresistas”, en contra de lo que están, es de la Ciencia y de la Técnica, o sea, en contra del progreso. Así de claro.
Y ya se puede poner todo el poder mediático mundialista en contra de Trump y hacer el pino con las orejas, que no pueden ni ridiculizarle en ese aspecto ni demostrar que el tal “cambio climático” exista. Y todos los países como borregos de cabeza al protocolo de Kyoto. Sin embargo, el señorito multimillonario Al Gore, uno de los culpables de esta nefasta teoría climática es propietario de minas de zinc, industria que SÍ contamina en cantidades industriales porque los subproductos producidos en ellas son altamente tóxicos. ¡Ah!, pero de eso no se habla. El “medioambientalista” y caradura multimillonario hace negocio con sus mentiras sobre el cambio climático: Que si se están derritiendo los polos…, que si sube el nivel del mar…, que si aumenta la temperatura del planeta…. ¡aaaaaaaahhhhh., oooohhhh., uuuhhhh qué miedo…! Al Gore nos dice que lo peligroso es el CO2. Nos dice que éste es un gas peligroso causado por el hombre y causante del “efecto invernadero”, otra memez como tantas en esta materia, puesto que la Vida en la Tierra se desarrolla gracias a que el planeta es un gran invernadero. Ay de nosotros si no hubiese gases de efecto invernadero, o sea vapor de agua. Cuando respiramos, expulsamos CO2 a la atmósfera. ¿Nos creemos de verdad que cuando expulsamos CO2 estamos contaminando el planeta y aumentando el efecto invernadero…? También hemos oído que si los gases producidos por las digestiones flatulentas de las vacas y demás ganado…que si esto, que si lo otro que si lo de más allá… ¡Por favor!.
Cuando en una ocasión le preguntaron al Presidente Bush hijo cuál sería la solución para luchar contra los aumentos del nivel de CO2 en la atmósfera, dijo que la solución era plantar árboles. Inmediatamente todos los ignorantes ambientales…los demócratas americanos…los medios de comunicación…por supuesto la izquierda, la progresía y etc., etc., lo pusieron a caer de un burro por semejante respuesta. Pues bien, él tenía razón. Así de sencillo y así de claro. ¿Quieren ustedes menos CO2? Ya es absurdo querer rebajar la cantidad, pero bueno, si quieren rebajarla, planten árboles a mansalva. Eso sí, con un criterio forestal, con un plan dirigido por técnicos, no como esos aficionados que se lanzan al monte a “reforestar” por su cuenta animados o manipulados por una asociación de vecinos o una “oenegé” de tres al cuarto, plantando bellotas porque las encinas son árboles “autóctonos españoles”. Son los mismos ignorantes que dicen que el eucalipto (bendito árbol, por cierto) es ¡nefasto para el suelo y el medio ambiente! (¿?) y los mismos que acusan a los pinos de ser “franquistas”. Suelen ser los mismos que están también en contra de la Caza y de la Piscicultura. La Caza, madre mía… ¡la Caza, ahora van contra la Caza, forma como ninguna de proteger el Medio Natural y el medio rural!. Planten ustedes árboles, pero sepan que todo el CO2 absorbido por un árbol durante toda su vida, vuelve a la atmósfera en su totalidad una vez que el árbol muere y desaparece; ni un gramo más ni un gramo menos. Lo que sí es grave es la deforestación por talas incontroladas y los incendios forestales provocados por el Hombre y que son la inmensa mayoría. ¿Sabían ustedes que la simple erupción de un volcán expulsa a la atmósfera más CO2 y gases que SÍ son tóxicos para el Hombre, que toda la industria humana en un año (coches…fábricas…aviones…etc.)?
Luego están los que no se créen que toda la “culpa” sea del Hombre (con lo cual admiten que parte de la culpa sí lo es) y que, aún incorporando a su discurso el hecho de que el Hombre es nefasto para el planeta, pretenden quitarle hierro de alguna manera. Y dicen “aceptamos que el cambio climático es una realidad, pero no toda la culpa es del Hombre”. Y entonces para compensar (una de cal y otra de arena para que no les llamen herejes del todo), -cosa que no tienen más remedio que decir, pero con la boca pequeña-, salen por el otro lado con que es el capitalismo con sus industrias, el que tiene la culpa de la influencia humana en ese supuesto daño al planeta. Pues yo les digo: Señores equidistantes, han caído ustedes en la trampa porque NO, “EL CAMBIO CLIMÁTICO” NO ES UNA REALIDAD, sino una fantasía. Y aquí no hay término medio. Esto no es política, son datos científicos. Sencillamente el cambio climático NO EXISTE. Y esta afirmación es Ciencia, no propaganda ni ideología. Ese es el origen fundamental, la base de todo. Es el punto de partida. Con lo cual, a partir de ahí se desenmascara y se destruye la terrorista teoría del “cambio climático”. A partir de ahí toda discusión es baladí.
¿Se dan ustedes cuenta de qué panorama más desolador para los soldados del “cambio climático”? ¿De qué iban a vivir los pseudo-científicos comprados con millonarias subvenciones para crear “ad hoc” la teoría del fin del Mundo, del fin de la Humanidad y del fin del planeta (o sea, “el cambio climático”), si admitieran la realidad de que tal “cambio climático” no existe? Esto no es ni más ni menos que el negocio del Clima, el negocio del ecologismo. Y como para el ciudadano de a pie es algo intangible, no inmediato y a la vez poco claro pero que suena aparentemente bien e incluso generoso y bondadoso, ¡pues a tragar que para eso ancha es Castilla!, sobre todo cuando te lo cuentan de palabra en un telediario mientras nos ponen imágenes de un huracán, de un tubo de escape de un coche, o de un trozo de hielo desprendiéndose del glaciar Perito Moreno... Como dijo Chesterton, “llegará un día en el que tendremos que sacar la guadaña para defender la evidencia de que la hierba es verde”.
Pues en estas estamos a nivel mundial. Ese día ya está aquí y algunos nos vemos en el deber moral de intentar arrojar luz sobre este asunto y ayudar a abrir los ojos a quien quiera abrirlos. Porque si algo de interesante tiene esta vida, es el placer y la nobleza de las causas justas; de transmitir la Verdad que nos han transmitido a su vez los que nos precedieron en el conocimiento y sabían más que nosotros. No se puede hablar de oídas que, por desgracia, es lo que todo el mundo hace hoy en día, empezando por los medios de comunicación y los políticos. Y evidentemente yo, desde mi pequeñez científica, nunca he ido en persona a comprobar la información contenida en los hielos del Ártico o de la Antártida, porque creo lo que los grandes Científicos ya han averiguado por todos nosotros y que nos ha sido transmitido en la Universidad.
No puedo terminar este escrito sin hacer mención a algo que, como conductor, me afecta especialmente. No me muerdo la lengua. Lo siento, soy políticamente incorrecto. Y es el tema de la circulación en Madrid. Mi querido Madrid que han conseguido convertir en una ciudad incómoda, desagradable y hostil (además de sucia) tanto para los peatones como para los vehículos, creando un caos y unos atascos sin precedentes. Yo soy partidario de la libertad y por lo tanto de ir con mi coche a todas partes, a donde me dé la gana en uso de mi libertad. Entrar hasta la cocina como se suele decir. Hace ya años viajé a Estrasburgo invitado por un famoso eurodiputado español con motivo del estreno del Parlamento Europeo. Al llegar a esa ciudad y ver cómo se estaba tratando al centro de la misma en materia de circulación y por tanto de limitación y supresión de la libertad con todas esas video cámaras…zonas restringidas al tráfico de coches…zonas peatonalizadas…adoquines en lugar de asfalto…aceras sin sentido, etc…me dije: “Esta estupidez acabará llegando a España”. Y vaya que si llegó: Dicho y hecho. años después, el funesto Gallardón lo puso todo en marcha “copiando a Europa”. Gallardón es la anti-ingeniería en persona. A los Ingenieros se nos prepara en la Universidad para buscar soluciones a problemas, no para crearlos. Y resulta que este señor partió de lo contrario. Se inventó un problema inexistente (que ahora sí es un grandísimo problema) para aparecer como el salvador de Madrid ofreciendo una solución que, en la práctica, fue la que creó el problema del tráfico que padece Madrid hoy en día corregido y aumentado. Y así empezó por cortar al tráfico la Puerta del Sol, para continuar con Ópera y la calle Carretas, después las calles Fuencarral y Hortaleza, el destrozo de la calle Serrano, el robo de la calle Montalbán a los madrileños con el traslado del Ayuntamiento al asalto del Palacio de Telecomunicaciones en Cibeles con el consiguiente destrozo de Correos, la estupidez de cerrar el Parque del Oeste a la circulación desde el viernes por la noche hasta el lunes por la mañana, los cambios en los sentidos de la circulación…, y así llenó Madrid con la incomodidad para el automóvil (como si en el coche no fueran personas)…, y con el canallesco impuesto de aparcamiento consistente en zonas verdes y zonas azules. Por no hablar de las siniestras orejeras de las aceras ensanchadas en todas las esquinas de Madrid… los bordillos asesinos para peatones y ruedas de vehículos que en lugar de bordillos son muros de cantos afilados terribles y sin biselar, acabados en ángulos rectos…, las aceras de anchuras absurdamente grandes, los palitroques metálicos en las aceras y la estupidez de no dejar circular por El Barrio de las letras” (Ooohhh “El Barrio de las letras”, qué bonita ocurrencia de Gallardón -entiéndaseme la ironía-, el de la “rebeldía intelectual”, etc. etc., imagino que saben ustedes por dónde voy).
A este funesto alcalde, que Dios confunda, y que aumentó las multas un 150% para ayudar a pagar el innecesario y faraónico enterramiento de la M-30, le siguió la señora del “relaxing cup of café con leche”, tan funesta como él y que, lejos de enmendar la plana al anterior, prosiguió con la labor empezada y no terminada por aquél (quién sabe si por mandato mundialista o europeísta), para seguir cercenando la libertad circulatoria de los madrileños y acogotar más fiscalmente, si cabe, a los indefensos contribuyentes madrileños. Y si encima no teníamos suficiente, la esposa de Aznar va e implanta las estúpidas bicicletas con el asesino “ciclo carril” (no nos dicen ni cuentan cuántos muertos van ya en Madrid) que, por cierto, costó 2.000.000 € de euros pintarlo. Eso sí, en lugar de hacerlas circular por la derecha, dentro del carril bus para más seguridad y menos estorbo para la circulación (que sería lo más razonable y así además los autobuses irían un poco más despacio porque hay algunos que van como locos), pues hala, a fastidiar al automovilista en vez de al sacrosanto “transporte público”. La solución para estas bicicletas que, con sus estaciones de aparcamiento quitan montones de plazas de estacionamiento a los coches, la tengo yo: Es una apisonadora que las deje laminadas como un folio. Y que conste que tengo bicicleta y soy un gran amante de ella. Pero no se me ocurre ir desafiando a los coches con actitud insensata y chulesca por ese carril que es para coches. Y es que Madrid no es Amsterdam ni Viena por mucho que se empeñen. Ni urbanística ni orográficamente hablando. Madrid no es una ciudad para bicicletas, ni eléctricas ni no eléctricas, con el peligro que además suponen para el propio ciclista y para el automovilista.
El Ayuntamiento de Madrid va en contra de la razón, de las leyes de la física y del sentido común, cuando lo que hay que hacer es precisamente todo lo contrario: Hacer sitio para los coches y darles espacio, el espacio que se les ha quitado, recuperando así la fluidez que se les ha robado absurdamente. El ensanche de Madrid se hizo para que se pudiera circular con vehículos, para el tráfico porque veían que era el progreso que llegaba; y ahora, más de dos siglos después, estamos estrechando Madrid para que no haya coches. Los coches no son máquinas malvadas, señores políticos y ecolojetas; son el progreso. Ahora se han sacado de la manga que sí pueden circular sin restricciones los vehículos eléctricos por “Madrid Central”. ¿Creen ustedes que cuando dentro de 20 ó 30 años ya todos los vehículos sean eléctricos, les van a dejar circular…? Ni lo sueñen, no se hagan ilusiones. La excusa será otra, porque se inventarán algo para impedirlo que es de lo que se trata, de que no se circule con coche propio, independientemente de la tecnología que necesite el coche para moverse. Aprendan, señores del Departamento de Inmovilidad del Ayuntamiento de Madrid, de ciudades como Nüremberg, Florencia, Milán, Nápoles, Catania… donde los coches aparcan hasta en las aceras y no pasa nada. Hay que facilitar, en vez de incordiar y hacer la vida imposible a los automovilistas. Por cierto, métanse ustedes la obligación de ir en transporte público donde les quepa. Se ve que, por ahora, todavía les resulta demasiado descarado decirlo abiertamente, ¿verdad señora alcaldesa…? pero… ¿a que se le van las ganas de decirnos “prohibidos los coches”? De hecho, eso es lo que se han inventado con el “protocolo anticontaminación” y sus restricciones. Pues mire, el transporte público que lo use el que quiera y cuando quiera. Yo lo cogeré si me da la gana. Ustedes no pueden obligarme a prescindir de mi libertad de circulación y de elección, de mi coche. ¿Han visto acaso lo que “contamina” un autobús de la EMT? ¿Y las calefacciones de la ciudad que expulsan en conjunto mucha más porquería a la atmósfera que los tubos de escape de los coches…, por qué no quitan las calefacciones y las prohíben como ya están haciendo con los coches? ¿Por qué no prohíben también las lavadoras, las lavavajillas y las neveras? ¿No les dan miedo los gases de las neveras? ¿Es que no le dan miedo al ayuntamiento esos vertidos tan sucios y contaminantes que van a parar a las aguas de “todos”? ¿Y los aviones…? ¿Y los taxis?
Bendito alcalde José María Álvarez del Manzano, el último buen y efectivo alcalde que tuvo Madrid, que realizó las obras precisas y justas para dar fluidez al tráfico. ¡Qué tiempos aquellos de libertad circulatoria en los años 80 cuando podías pasar en coche por la Puerta del Sol…Ópera…y aparcabas donde querías en la calle sin pagar! Y no digamos cuando el Parque de El Retiro estaba abierto al tráfico junto con la Cuesta de Claudio Moyano y cruzabas Madrid de este a oeste, desde el barrio de Salamanca hasta el Paseo de Extremadura en 10 minutos. Eso lo he conocido y vivido yo. ¿Por qué no se abre al tráfico para vehículos eléctricos El Retiro …? Ese, señores, era el Madrid de la libertad, el de la fluidez circulatoria y no se contaminaba ni más ni menos que lo que se contamina hoy. Es más, seguro que hoy en día se contamina menos porque la tecnología aumenta con el paso de los años. Amigos, no hagan ustedes caso de los números y datos gubernamentales o del Ayuntamiento, simplemente salgan a la calle y respiren. ¿Notan la “terrible contaminación” en sus pulmones que les impide respirar y les ahoga? No, ¿verdad? Pues eso. No se dejen engañar. Todo lo demás sobra. Pero el colmo llega de la mano del lobo disfrazado de abuela comunista liberticida: “Madrid Central”…con el destrozo de las calles Santa Engracia y Atocha…la infamia de la Gran Vía…los patinetes y bicicletas por la calzada y la madre que los parió a todos; el cambio en las normas de circulación; la nueva Ordenanza para el aparcamiento de motos etc…y otra estupidez liberticida más como es cerrar al tráfico los domingos y festivos el Paseo del Prado desde la Glorieta de Atocha hasta la Plaza de Cibeles, sólo para que cuatro pamplinas paseen por en medio de los carriles del tráfico para experimentar la emoción sublime y sin parangón de pisar el asfalto por el que circulan los malvados coches. Señores, peatonalizar es sinónimo de degradación, de desorden y de anarquía. Todo está relacionado...
La Puerta del Sol de Madrid parece la plaza del pueblo, llena de chusma y de suciedad. El tráfico da vida, movimiento y despeja la ciudad. El que no quiera coches que se vaya al campo, que para eso está. Pero no queramos convertir Madrid (que es la capital europea con más zonas verdes) en un pueblo ni en un campo idílico, porque para eso ya tenemos la Casa de Campo, por cierto, también malvadamente cerrada al tráfico desde hace no muchos años. ¿Es que no se dan cuenta de lo que nos están haciendo? Todo ni más ni menos que para fastidiar al coche del sufrido contribuyente que paga por circular, por no circular, por aparcar, por no aparcar, por tener coche y por existir. Todo introducido poco a poco con los años y a calzador por los diferentes gobiernos municipales hasta conseguir que nadie se queje y que todos lo aceptemos como normal cuando, evidentemente, no lo es. Es la tiranía de querer regularlo todo e hiperlegislar para que no queden resquicios de libertad por ninguna parte, ni física ni fiscalmente hablando; para enfrentarnos a todos y crear conflictos y problemas donde no los había: coches contra peatones (cuando ya hemos dicho que dentro de un coche va un peatón y un peatón es un conductor); hombres contra mujeres; hijos contra padres; homosexuales contra heterosexuales; transporte público contra transporte privado; bicis contra coches; taxis contra VTC; patinetes contra el resto del mundo… El “problema del tráfico” en Madrid no existía antes y existe ahora gracias a todo lo que están haciendo. Por supuesto no falta quien esté de acuerdo con todas estas medidas canallescas y que dice “¡Ooohh! qué verde y ecologista se está poniendo Madrid”… Por cierto, qué curioso que los parquímetros en España son casi todos (si no todos) los mismos (el mismo fabricante y el mismo modelo) y los mismos que en casi todas las ciudades de Europa; al menos, las que he visitado. Qué misterio insondable; qué “coincidencia”…
Y esto es lo que hay y no hay más. El que no lo quiera ver, allá él. Y todo esto para contribuir a evitar el INEXISTENTE “cambio climático” como ha quedado demostrado.
A uno le hierve la sangre al ver y oír cada vez más mentiras y manipulaciones sobre la contaminación…el calentamiento…el cambio del clima…etc., que nos vienen de todas partes, de la izquierda, de la derecha, del centro, de todos los sectores de la sociedad y que no son Ciencia pero que nos quieren hacer creer que lo son para disimular la propaganda ideológica que es lo que realmente hay detrás de todo esto.
Lo que sí es contaminación son las talas (concepto negativo y peyorativo) indiscriminadas de árboles, que no “cortas” (concepto selvícola y regenerador); los incendios forestales y la mala política forestal; los plásticos con sus talatos, dioxinas y bifenoles; el ácido sulfhídrico…los metales pesados… y muchas cosas más… pero desde luego no el CO2.
Les voy a confesar algo: Yo me hice Ingeniero para poder defenderme mínimamente en la vida y que no me tomaran el pelo; aun así me lo toman más de lo que desearía. No se pueden abarcar todos los campos del conocimiento hoy en día. Pero en lo que sí que NO me lo toman, es en cuestiones relacionadas con el planeta. Lo que no puedo admitir es que me venga un ecolo-jeta con 2 ideas infundadas tipo mantra y tergiversadas, a decirme qué malos somos los humanos porque nos estamos cargando el planeta.
A alguien he escuchado decir hace poco en la radio: “Quieren que la Ciencia sea la nueva religión”. No amigos, ojalá fuera así, ojalá lo fuera la respetable Ciencia, la que dice la Verdad. Lo que quieren es que la nueva religión sea el “cambio climático", y el que lo niegue será echado a la hoguera. De manera que me declaro el hereje más beligerante ante esta nueva religión y estos sinvergüenzas mundiales del “cambio climático”.
El mundo se está yendo al carajo, pero no por la contaminación, sino por la estupidez humana. Señores del “cambio climático”, como dice un gran locutor y Periodista español amigo mío: “Váyanse ustedes a la mieeeerda”.