Ante el inesperado evento causado por la pandemia Covid-19, todos los mercados sufrieron un shock exógeno repentino y sorpresivo. Ello causó una oleada generalizada de reembolsos y ventas en todos los activos, y muy especialmente en los de renta fija. El motivo fue la incertidumbre que provocó el coronavirus, ya que, al ser un evento totalmente nuevo y desconocido, no se podía cuantificar ni la duración ni el daño económico que iba a causar. Ante tan incierto panorama y su futura afectación, se optó por deshacer posiciones a cualquier precio y de forma indiscriminada, lo que provocó que el mercado de crédito quedase paralizado ante la falta de contraparte que ofreciera liquidez. Ello causó un repunte muy fuerte de los diferenciales de crédito, con la consiguiente caída en los precios de los bonos (especialmente corporativos) y su traslación se plasmó en bajadas acusadas en todos los fondos de renta fija.
Oportunidades de inversión en el mercado de renta fija
La gran corrección sufrida en los mercados de renta fija ha abierto un abanico de buenas oportunidades que pueden aprovecharse. El miedo y la volatilidad han llevado los spreads de crédito a niveles similares o incluso en algunos casos superiores a los de la gran crisis financiera del 2008. Este nivel de diferenciales de crédito está descontando tasas de default o impago cercanas al 10%, lo cual es un panorama apocalíptico que no se dio ni en los peores momentos tras la quiebra de Lehman Brothers.
Cabe tener cuenta que, a diferencia de ahora, esa crisis financiera fue provocada por severos desajustes y desequilibrios económicos y por una burbuja de crédito, apalancamiento y deuda que llevó a numerosos impagos y quiebras. El escenario actual no es comparable, ya que ahora la crisis viene provocada por un factor externo y temporal, y no por motivos de deterioro económico. Ello hace que muchos segmentos del crédito estén baratos y que ofrezcan un buen nivel de entrada a medio plazo, ya que cuando este shock exógeno haya desaparecido y el virus esté controlado, la economía ha de recuperar las tasas de actividad y crecimiento anteriores a tal evento en un plazo razonablemente rápido. De cumplirse este escenario, todos los activos de renta fija recuperarán, siendo la recuperación mayor en aquellos activos cíclicos que, por estar expuestos a sectores más castigados, habían sufrido y caído más: industriales, financieras, automóviles, turismo.
¿Cómo debe actuar el pequeño inversor?
Ante todo, el inversor ha de ser fiel a su perfil, y saber qué riesgo quiere y puede asumir. No es lo mismo invertir en activos de máxima categoría Investment Grade, respaldados por las calificaciones de las agencias de rating que avalan su solvencia con revisiones periódicas, que invertir en activos de menor cualificación crediticia, y que han dejado de ser Investment Grade, los denominados “fallen angels”, o activos High Yield. En este segmento, el riesgo asumido es mayor, ya que la solvencia y solidez de estas empresas es menor y, por tanto, al ser más arriesgada la inversión, se pueden obtener mayores rentabilidades, aunque lógicamente asumiendo más volatilidad, incertidumbre y, por ende, menor seguridad.
Con el entorno macroeconómico actual, no hace falta asumir mucho riesgo para obtener rentabilidades positivas. A modo de ejemplo, tenemos emisiones con un excelente rating de (A) que a menos de tres años vista nos ofrecen TIRES cercanas al 1%, cuando hace apenas tres meses esto era impensable, ya que estas mismas emisiones ofrecían rentabilidades negativas.
Otro factor importante son las ayudas aprobadas por los Bancos Centrales para combatir esta crisis, que se instrumentan a través de miles de millones de euros en compras de bonos soberanos y corporativos. Con ello se avala la solvencia de las empresas y se eliminan riesgos, ya que estas compras masivas actúan a modo de gran avalista para disipar dudas sobre los emisores y la economía, a la vez que estabilizan el mercado, lo proveen otra vez de liquidez y permiten a las empresas ganar el tiempo suficiente sin apuros financieros hasta que volvamos a la plena actividad económica pre Covid.
En definitiva, con los planes de ayuda y contingencia llevados a cabo por los Bancos Centrales, sabemos que, si compramos esos activos que ellos mismos están comprando, no nos equivocaremos, ya que estaremos en todo momento amparados y apoyados por una solvencia máxima como es la del Banco Central Europeo.