El 10 de marzo, hace apenas cinco días, el PSOE y Ciudadanos presentaron una moción de censura contra el presidente, del PP, de la Comunidad de Murcia. La firme reacción de Ayuso arrastró al dubitativo Casado, se disolvió la Asamblea de Madrid, y se convocaron elecciones en esa Comunidad para el 4 de mayo. Por otra parte, la oposición de tres diputados de Ciudadanos en la Comunidad de Murcia, parece que va a hacer fracasar la moción de censura, si bien el PP va a perder la Alcaldía de Murcia. Ciudadanos se encuentra de pleno en el ojo del huracán. Fran Hervías ha sido fichado para el PP por Teodoro García Egea y el valiente Toni Cantó ha dimitido de la ejecutiva del partido y de su puesto como diputado autonómico por Valencia. La cosa parece que no ha hecho más que empezar mientras que Inés Arrimadas se aferra a la presidencia del partido con una firmeza que hubiera sido muy de alabar para otras cosas de mayor transcendencia y en otros momentos.
Ante esta situación los analistas políticos tienen mucho de que hablar si bien, en la mayor parte de los casos, parece que se limitan a hacer valoraciones tipo Juego de Tronos. Algunos de ellos inclusive han indicado que Ciudadanos se merece una “muerte digna”, centrándose en buscar palabras bonitas, pero de escaso contenido. La realidad es que Ciudadanos nació el día en que su líder Albert Rivera tuvo la osadía de hacer campaña en pelotas para atraer la atención de los ciudadanos catalanes, presentándose sin tapujos, nunca mejor dicho, como españolista catalán. De ahí llegó al éxito al decidir extrapolar la acción de su partido a nivel nacional. Pareció entonces que, por fin, un partido cogía, sin dudas, la bandera de la unidad de España. Y muchos le votamos e incluso nos afiliamos porque ese es un tema estratégico para España. No en vano nuestra Constitución, como dice su articulo 2, “se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española”, lo que viene a decir que el día en que se rompa España, la vigente Constitución, en su totalidad fracasará y habrá que repensársela de nuevo desde sus orígenes.
Ese fue el eje de Ciudadanos, pero los tacticismos, lo políticamente correcto, empezó pronto a ser prioritario y ante el desafío independentista, el barco empezó a mostrar que su motor daba para poco recorrido. En septiembre de 2017 Ciudadanos “desaconsejaba a Rajoy el uso del 155”. Poco después cuando Rajoy, que tenía mayoría absoluta en el Senado, promovió su aprobación buscando un amplio consenso, Ciudadanos le dio su apoyo a cambio de convocar elecciones inmediatas en Cataluña, mientras que el PSOE se lo daba a condición de que no tomara el control de la TV3 catalana, fábrica de constante propaganda contra España y a favor del independentismo. Ciudadanos prefirió unas elecciones que le darían y le dieron presencia en Cataluña, fue el partido que tuvo más escaños, aunque insuficientes para lograr la presidencia de la Generalitat. Con su actuación Ciudadanos desactivó el torpedo que el 155, ayudado por un Rajoy que demostró carecer de visión de Estado. (Amigo Mariano, recuerda el articulo 2 de la Constitución). Ya para ese entonces algunos habíamos captado que Ciudadanos era un bluf y nos habíamos dado de baja en el partido.
Ciudadanos siguió a lo suyo, a Juego de Tronos, y en las elecciones españolas de abril de 2019, recogió sus frutos, 57 diputados, que junto con los 123 de Sánchez hubiesen permitido un fuerte gobierno (180 escaños) de coalición con el PSOE de Sánchez. Pero Albert, no lo quiso y siguió jugando a ver si desplazaba al PP y lo sustituía como partido de centro derecha. Nada que objetar a ello salvo que lo hacía, no por claridad ideológica y firmeza política, sino basado en meros juegos de imagen. Su lucha contra el independentismo y a favor del españolismo había empezado a hacer aguas en septiembre de 2017 y continuó por ese camino. Al igual que en Juego de Tronos, creyó lo importante era buscarse un nuevo enemigo y lo encontró en VOX, al cual, con la inestimable ayuda, aunque un poco forzada, del PP, puso un cordón sanitario, negándole el pan y la sal y por supuesto con un desprecio total. Con este no me junto, pero eso sí, sin explicar la razón de esa marginación. Pero el pueblo español había desbancado al PSOE en Andalucía, mediante la suma de PP y Ciudadanos, con el apoyo del generoso, pero marginado, VOX y lo mismo sucedió en Murcia y Madrid. Ciudadanos sustituyó al dimitido Albert Rivera, por una briosa lideresa que había tenido algunas intervenciones brillantes en Cataluña, aunque nada del otro mundo desde el punto de vista ideológico.
Inés Arrimadas se vino a Madrid. Se enfrió y se alejó aún más de los orígenes ideológicos del independentismo y siguió dale que te pego contra VOX, lo que dio lugar al batacazo de las elecciones autonómicas de Cataluña en las que VOX ha superado a la suma de los resultados del PP y Ciudadanos. Finalmente, ya en plan de mala perversa, se ha aliado con Sánchez contra el PP en Murcia. Tras ese follón no se ha atrevido a dimitir, no ha seguido el ejemplo que le dio Albert Rivera. Tiene a Ciudadanos al borde de la desaparición. ¿Merece ese partido una muerte digna? Su carencia de visión de Estado perjudicó el 155 de Rajoy. Tampoco supo tomar un papel segundón, controlando desde la derecha, a Sanchez en un gobierno de coalición. Ha pretendido marginar al partido que tiene la política más clara y práctica sobre la unidad de España. Señores y señoras de Ciudadanos, amigos y militantes y ex militantes, pidan Uds. perdón porque le han fallado a España. Voten o únanse al partido que tenga las cosas más claras, en particular sobre la unidad de España, que fue el fundamento y propósito central del nacimiento de Ciudadanos.