Lo acaecido este fin de semana en la capital del Rosellón, Perpiñán, también capital de la Cataluña francesa, puede tener muchísima relevancia e invitamos a reflexionar sobre ello con plena información. Hay dos datos claves que señalamos, porque de ello poco se ha informado, y que nos parecen más importantes que el propio acto organizado de exaltación de Puigdemont, del golpismo y del secesionismo, organizado en la Cataluña gala.
Más trascendente que el número de asistentes a la concentración separatista que responden a prácticas de activismo disponiendo de buen dinero (el de los contribuyentes españoles, por cierto) es el hecho de que Puigdemont haya sido recibido y tratado indebidamente (por protocolo) con honores por las autoridades municipales de Perpiñán. Añadamos que el alcalde de la ciudad francesa es macronista. Y, detalle clave, el fugitivo de España se reunió en el mejor de los términos con un diputado francés, Romain Grau, que es absolutamente macronista. Como Francia es una democracia seria que funciona, es evidente que eso se ha producido con el acuerdo y permiso del Eliseo, y de Matiñón (sede del Jefe de Gobierno). Y ese es un mensaje muy fuerte.
Francia, hasta antes de ayer, apoyaba sin fisuras ni dobleces la integridad territorial de España y el rechazo a los separatismos regionales donde fuere. Si lo acaecido en Perpiñán supusiese el comienzo de un cambio de postura estaríamos ante un gravísimo problema para los españoles. Y entraríamos una senda terriblemente destructiva para Europa y la UE. Es evidente que la integridad territorial de España les importa un tomín a alemanes y franceses, como a nosotros la secesión de Córcega o Baviera. Pero hasta ahora el eje franco alemán vertebrador de la UE ha defendido estrictamente la unidad de España para oponerse a cualquier éxito de separatismos regionales en los miembros de la UE, por una sencilla razón: el triunfo de uno supondría un efecto en cascada ¡legitimado! (¿Cataluña?, y porque no Silesia, Lombardía, Suabia, Schleswigg-Holstein, Alsacia, !!!!....) que destrozaría sin remedio el proyecto UE y se enfrentaría a sus valores fundacionales de anti racismo y pluralidad étnica. Fuera UE. Vendría el UExit.
Pero si la gran crisis europea aumenta y los Gobiernos pierden fe en la pervivencia de la UE, como si Francia y Alemania terminan admitiendo que los Gobiernos de España no son capaces, o no quieren, mantener la unidad de los españoles y su integridad territorial, se prepararán para sacar tajada de cara a una futura no UE. Ya sucedió con Yugoslavia, con la diferencia de que aún no pertenecía a la UE, y los alemanes sacaron muy buena tajada. ( Eslovenia, v.b., es considerada un nuevo Lander alemán). Una hispano Cataluña escindida tendría todas las papeletas para convertirse en un protectorado francés y a Francia puede no interesarle perder posiciones ahora. De hecho ya sucedió en los tiempos del aborrecible Pau Clarís en que el Reino galo de entonces maniobró perfectamente para quedarse el Rosellón para siempre.
Pero ese futuro contemplable también deja una UE imposible, aparte de balcanizar definitivamente toda la península, con otros ávidos de reparto.
Por lo expuesto, si la charlotada organizada de Perpiñán supone el principio de un cambio de actitud de Macron, Francia o Europa, se puede convertir en un hito de la Historia de Europa.
¡Que pena que en este momento España haya renunciado a tener un Ministerio de Exteriores!