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El despotismo desilustrado

· Por Miguel Córdoba, economista

viernes 04 de abril de 2025, 09:27h
El despotismo desilustrado
Hace 20 años se le sugirió al entonces recién nombrado presidente José Luis Rodríguez Zapatero que invirtiera “dos tardes” en aprender Economía, que era algo muy “sencillo”. Como se pudo comprobar después, no las tomó y pasó que lo pasó. Pues bien, algo parecido debe estar ocurriendo en Estados Unidos en estos momentos. Hace un mes éramos testigos de la presión de Donald Trump a Zelenski para que firmara un contrato por el que cedía la explotación de buena parte de las “tierras raras” de Ucrania a los Estados Unidos como pago por la ayuda de este país en el conflicto que mantiene con Rusia.

Pero es que resulta que Ucrania no tiene tierras raras. Resulta sorprendente que los “asesores” del Sr. Trump no tengan una mínima idea de Geología, cuando los informes de las consultoras de su propio país en minería así lo afirman, tal y como podemos ver en el siguiente cuadro:

En el cuadro anterior podemos ver que no figura Ucrania para nada y sí Groenlandia, que le permitiría a Trump casi duplicar sus escasas reservas de tierras raras en comparación con China o Brasil que son los países que tienen las grandes reservas de escandio, itrio y los quince lantánidos que tienen ese apelativo común de “tierras raras” y que efectivamente son básicos para las baterías de coches eléctricos, la medicina nuclear, la tecnología láser y demás. Ucrania es un país con una gran riqueza en minerales, como el cobalto, el litio, el titanio o el manganeso, todos muy útiles, pero que no tienen que ver nada con las tierras raras.

Pero, hete ahí, que el Sr. Trump no tiene bastante con quedar retratado por este tema ante los medios internacionales y, en el día de hoy (cautivo y desarmado el mundo mundial, que diría Franco) Estados Unidos consigue liberarse de la comunidad internacional imponiendo aranceles urbi et orbi, con lo que, a partir de ahora, se convertirá en el “superlíder económico mundial” (dice él).

Cuando uno analiza la fórmula de imposición de aranceles, se da cuenta de que se trata prácticamente de una simple regla de tres y que, además, no se ha hecho el oportuno análisis cualitativo, puesto que ha impuesto aranceles hasta a dos islas deshabitadas, en las que sólo hay pingüinos (islas Heard y McDonald en el Océano Pacífico). Me gustaría ver a los marines deteniendo pingüinos, requisándoles sus huevos y a los que no pagaran (puede haber pingüinos estériles) enviándoles a las cárceles de Bukele. En fin, todo esto resulta esperpéntico.

Ya hablando en serio, esta contra globalización que está protagonizando Donald Trump es una aberración económica de primer calibre, que sólo va a traer inflación, paro y malestar social, y sobre todo a los estadounidenses. Esa supremacía de la que hace gala este inmigrante de segunda generación (su abuelo era bávaro y emigró a Estados Unidos en 1885) puede que le sirva dentro de su país, y especialmente a sus votantes del Medio Oeste y del Sur, que no constituyen precisamente la “crema de la intelectualidad” que diría el maestro Lara, pero desde Europa lo vemos de forma muy diferente.

Estados Unidos representa sólo el 4,2% de la población mundial y tanto el PIB de Europa como el de China están muy próximos al de este país, cuyas multinacionales viven de la mano de obra barata de Asia Pacífico y de los bajos impuestos de sus filiales radicadas en países como Irlanda. Basta con que se impongan aranceles a Estados Unidos por parte de todos los países para que este país se encuentre aislado, con una fuerte inflación de precios y con una posible escasez de aprovisionamiento (lo acabamos de ver con la crisis de los huevos de gallina), lo cual generará desempleo y una más que posible recesión que, salvo un oportuno impeachment, podría transformarse en depresión.

Sinceramente, no le doy más de seis meses a una persona que ya está preparándose para un tercer mandato (que es inconstitucional) cuando tuviera 83 años y que ya tuvo un papel bastante turbio en el asalto al Congreso del año 2020 cuando quería que se le eligiera presidente aun habiendo perdido las elecciones. Siempre he admirado la democracia estadounidense, la primera de las modernas democracias representativas y en la que todas las demás se han mirado y cuando veo lo que está haciendo el Sr. Trump sinceramente siento vergüenza ajena.

Estoy convencido de que Thomas Jefferson, autor de la Constitución norteamericana de 1776 y tercer presidente de Estados Unidos, estará revolviéndose en su tumba ante los desatinos de alguien a quien se puede calificar de muchas maneras, pero difícilmente como “demócrata”.

El despotismo desilustrado
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