Me atrevería a decir que la verdadera democratización de la economía digital está llegando, precisamente, de su mano. Sin embargo, su adopción está siendo inicialmente lenta por, en algunos casos, falta de transparencia, largos tiempos de transacción, altos costes y un acceso limitado. Cada vez hay más iniciativas para que esto cambie, y la clave de su despegue está en su relación con las finanzas descentralizadas (DeFi) y su habilitación para dispositivos móviles, lo que permite a los usuarios enviar y recibir dinero casi instantáneamente desde un teléfono -sin necesidad de cuenta bancaria- y por una tarifa insignificante.
Es en países con infraestructura financiera limitada, donde es difícil abrir una cuenta bancaria o solicitar un crédito, donde su llegada puede suponer una verdadera diferencia y ofrecer a los usuarios toda una nueva generación de productos financieros alternativos que tradicionalmente solo estaban disponibles a través de un banco. Pero no solo allí, veamos algunos de los usos más claros de las stablecoins gracias a los que, estamos seguros, se consolidará su uso en un futuro no muy lejano:
Transacciones: Con un blockchain pensado para móviles como el de la Alianza Celo, las transacciones en moneda estable pueden realizarse de manera rápida (alrededor de 5 segundos) y segura. Utilizando, además, una billetera cripto móvil como Valora, con la que los usuarios pueden enviar pagos directamente a números de teléfono de forma tan sencilla como mandar un mensaje de texto. En estos casos el coste por transacción es insignificante y se puede pagar también en activos estables, lo que significa que los usuarios que envían o reciben este tipo de saldo no necesitan contar con fondos adicionales para costear las transacciones.
Pagos en comercios: Del mismo modo, habilitar los pagos con stablecoins resulta una alternativa más económica y rápida para los retailers que otras soluciones de pago: si las infraestructuras tradicionales suelen cobrar una tarifa fija más un porcentaje adicional sobre cada transacción, el intercambio en moneda estable a través de blockchain solo les costará el equivalente a una fracción de un céntimo de euro, independientemente del valor. Además, al eliminar el intermediario (proveedor de pago) se evitan también puntos de fallo. Solo el comprador y el vendedor. Ya hay algunos casos en que este modelo funciona con éxito: el proveedor singapurense MugglePay fue uno de los primeros en adoptar las monedas estables, pero hay muchos más: Deutsche Telekom, el navegador Opera o PayU, que atiende a 450 000 comerciantes en América Latina, África y el sudeste asiático, se han unido recientemente a la Alianza Celo para promover este tipo de pagos.
Transferencias: De nuevo, una manera asequible y barata de enviar dinero directamente a través de las fronteras sin un intermediario y sin necesidad de una cuenta bancaria, lo que en muchos lugares del mundo no es baladí. Por ejemplo, gracias a proyectos como Kotani Pay, los usuarios pueden enviar y recibir dinero, y solicitar préstamos desde los dispositivos móviles más básicos que poseen aproximadamente el 60% del mercado africano.
Donaciones: Las monedas estables permiten una distribución dirigida, rápida y rentable de ayuda humanitaria y ambiental. En junio de 2020, la Grameen Foundation, una organización sin fines de lucro, lanzó un proyecto para enviar ayuda de emergencia en efectivo a mujeres empresarias en Filipinas. La entrega de bienes físicos fue un desafío dadas las medidas para combatir la pandemia de covid, por lo que la fundación utilizó monedas estables en blockchain para enviar ayuda a los necesitados, que a su vez pudieron gastar este dinero a través de un micrositio personalizado que vendía comestibles y artículos de primera necesidad. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, Mercy Corps y CARE también han anunciado proyectos de este tipo.
Cobro de salarios: El mundo está cambiando gradualmente hacia una economía colaborativa, especialmente en los países en desarrollo que, en muchas ocasiones, tienen un mercado laboral informal. Las mejoras en conectividad están creando muchas oportunidades de trabajo, sin embargo, suelen ser pequeñas colaboraciones puntuales y, por tanto, también los salarios lo son, de forma que las monedas estables, sin intermediarios y con un coste mínimo por transacción, son perfectas para ello. Con solo un teléfono móvil el usuario puede disponer de su dinero de manera eficiente e inmediata.
Ahorro: La hiperinflación sigue siendo una preocupación real para millones de personas, con tasas que superan los miles de puntos porcentuales en algunos países. Al convertir la moneda local en una moneda estable ligada al euro o al dólar, los usuarios protegen sus ingresos y ahorros del riesgo de hiperinflación que puede erosionar rápidamente el valor de ciertas monedas fiduciarias. En Zimbabue, por ejemplo, los precios están aumentando aproximadamente un 100% este año; mientras que en Argentina se enfrentan a unas tasas de inflación actuales de entre el 40% y el 50%. Pero no solo allí, incluso en países con baja inflación, como la UE y EE.UU., las monedas estables pueden ayudar a prevenir la erosión de los ahorros.
Préstamos: En plataformas como Moola Market, los usuarios pueden prestar monedas estables y ganar o pedir prestadas monedas estables. Las ganancias dependen de la demanda de un activo: aumentan cuando la demanda crece y disminuyen cuando se reduce.
Como vemos, los usos son múltiples y convenientes. Y para que conste, muchas arquitecturas de este tipo son también respetuosas con el medioambiente (algo de lo que muchas veces se acusa a las grandes infraestructuras de blockchain) gracias al modelo proof-of-stake, que consume mucha menos energía que el habitual proof-of-work (el habitual de bitcoin).
La economía del futuro es una economía digital y, esperamos, estable.