El español es muy dado a acudir a eventos donde no soporta al anfitrión. Es más, suele ser un personaje molesto, que además nos cae mal, pero no por ello rechazamos asistir, si pensamos que lo pasaremos bien o si podemos sacar algún tipo de rédito. También es muy habitual acudir a fiestas donde no hemos pagado e incluso alguna donde ni siquiera hemos sido invitados. La política no es ajena a este tipo de cosas, que tan comúnmente se dan en la vida cotidiana. Los partidos políticos buscan ser apoyados por aquellos a los que no soportan e incluso detestan, y encima desean que paguen las copas, limpien el local y si es posible que no estorben, que no aparezcan.
Lo que está pasando en España con eso que conocemos como política de pactos, es muy parecido a lo de las fiestas, deseamos asistir, pasarlo bien, pero no molestarnos en conocer al anfitrión, disfrutar del evento, pero que lo paguen otros.
Ciudadanos y Partido Popular necesitan a Vox para gobernar en varios municipios y comunidades autónomas, pero ningunean e insultan a la formación de Santiago Abascal, a sus votantes y a sus militantes, a la vez que le “exigen” les de su apoyo para la formación de distintos gobiernos, pero sin ni siquiera sentarse con ellos, sin ni siquiera molestarse en conocerles.
Partido Popular y Ciudadanos se rieron de Vox en Andalucía, y ahora pretenden extrapolar esa fórmula al resto de España que tan buenos resultados les ha dado a ellos, que no ha Vox. El Partido Popular gobierna en Andalucía, habiendo obtenido los peores resultados de su historia, mientras que Ciudadanos ha sacado un magnifico rédito político, donde no le ha pasado factura su apoyo al gobierno corrupto de Susana Díaz. Ambas formaciones olvidan con suma facilidad, que gobiernan en la comunidad autónoma andaluza gracias a Vox, a pesar de las vejaciones y menosprecios continuos, que dirigentes de estos partidos políticos dedican a los que les mantienen.
Ahora llega la hora de la verdad, la hora de aprobar los presupuestos generales de la comunidad, y hará muy bien Vox en hacerse valer y pasar factura de todos estos meses de ninguneos, menosprecios y tomaduras de pelo. Los presupuestos andaluces no deben ser aprobados, o por lo menos, no con el apoyo de Vox, si estos no recogen parte de lo acordado con el Partido Popular, en ese documento que por desgracia ya era papel mojado antes de firmarse, por no contar con la rúbrica de Ciudadanos.
Partido Popular y Ciudadanos creen que es obligación de Vox el mantener sus prebendas. Se equivocan. Vox se debe a su electorado, a sus votantes y a los principios que prometieron defender, muy por encima de intereses partidistas. Vox no debe entrar en la componenda, en la coyunta de otros. Es importante que exista cambio en ayuntamientos y comunidades, pero no se trata de cambiar a malos políticos por otros iguales o peores, no se trata de sustituir en la fachada de los ayuntamientos banderas de España por otras más grandes y relucientes, no se trata únicamente de retirar símbolos o pancartas, se trata de cambiar políticas. Se trata de poner fin al adoctrinamiento de nuestros hijos en las escuelas públicas, se trata de acabar con la mal llamada ley de memoria histórica que pretende blanquear los crímenes y asesinatos de la izquierda de este país, se trata de derogar las leyes de imposición de ideología de género, que no han sido capaces de salvar la vida de una sola mujer, se trata de acabar con chiringuitos y prebendas de asociaciones y ONG,S de dudosa finalidad, de acabar con la discriminación por razón de sexo, religión o ideología política, se trata de racionalizar el dinero público y ayudar al sostenimiento de las pensiones, evitando el despilfarro y el derroche de las arcas públicas. Se trata de saber, de averiguar de una vez por todas, si estamos en la hora de los enanos o en el momento de los valientes. No me importan las siglas, ni siquiera los personajes, me importa el fondo del asunto, no que parezca que todo cambia, para que todo permanezca igual.