Hemos escrito alguna vez que cualquier persona que quiera dedicarse a la Política (con Mayúscula) en la España actual con honestidad y afán de servir al bien común, aunque de paso satisfaga su legítimo y humano ego conquistando el poder, debe inexcusablemente analizar y resolver una situación clara e insostenible: ¿Por qué el Reino de España es la Nación con peores resultados en los temas económicos/sociales claves, comparado con los otros países de Eurozona, UE, OCDE, etc…?. Podríamos hablar de Educación, (informe PISA), de Economía (el mayor descalabro del PIB), de Desempleo, (el mayor nivel de paro estructural permanentemente), de Productividad (regresión en el índice de capital humano del BM), etc… Evidentemente, la cuestión a resolver es tanto afrontar cada mal indicador per se, como entender por qué se dan todos a la vez, estando probablemente inter-relacionados. Esto último es importante porque indica sin atisbo de duda que existen problemas estructurales, sistémicos, de estructuras de Estado, además de otras razones o coyunturales o sectoriales.
Ahora hemos llegado al trágico batallón de los torpes en una faceta más: la Sanidad. Nuestra propagandística mejor sanidad del mundo ha quedado en eso: cifras records en contagios, muertes, etc.. por la pandemia. Por experiencia propia de largo tiempo sí he podido comprobar (y aprovecharme de ello) que los médicos en España son excelentes y no digamos el cuerpo de enfermería, de fama mundial, sobre todo en las grandes urbes. Pero eso no conforma un sistema sanitario que requiere organización, financiación, programación, gestión, adaptación dinámica etc… De hecho si algo ha probado esta maldita COVID es que en España NO hay un sistema Nacional de Salud. Si acaso 17 sistemillas mal avenidos. ¿Se puede permitir la salud de los españoles esta situación? Evidentemente no, como ha demostrado la pandemia. Un sistema demuestra su eficacia precisamente en situaciones de crisis.
Para comprender por qué también suspendemos mortal y escandalosamente en el frente de la pandemia, nos están echando una mano organismos internacionales, diplomáticamente, y revistas internacionales prestigiosas (The Economist, por ejemplo) con menos suavidad. Para llegar a una conclusión evidente que sufrimos de largo en nuestras carnes: nuestros políticos con puestos de Gobierno son un genuino e internacional desastre. Todos los Partidos contemplados, todos los niveles de Gobierno mezclados, no se salva nadie, son una catástrofe. Señalemos algunas de las actuaciones “erróneas”: 1/ incapacidad de establecer un indispensable mando único frente a pandemia global. 2/ Dejación dolosa de funciones y responsabilidades por parte del Gobierno Central descargando la gestión de un problema global en regiones desiguales y de posibilidades limitadas. 3/ Conversión de un grave problema transversal en una contienda politiquera y partidista. 4/ Lamentable falta de información rigurosa y de creación de clima mental a la altura del gravísimo ataque que sufre la ciudadanía (ejemplaridad). 5/ Falta total de previsión, actitud proactiva y gestión científica ante la segunda ola. Y como hemos dicho, por parte de todos los que están.
Hay mucha más deshonestidad e incompetencia, pero con esto ya basta para decir: disfruten lo votado. En democracia somos los votantes los responsables. O la mayoría…
Si (
No(
